Habían cosas de él que no conocía y lo acababa de saber.
Él me trasmitía confianza al igual que yo a él, por lo que me daba a entender.
—¿Que te parece si todos nos vamos a mi casa y preparamos unas barbacoas? —Preguntó apoyando sus brazos encima de la mesa y me observó.
Hice el mismo gesto que él y nos quedamos mirándonos.
—A mí me parece una idea estupenda, así podría gorronear tú piscina y tú comida, al igual que tú me haces a mi, mejor dicho a nosotros —Respondí en el mismo tono que él y enfaticé la palabra tú.
—Me gusta tu forma de ser, eres buena —Sonrió y me dio un toque en la nariz con su dedo índice.
Sonreí por ese insignificante gesto que hizo que me sintiera rara.
Vi que Andrés se iba acercando peligrosamente a mi, su mano se alzó hasta llegar a mis mejillas, el dorso de ésta empezó a deslizarse por todo mi rostro haciendo que mi corazón empezará a saltar en mi pecho como si se fuera a salir de este, intenté relajarme para no tener problemas, así que cerré los ojos y dejé que siguiera con lo que estaba haciendo, me sentía bien y mis bellos se estaban poniendo de punta, me estaba erizando.
Abrí los ojos y vi que estaba muy cerca, pasé la lengua por mis labios por que se me habían secado de tanto hiperventilar por los nervios.
Poco a poco se fue acercando hasta que sus labios rozaron los míos. El primer contacto me dejó en shock. Lo miré con asombro y al darse cuenta de mi gesto me miró preocupado.
—Lo siento, no quería...Esto —Empezó a hablar.
—Puse la mano delante de sus ojos —Tranquilo, no es, no es... —Me calle por que si seguía hablando seguro que saldrian cosas incoherentes de mi boca. Mi cerebro estaba en no sé dónde.
Me levanté de la silla y me puse a andar nerviosa por la casa, simplemente hacía tiempo que no tenía un contacto así, que no sentía cosas en el estómago. No sé si me estaba empezando a gustar o solo es por la forma que tenía de tratarme. Me sentía bien.
—Maize, yo me voy —Se levantó de la silla.
Antes de que pudiera seguir caminando en dirección a la puerta le agarré del brazo. Se giró hacia mí y me miró.
—Puedes quedarte si quieres —Sonreí.
Nos quedamos en silencio por unos escasos segundos que parecieron horas. Ninguno de los dos tenía ganas de hablar.
En mis labios aún seguía sintiendo el cosquilleo del pico de antes.
Me mordí el labio nerviosa y éste lo quito.
Respiré hondo para relajar mi sistema nervioso, cada vez que hacía ese gesto de acariciarme por mi espina dorsal recorría una corriente eléctrica.
—Creo que deberías llamar a ellos para decirle lo de la barbacoa —Interrumpí el silencio, se estaba haciendo demasiado incómodo.
—Si, voy a llamar —Respondió cogiendo el teléfono que estaba encima de la mesa y se fue hacia fuera para hablar.
«Dios» Pensé.
Mi teléfono sonó y comencé a buscarlo, no tenía ni idea dónde lo había puesto. Subí trotando las escaleras hacia mi cuarto y allí estaba sobre la cama descansando. Al llegar no lo pillé a tiempo, pues se había colgado, así que tuve que volver a llamar pero me salía comunicando, así que esperé para que me volviera a llamar y así lo hice.
Me tumbé en la cama y descolgué el teléfono.
—¿Sí?
—Hola Maize, soy Kayla. —Dijo la voz detrás de la línea.
—Hola Kay, ¿Que querías?
—Tengo que decirte una cosa, pero debería hacerlo en persona, esto es muy complicado para decirlo por aquí.
—¿Me vas a dar un sobrino? —Dije contenta.
—No seas burra mujer —Rió —Eso aún no, solo es un favor que te pido.
—Bueno, como seguro sabrás por qué Andrés llamó a mi hermano para la barbacoa, y como tú estás con él lo habrás oído. Allí hablamos.
—Si, ¿Y tú cómo sabes lo de Andrés?
—Ya te contaré.
Colgué para que no siguiera con las preguntas que le gustaba hacer.
Bajé las escaleras y allí estaba él, había terminado de hablar.
—Ya está, ésta noche la hacemos, pero ahora tenemos que ir a comprar las cosas, tú y yo compraremos la carne y después nos vamos a mi casa para prepararlo ¿Te parece?
—Esta bien, pero tengo que cambiarme.
Subí a mi cuarto otra vez, para vestirme, me puse encima del bikini un vestido de verano, unas sandalias. Bajé.
Andrés y yo nos montamos en su coche que al parecer ya salió del taller y nos dirigimos al super más cercano.
*****
Lo teníamos todo preparado, solo faltaba que vinieran ellos para hacer la carne si no se enfriaria y estaría mala.
Estaba sentada en la hamaca y la casa de él era parecida a la mía, solo que esta era más grande.
El castaño se sentó en la hamaca de a lado pero se le rompió y cayó al suelo.
Me reí tanto hasta que la tripa no dejaba de dolerme.
—Al menos el césped es más cómodo que la hamaca —Dijo tirado en el suelo.
—Anda ven aqui, no podemos tumbarnos pero puedo hacerte un sitio y nos sentamos los dos, a esperar que vengan.
Se levantó del suelo y fue hacia donde estaba sentándose a mi lado.
—Ahora estoy mejor.
Sonreí.
Al cabo de unas horas llegaron, así que Andrés se levantó para recibirlos. Missis y Kayla iban agarrados riéndose de algo suyo, después entraron Nacho y Luis haciendo los tontos y por último Martín que fue quien cerró la puerta.
salieron al jardín y me levanté de la hamaca para saludarlos. Cuando llegué a mi hermano me abrazó.
—¿estás mejor?
asentí dándole toquecitos en la espalda.
También abracé a Kayla y nos fuimos a preparar la carne.
Al estar todo preparado nos pusimos a servir los platos y demás. Comenzamos a cenar.
Como siempre los chicos soltaban disparates que hacían que todos los presentes reventaran en una carcajada sonora.
Estábamos pasando una noche agradables como todas las que pasaba junto a ellos, seguro cuando vuelva a mi vida normal echaré de menos todas estas noches.
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Ayúdame a olvidar (COMPLETA)
RandomDecidí irme con mi hermano mayor a la casa de la playa, para así olvidar todo lo que un día me hizo mal, para apartar aquellos turbios recuerdos que se reproducen una y otra vez. Al cerrar los ojos; el infierno de ese momento se repite. Así que po...