—Maize, puede que Andrés te ayude a olvidar —Dijo Kayla dándome un toquecito en la espalda. Miré por encima de mi hombro y le sonreí.
—No lo sé —Me mordí el labio.
—Solo tienes que intentarlo.
—Pero Kay, Andrés no me gusta, solo se comporta bien conmigo.
—Rió. —Bueno, por ahora o eso es lo que tú crees que el no te gusta, pero la única que sabe la respuesta verdadera eres tú, o sea simplemente sabes lo que ese chico te hace sentir, pero no te dejas llevar por el mero hecho de que aún estás dolida, demasiado diría yo. —Respondió obvia.
Los consejos que me daba era verídicos. Era cierto que cuando estaba con él sentía cosas en la barriga pero después me hacia a la idea de que no podía ser, que seguro si empezaba algo con alguien volvería a pasar lo mismo. Tenía muy mala suerte.
Nos levantamos de aquella roca encaminandonos a no sé dónde ya qué me dijo que me invitaría. Al menos pasaría un día entero con ella sin que un ser me la quitara. Era la única chica y ambas teníamos que juntarnos así no estaríamos solas con todos los chicos. Pero claro mi querido hermano se la lleva, algo obvio ya que es su novia. Así que esperaba que no me la arrebatara, por lo menos hoy que la necesitaba.
Llegamos a un puesto de helados y nos sentamos en la terraza que había fuera, era como un chiringuito.
Nos pedimos unos granizados.
Eran las cinco de la tarde y nos apetecía algo fresco para tomar. Menos mal que ella se anticipó y trajo unos bocadillos para las sesiones por que sabía lo que tardariamos. Ella tenía práctica en esos temas.
Nos trajeron los granizados. A mi uno de fresa y ella optó por uno de limón. Jugué con la pajilla hasta que el hielo estaba más bien picado y mezclado con el líquido para poder tomarlo. Rodeé mis labios a la altura de esta y sorbí. Tenía un sabor dulce.
A Kayla la llamaron por teléfono y lo cogió al segundo de sonar, seguro sería mi hermano. Puse los ojos en blanco y seguí picando el hielo del granizado.
Se pasó un rato hablando y me estaba aburriendo. Hasta que colgó y me miró sonriente.
—Mi hermano ¿Cierto? —Dije cuando colgó el teléfono y lo depositó encima de la mesa con la pantalla hacia abajo.
Asintió añadiendo.
—Tienen una noticia que darnos.
—¿Cual es?
—Aún no ha querido darme ninguna pista... —Suspiró.
—¿Donde y cuando nos la va a dar?
—En casa de Andrés. Ahora —Respondió llamando al camarero para pagar los granizados y después levantándose cogiendo todo lo de la sesión para irnos.
Imité su gesto y nos fuimos.
Caminamos por un largo tiempo. Duramos cerca de una hora hasta que llegamos a la casa de los hermanos Ceballos.
Llamamos al timbre y un pelilargo muy feliz nos abrió la puerta con una sonrisa de oreja a oreja. Fíjate si era máxima su felicidad que después de abrazar a Kayla me abrazó a mi levantándome dos palmos del suelo y dando vueltas conmigo. Era todo muy extraño.
—Vaya, que felicidad —Dije cuando estaba ya en suelo firme.
—Pasad, pasad, no quedaros en la puerta —Dijo haciendo un amago con la mano.
Cuando entramos todos se encontraban sentados en el sofá mirándonos como si fuéramos la sexta maravilla del mundo, como si fuéramos una obra de arte que estábamos expuesta.
Los miré con miedo, esa felicidad hacia que parecieran psicópatas que en un momento nos darían un susto de muerte o simplemente nos matarían.
—Vale, este gesto ya me está dando miedo —Dijo Kayla señalandolos y yo asentí a favor de lo que había dicho.
—Por favor señoritas, coged asiento —Dijo Luis señalandonos el sofá.
Nos sentamos a la vez y nos miramos expectantes ante aquellos ojos que nos miraban.
—Soltarlo ya —Dije.
—Esta bien, Andrés, los honores —Dijo Missis dándole la palabra al ojiazules.
—Bueno, ¿Os acordáis de la fiesta en la que cantamos con el micrófono abierto? —Empezó.
Asentimos.
—Bien, pues entre el público había un organizador de eventos, no sé cómo pilló mi número, me ha llamado hoy para decirme que mi grupo y yo estamos contratados para hacer eventos que él lleva. —Continuó feliz frotándose las manos.
Me quedé parada, en shock no sabía cómo reaccionar, el sueño de mi hermano se estaba haciendo realidad.
—¡Pero eso es fantástico! —Dijo Kayla alzando la voz.
—No es que vayamos a grabar un disco hoy mismo, pero al menos con esto nos abrimos puertas —Aportó Luis.
—Para celebrarlo, esta noche, bueno más bien dentro de unas horas fiesta loca en mi casa —Dijeron Martín y Andrés al unísono.
*****
Ya eran las nueve y me dirigía junto a Kayla y Missis a la casa de los hermanos para celebrar esa increíble noche.
Hoy desfasaria como nunca antes he desfasado, me pondría de alcohol hasta que mis sistema no pudiera más. Bebería hasta reventar para olvidar todo y disfrutar. Dejaría de ser una mojigata, por lo menos hoy. Esta es mi noche.
Entramos y tenían la música a toda pastilla, la barbacoa estaba chispeante y el olor a carne a la brasa se hacia presente. Encima de la encimera había botellas de algunos licores todos juntos, así que los que traíamos en las bolsas los pusimos junto a estos.
Pasamos al jardín y empezamos a cenar, ayer ya lo hicimos por gusto pero hoy teníamos algo que celebrar y era la oportunidad que le estaban brindando, la oportunidad de cumplir sus sueños y hacer todo lo que se propusieran por que sinceramente son buenos. Sí lo hubiera sabido antes seguro hubiese hablado con mi jefe para que los escucharán, pero al saber que era mi hermano podría pensar que lo metería por enchufe.
«Aunque cuando acaben mis vacaciones le tiraré indirectas para que lo viera y les de otra oportunidad» pensé.
Comimos hasta reventar, bebimos igual, bailamos, reimos e hicimos un brindis por ellos, por todo lo bueno que esto traería.
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Ayúdame a olvidar (COMPLETA)
RandomDecidí irme con mi hermano mayor a la casa de la playa, para así olvidar todo lo que un día me hizo mal, para apartar aquellos turbios recuerdos que se reproducen una y otra vez. Al cerrar los ojos; el infierno de ese momento se repite. Así que po...