Ayúdame a olvidar (COMPLETA)

Capítulo 6

Estábamos todos riendo y se me ocurrió un juego.

—Chicos ¿Jugamos a prenda o reto? —Dije cogiendo toda la atención de los presentes.

—¿No sería Verdad o reto? —Dijo Kayla.

—Si, eso sería así, pero quise cambiar la dinámica del juego, y este es que si no haces el reto debes quitarte una prenda.

—Tú quieres verme desnudo —Dijo Andrés guiñándome un ojo.

Lo miré negando y respondí:

—Lo mismo es al revés —Hice el mismo gesto que hizo él y todos empezaron a decir cosas ya que este se había quedado callado. Quería decirme algo por que movía la boca pero no le salía nada.

Sonreí orgullosa. El castaño me miró mal pero después sonrió.

—Eres la primera chica que me deja callado —Dijo admitiéndolo.

—Me halaga —reí. —No será la primera vez que lo haga —Le guiñé el ojo.

—Missis, tu hermana me cayó bien —Dijo dándole un toque en el hombro.

Los chicos aceptaron mi juego y comenzamos a jugar. La mayoría de los retos eran fáciles de hacer y la mayoría de ellos los estaban haciendo, por ahora no había nadie sin ninguna prenda.

Pero entonces a uno de ellos se les ocurrió un reto para mi, el cual consistía en que me metiera vestida al agua, por lo que me negué a hacerlo, eran las once de la noche y hacia una brisa suave. No quise hacerlo por que sabía que si me metía al salir me iba a dar mucho frío y no quería ponerme mala. Todos me dijeron que tendría que quitarme una prenda pero lo único que llevaba era un vestido. Si me lo quitaba estaría desnuda, bueno tanto como desnuda no por que debajo llevaba el bikini. Andrés me hacia gestos para que me quitara la ropa y no le iba a dar ese gusto. Me puse de pie y empecé a jugar con el tirante del vestido, después de eso me agaché y me quité las sandalias que llevaba dejándolas apartadas de mi.

—Eso no es una prenda —Afirmó Andrés mirándome.

—Que yo sepa las sandalias no es que sea una prenda pero es un complemento, y no quería quitarme el vestido. Yo di mi prenda, técnicamente como si lo fuera —Dicho esto me senté en la silla.

Continuamos jugando y alfinal todos acabamos casi desnudo, o mejor dicho en traje de baño.
Al terminar de jugar optaron por tirarse a la piscina. Pero Kayla y yo no quisimos tirarnos ni bañarnos, pasaríamos bastante frío y no era plan. Nos retiramos un poco de ellos y nos sentamos en una esquina de césped artificial. Cuando me senté estiré mis piernas y puse los brazos detrás. La morena me imitó.

—Pensé que nunca diría esto pero, me lo estoy pasando bien —Admití.

—Con ellos siempre te lo pasas bien —Sonrió.

Mientras hablábamos de temas diversos observábamos a los chicos bañarse. Nos decían con las manos que fuéramos para allá pero nosotras no queríamos. Dejaron de decírnoslo y se pusieron a jugar con una pelota.

*****

Cuando fui a darme cuenta eran las tres de la madrugada y todavía seguíamos de fiesta, lo bueno de no tener casi vecinos era que podíamos hacer lo que quisiéramos por que no molestábamos a nadie.

Los chico una vez casi secos se sentaron con nosotras haciendo un círculo y se pusieron a cantar canciones de todo tipo. Andrés se trajo la guitarra y la verdad que no sabía cómo se la había traído, pues cuando vino no la vi. Él tocaba algunos acordes de canciones conocidas y nos pusimos a cantarlas.

—¿Me la dejas? —Le pregunté a Andrés y este me miró como no entendiendo nada.

—¿Seguro? —Dijo no muy seguro de lo que le estaba pidiendo.

Asentí.

No muy de acuerdo con lo que le había dicho me puso la guitarra y me dio las indicaciones de cómo poner las manos.

Lo miré y reí.

—No hace falta que me enseñes, se hacerlo.

Dicho esto volvió a su sitio y comencé a tocar una canción: Thinking out loud de ed Sheeran.

Se quedaron mirándome asombrados. Excepto Missis que el si sabía que tocaba la guitarra.

Cuando acabé la canción me aplaudieron.

—¿Desde cuándo sabes tocar? —Preguntó Kayla interesada.

—Desde que tenía diez años —Respondí orgullosa.

*****

Pasaron las horas y cada uno optó por irse a su casa puesto que ya era demasiado tarde, no quería que se fueran, por un momento me estaba sintiendo cómoda, agusto. Pero eran las cinco de la mañana.

Se despidieron de nosotros y se fueron.

Cuando ya no estaban subí a mi cuarto, tenía sueño.

Al llegar a este ni me cambié de ropa ni nada, me tumbé con el bikini puesto y me dejé llevar por los brazos de Morfeo.

Al día siguiente me desperté a las nueve de la mañana, demasiado temprano para lo tarde que me acosté ayer, pero no tenía sueño.

Fui al cuarto de baño a hacer mis necesidades y cuando acabé decidí ir a la playa para hacer ballet, hacía tiempo que no lo hacía, no sabía si tendría las cosas o no.

Llegué a mi armario lo abrí y busqué una caja de plástico que estaba a bajo del todo. La saqué y encontré mis zapatillas de ballet, también tenía el vestuario y montón de fotos que me habían hecho en las obras de teatro que protagonice como:  El lago de los cisne o el Cascanueces.

Una sonrisa se instaló en mi cara a consecuencia de los recuerdos que me invadieron.

Lo guardé pero antes de eso cogí las zapatillas, el pantalón que usaba para ensayar y una camiseta enseñando la barriga.

Bajé y mi hermano estaba durmiendo. Desayuné y se lo preparé a él para cuando despertara.

Salí de casa y me encaminé hacia la playa. Al llegar divisé un sitio que no hubiera mucha gente que estaba justamente debajo de las rocas, me daba algo de miedo por si se me caía algo o tal pero no había otro sitio.

Me senté en una roca y me quité las chanclas para ponerme las zapatillas de ballet. Hice algunos estiramientos y calentamientos, cuando creí que estaba preparada me puse los casco en el móvil y empecé a bailar esa canción que tanto me trasmitía.

Volví a sentir lo mismo que sentía cuando empecé a bailar con quince años, no iba a un conservatorio pero si iba a una academia de baile en la que daban de todos los estilos de baile, pero yo solo elegí dos: contemporáneo y ballet. Este último me hacia sentirme libre, como si volara.

La música de Chopin retumbaba en mis oídos y hacia que me moviera con movimiento fluidos y bonitos.