Capitulo 8. Ilusión.

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Abrió los ojos, sobresaltada. Alguien acababa de lanzarle un vaso de agua sacándola de su ensueño.

—¿Pero, qué…?

—Ya era hora, Supergirl. Estaba empezando a asustarme.

Una mujer le habló a través de una mascarilla. Levaba una bata blanca y unas gafas de protección

—¿Dónde estoy?

Se incorporó lentamente. Estaba mareada.

—En uno de los laboratorios de investigación de L-Corp —respondió la mujer.

—Has entrado de forma triunfal —añadió un hombre de pelo canoso que sonreía alegremente.

—El chistoso es John y yo soy Helena. Has tenido suerte. La sustancia a la que has estado expuesta no es dañina. Eso sí, supongo que habrás tenido un sueño de ensueño, valga la redundancia.

—¿Sustancia? ¿Qué sustancia?

—Aún está en desarrollo, por lo que no tiene nombre, todavía. Ahora que lo dices deberíamos ponérselo. No sé cómo no pensé antes en ello. ¿Por qué llamarlo gas que sale de una rosa no es muy original, verdad? Demasiado largo. No sé, quizás…

—¡Espera! —lo interrumpió Kara—. ¿Has dicho sueño? No he tenido ningún sueño. Vengo de hablar con… ¡Oh! —exclamó—. Es imposible. Parecía real. No puede… ¿No era verdad?

—No, no hagas eso —la interrumpió Helena al ver cómo iba a retirar una lágrima solitaria que salía de su ojo—. Déjame a mí. No puedo hacerte daño.

La mujer se acercó a ella y colocó un pequeño frasco sobre su mejilla con la intención de introducir en él la gota salina. Una vez la tuvo en su interior lo tapó con rapidez.

—Aquí está todo —dijo, mientras balanceaba el frasco en el aire—. O al menos debería. La señorita Luthor nos está metiendo prisa, pero sabe tan bien como nosotros que lo que tenemos entre manos bien merece la espera.

Kara los miraba sin comprender una palabra. Sin embargo, algo le decía que no mentían y sentía curiosidad sobre su trabajo.

—Muchos antes que nosotros han intentado llegar al inconsciente humano —continuó Helena—. Freud decía que podía llegarse a él a través de los sueños. No obstante, nadie sabe con certeza cómo interpretarlos. Parecen una mezcla de la realidad que vemos, de la que oímos y de la que deseamos.

—Nosotros intentamos centrar el sueño solo en los deseos, pero no es sencillo —explicó John mientras Helena manipulaba una especie de caja en la que había insertado el pequeño frasco que contenía la lágrima.

— Vamos a ver qué hemos logrado —mencionó John con entusiasmo.

Kara se aproximó hacia ellos sin saber muy bien que iba a ver. Su sorpresa fue mayúscula cuando se observó a sí misma en la pantalla del ordenador. Aparecía en el balcón, tirada de mala manera sobre unas plantas de flores rosáceas. Miraba a su alrededor percatándose del desastre causado y se retiraba una flor de la cabeza con cuidado. Con la rosa en el aire, la figura de Lena hizo acto de presencia. Inició el filtreo tal y como Kara pensó haber vivido y el…

—Páralo —gritó al darse cuenta de lo que seguía. Eso era demasiado personal cómo para que lo vieran unos extraños. Helena la obedeció sin decir nada. Su reacción implicaba que la sustancia había surtido efecto.

—Nada era real —aceptó con tono desolado—. No lo entiendo. ¿Por qué iba a desear que la entrada en L- Corp tuviese como objetivo controlar el sistema de seguridad? Es absurdo. No vi nada cundo estuve aquí.

Nueva Era (SuperCorp) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora