Capítulo 7

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Terminé de hacer algunos pasos y me tomé un tiempo para descansar, por suerte no había perdido práctica desde los dieciocho años.

Suspiré y calenté las puntas ya que son las que más se cargan.

Fui a la roca donde había dejado mis cosas, no estaba muy lejos de dónde ensayaba.
Me senté, subí la pierna a la roca para poder desatarme la zapatilla, cuando ya estaba desatada me puse mi chancla, hice lo mismo con la otra pierna.

—Que sorpresa —Dijo una voz ya conocida para mí a mis espalda.

Me giré y me encontré con los ojos azules de Andrés.

—¿Por qué? —Pregunté observándole.

—No sabía que bailabas.

—¿Me viste bailar?

—Asintió —Lo vi todo desde que te pusiste a calentar.

—¿Ahora me espías?

—No.

Se acercó hacia el otro lado de la roca enfrente de mi y en un ágil movimiento se sentó a mi lado.

Lo miré.

—No te voy a hacer nada, solo que vine a la playa como todas las mañana. Vi bailando a una chica, la verdad que bailaba muy bien, así que me acerqué a ver quién era y te vi. —Dijo encogiéndose de hombros.

—Gracias por el halago indirecto —Reí.

—¿Quien dice que te eché el halago a ti? Solo dije que me acerqué a ver a esa persona que bailaba bien —Rió.

Le di un codazo flojo y este hizo un gesto de dolor.

—Bueno pues no es un halago indirecto —Negué con la cabeza.

—Ahora que hace sol, ¿Te apetece que nos demos un baño? —Me observó.

—Como apetecerme me apetece pero... no tengo toalla —Dije algo apenada por ser tan tonta de no haberme traído una toalla al menos para secar el sudor. Aunque mucho no sudé.

—Hace sol, te secarás —Dijo saltando de la roca  y quitándose la camiseta para dejarla extendida en la roca.

Lo miré e imité.

Tenía razón el sol que hacía seguro me secaba.

Estaba decidida a meterme al agua pero al estar en la orilla donde el agua me llegaba por la espinilla vino una ola  mojándome la barriga y me dio frío.

Miré al frente, pero Andrés no estaba se había escabullido cual pez en el agua.

Iba metiéndome poco a poco y de repente salió Andrés de debajo del agua cerca de mi y comenzó a tirarmela.

—Para, para —Reí.

El castaño no tenía intención de parar así que me di la vuelta para que no me echará agua en la cara. Cuando paró se acercó a mí cogiéndome de piernas y espalda entre sus brazos a modo sillón de la reina y comencé a mover la piernas, este se estába metiendo hacia dentro y ya sabía a lo que iba, al ver una altura buena me tiró al agua capuzandome entera.

Al salir del agua vi como se dscojonaba de mi literalmente.

—¡Andrés! —Grité acercándome a él para capuzarlo.

—Si te metes de una vez al agua el frío se pasa antes —Dijo riendo.

Me salí del agua y salió detrás de mí por que creía que me había enfadado. Le dije que no, que no estaba enfadada solo quería salir, y al salir me dejó su toalla me sequé un poco y dejé que el resto lo hiciera el sol.

*****

Llegué a casa y Missis estaba despierto. Me miró y se acercó a mí.

—¿Donde has estado? —Preguntó.

—Es obvio, en la playa ¿No ves mis pelos? —Los señalé.

—Vale, pero avísame.

—Estabas dormido y no quería molestar. —Dije encogiéndome de hombros.  —También quise volver a sentir lo que sentía cuando bailaba, aunque no ensaye para ningún número pero es algo que me encanta, y quería probar en la playa —Añadí sonriendo.

Mi hermano no dijo nada y me subí a mi cuarto, me daría una ducha sin enjabonarme para quitarme la sal y tierra.

Guardé las zapatillas de ballet en la caja y lo puse en su sitio.

Después me fui a echarme agua.

Al terminar de quitarme la sal y arena, salí, enrollé mi cuerpo en la toalla y comencé a secarme. Estando más bien seca me puse la ropa interior y después un pantalón corto con una camiseta de tirantes.

Bajé al salón y allí estaba mi hermano preparando una bolsa con cosas.

—¿Donde vas? —Pregunté apoyándome en el marco de la puerta y observándole.

—A la playa, voy con Kayla y los chicos. —Dijo simple —¿Vienes? —Preguntó mirándome.

—No, acabo de quitarme la arena y sal

—Ahora vendré

—Vale, ¿hago la comida o comes con ellos? —Pregunté enarcando una ceja.

—De momento haz la comida, si ves que son las tres de la tarde y aún no he vuelto guárdame un plato en el frigo me lo comeré para cenar —Sonrió.

Asentí.

Agarró su bolsa, se acercó a mí y besó mi frente.

—Si quieres ir, ya sabes dónde estaré —Sonrío y se fue.

Miré el reloj y eran la una de la tarde. Empecé a buscar los ingredientes para hacer ensalada de pasta.

Primero puse la pasta a hervir, después cuando la saqué la escurrí y acto seguido le eché: Maiz, jamón York, queso, pechuga y para finalizar le eché la mayonesa. Dejé que reposará para que enfriara.

Me puse a comer puesto que ya eran las dos de la tarde y mis tripas pedían a gritos que les diera algo de comer. Serví un plato, me senté en el sofá en la mesa del comedor y comencé a degustar ese plato que había hecho. Al terminar de comer puse el plato y vaso en el lavaplatos y me tumbé en el sofá a ver la tele y esperar que mi hermano llegará.

No sé cuánto tiempo pasó pero me quedé dormida. Había madrugado y el sueño me venció.

Me desperté y miré el reloj del móvil, eran las cinco de la tarde.

—¿Alberto? —Pregunté para ver si estaba pero no obtuve respuesta.

Me levanté con cuidado para no marearme,siempre me pasaba lo mismo. Me senté en el sofá por un momento y cuando me levanté me dirigí a la cocina para merendar, al  terminar,opté por ponerme el bikini e irme con mi hermano a la playa.

Al llegar allí estaban todos riendo y sentados en las toallas ya que las habían puesto para que todos cupieran. 

—Buenas tardes —Dije cuando llegué a su altura.

Me miraron, saludaron y me hicieron un sitio para que me sentara y así lo hice.

Ayúdame a olvidar (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora