Capítulo 23

279 29 2
                                    

—¿Por que huiste cuando te dije lo del bebé? ¿No quieres tener uno conmigo? —Dijo Andrés conmigo en brazos.

—Claro que quiero, pero no ahora, y huí por que te estabas poniendo pegajoso y no quería que ahí en medio hiciéramos un hijo —Reí.

Éste me bajó posicionándome delante de él, mirándonos a los ojos y siendo los únicos que habían allí. Aunque hubiera más gente me sentía como si fueramos uno contra la adversidad.

Me encantaba verme reflejada en sus ojos.

—¿Entonces huiste por que no querías que sobre pasará los límites que el momento nos estaba regalando? —Preguntó como si fuera el problema más complicado y tuviera que resolverlo.

Asentí.

—Bien, ¿Entonces si te quiero besar o abraza aquí y ahora no puedo por qué la señorita no quieres que pase nada mas?

Me gustaba el juego que estaba causando, parecía un detective privado cogiendo datos de alguien que ha cometido un crimen.

—Si quieres besarme o abrazarme estás en tu derecho de hacerlo, en ningún momento voy a insistir para que pares. Pero lo único que quiero es que cuando hagas lo que tengas que hacer uses protección.—Al decir eso la cara del moreno se transformó en sorpresa. Me acerqué a él y le susurré al oído —De momento no quiero tener un bebé por que quiero disfrutar al máximo todo; Quiero disfrutar las cenas, comidas, noches que pasemos juntos y el sexo —Lo último lo dije más cerca de su oído para que solo lo escuchará el. Aunque al susurrarle solo lo oiría él.

Cuando me retiré un poco Andrés me agarró de la cintura pegándome a él, podía sentir su respiración chocando con mi mejilla y haciendo que algunos mechones de mi pelo se movieran. No quería ponerme melosa por que nadie de los presentes le interesaba lo que pasaba entre ambos.

Rozó su nariz con la mía sonriendo levemente y yo imité su gesto. Poco a poco nos fuimos acercando hasta rozar nuestros labios y empezar un beso furtivo, un beso lleno de sentimiento, de pasión, un beso mágico para mí.

Nos separamos y nos miramos sonrientes. Posicionó su frente con la mía y cerré los ojos. Sí esto era un sueño no quería despertar nunca.

—Voy a hacer que disfrutes del sexo como nunca —Dijo susurrando cerca de mis labios por lo que un cosquilleo por toda mi espina dorsal subió haciendo que se me erizara el vello de la nuca.

—Pero todo a su tiempo querido.

Éste me abrazó contra su pecho y apoyé mi cabeza. El ritmo cardíaco de su corazón estaba algo descontrolado así que opté por acariciarle la espalda y así relajarle. No quería que le pasará nada y menos aquí. Besó mi frente.

—Si, mi corazón se acelera solo contigo.

—Entonces es un sentimiento recíproco.

Nuestro momento se vio interrumpido por un grupo de cinco personas, las cuales no paraban de decir cosas a nuestro alrededor.

Rodeé los ojos y los ignoré.

Me daba igual que nos vieran así, estábamos manifestando nuestro amor. Y no tenía nada que esconder por que la semana pasada decidimos contarlo por si algún día nos pillaban ya que Andrés no era para nada discreto. Me echaba miradas llenas de deseo y encuanto nadie nos veía por que se iban fuera o simplemente me decía que le ayudará a poner la mesa me agarraba y besaba desprevenida, cosa que me gustaba cometer ese riesgo.

Me aparté de Andrés. Ellos se estaban poniendo muy  pesados y me estaban agobiando demasiado. Así que opté por irme con Kayla. Que aún no se le notaba la barriga porque estaba de una semana.

—¿Cómo lo llevas? —Pregunté señalándole la barriga.

—Bueno, no es que lo lleve muy bien, en cuanto huelo alguna comida me da una angustia que tengo que ir al baño corriendo. Tampoco paro de comer y me dan unos antojos de chocolate... Pero menos mal que ahí está Miss y cuando tengo ganas de chocolate sea la hora que sea me compra algo con eso. —Sonrió ilusionada.

—Bueno eso serán los primeros meses y tal, pero después lo mismo no te pasa eso.

—Puede ser. ¿Sabes? Tengo ganas de que pasen tres meses para poder verlo y saber que está bien.

—Solo debes de esperar, la espera merecerá la pena.

Nos sentamos en las toallas y nos pusimos a observar a los cinco individuos que se encontraban allí, eran como niños grandes. La verdad que me sentia feliz de haber aceptado la propuesta de Andrés de ayudarme a olvidar y devolverme la sonrisa que un día me quitaron, en pensar que hay vida después de la muerte y lo que estoy viviendo aquí y ahora era la mejor decisión que había tomado.

El moreno me miró y me sonrío a lo que le devolví la sonrisa, me hizo un gesto para que me metiera con él y se lo negué. Y pude leer en sus labios un simple: "Te echo de menos". "Y yo" Le respondí de la misma forma.

—¿y tú? Cómo lo llevas —Me hizo un ademán con la barbilla señalándome a Andrés.

—Es la mejor decisión que he tomado. Aún no somos novios solo estamos en periodo de prueba como aquel que dice, pero es tan sumamente dulce conmigo que cuando estoy con él me hace olvidar lo que un día me hizo mal.

—Me alegro, mereces sonreír y ser feliz, no podías estar atada a ese chico que hace dos años perdiste, por que él se fue y tú sigues aquí viviendo con el sufrimiento —Respondió.

—Lo sé, pero tenía miedo a lo desconocido, miedo a que me saliera en los sueños diciéndome que fui yo quien le puso los cuernos y lo había olvidado. Sé que lo último suena a tontería o paranoia, pero es un miedo que tenía —Me avergoncé al comentarle uno de mis miedos respecto a después de la muerte de Héctor.

—Eso solo pasa en las películas —Rio.

Nos quitamos la ropa y nos metimos al agua, pues el sol estaba pegando demasiado y nos  estábamos tostando poco a poco.

En cuanto entramos empezó un bombardeo de agua hacia nosotras por lo que me di la vuelta para que no me cayera en los ojos si no me escocerian.

Ayúdame a olvidar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora