-¿Y bien? ¿Qué te parece? ¿Será suficiente?
Kara sostenía el teléfono de Lena entre sus manos. Aún estaba procesando lo que acababa de escuchar. Era la voz de Maxwell Lord con todos sus matices. La sorpresa y la rabia se peleaban entre sí para darle una emoción definida a su rostro. Los había visto con sus propios ojos en el restaurante, pero solo eso. No se había quedado a escuchar la conversación.
-¿Suficiente para qué?
-Para desbaratar sus planes. Para quitarle la máscara antes de que se la ponga. Si lo que dice es cierto, debemos hacer todo lo posible para detenerlo. Morirán inocentes y no estoy dispuesta a tolerarlo. Supongo que tú tampoco.
-Es posible que esté exagerando. Quiere asustarte -dijo Kara sin creerse sus propias palabras. Alex, semanas atrás, había empleado los mismos términos que Maxwell, así que la grabación sólo confirmaba una realidad que tozudamente se negaba a admitir. No concebía una guerra en National City. Las batallas eran cosa del pasado. No podían repetirse. No podían volver a cometer los mismos errores una y otra vez.
-No, Kara. Conozco a los tipos como Maxwell. En todo caso se quedaría corto. Por eso tenemos que actuar cuanto antes. Si publicáis la grabación no tendrá manera de desmentir sus palabras y la opinión pública caerá sobre él.
-¿Y qué pasa contigo? Esto te traerá consecuencias.
Lena suspiró y una sonrisa cansada se dibujó en sus labios. Sabía perfectamente a qué se exponía.
-¿Conoces el dilema del tranvía?
Kara asintió con la cabeza, pero sin comprender qué pretendía decir.
-Pues bien -continuó-, se trata de elegir entre salvar a una persona y que mueran cinco, o salvar a las cinco y que muera una. Es una decisión difícil, pues tomes la opción que tomes alguien morirá. Yo estoy en esta posición. Me han obligado a situarme en esa tesitura. Parece ser algo inherente a mí -hizo una pausa al ver a Kara mover los labios, pero ningún sonido salió de su boca-. Estoy cansada, Kara, cansada de verme contra la espada y la pared, siempre al borde del precipicio observando el vacío con ojos temerosos.
-Lena, no...
-Déjame terminar, por favor. Sé que no estoy sola, pero tu amistad no es suficiente. No me malinterpretes, te aprecio y cada una de tus visitas me hacen sentir querida, pero no...
-Quieres a alguien que te ame -dijo por ella. Sus palabras le dolían y una parte de ella quería gritar a los cuatro vientos que ella lo hacía, que estaba enamorada de ella, que era Supergirl, que eran sus labios los que la habían besado.
-¿No es eso a lo que aspira todo el mundo?
-¿Y qué pasa con Supergirl? -cuestionó Kara sin poder morderse la lengua. Era tan difícil mantenerse callada. Lena abrió los ojos golpeada por la pregunta. La había pillado a pie cambiado.
-¿Qué...qué quieres decir? -replicó intentando mantener la calma.
-Si esto sale a la luz la metería en problemas -se apresuró a decir. Su pregunta tenía doble intención. No había podido evitarlo. Escuchar a Lena decir que nadie la amaba era demasiado. Tenía justo delante a una persona que no sabía hasta qué punto era capaz de llegar para demostrarle lo equivocada que estaba.
-¿Por qué? En todo caso, yo me ganaría unos cuantos enemigos. Ella no tiene nada que perder. ¿O acaso hay algo que no me estás contando?
-Supergirl es neutral. No debe posicionarse. Sé cómo funciona la prensa. Si se hace público, comenzarán a cuestionar de qué parte está la heroína de la ciudad y la obligarán a tomar partido. Pasarás a sus manos el destino de todos.
-Ya. Es mejor que elija yo. Total, nadie espera nada bueno de mí.
-No he dicho eso.
En realidad, era todo un embuste. Kara había tenido que lidiar con cosas peores. Incluso Alex se había visto en la obligación de matar para poder salvarla. Tras su excusa, se escondía la verdad. Maxwell Lord conocía la identidad de Supergirl y no dudaría en desvelarla si la grabación veía la luz. No podía permitir que eso pasara. Tampoco podía dejar que Lena se sacrificara de esa manera. No podía perderla. No ahora que había logrado ponerle nombre a lo que sentía.
-Lena, lo que pretendes es un suicidio.
-A lo largo de mi vida he tenido que hacer cosas de las que no me siento orgullosa, he tenido que ver cosas que te revolverían el estómago, aguantar todo tipo de burlas y desprecios. A pesar de ello, estoy aquí, de pie, pero convertirme en una asesina no entra en mis planes, por mucho que me apellide Luthor.
-No puedes hacer pública la grabación, Lena. No creo que sea lo mejor.
-Desde luego que no es lo mejor, pero es lo que debemos hacer. Maxwell Lord no puede salirse con la suya.
-Lena, existen programas informáticos capaces de recrear conversaciones. Podrían acusarnos de mentir y...
-Cat-Co es un medio con gran prestigio -la interrumpió-. Todos en esta ciudad confían ciegamente en lo que aparece en sus páginas. Cat es una figura relevante que no se arriesgaría a publicar una información sin contrastarla. Tengo en mis manos evitar un conflicto de grandes proporciones y lo haré.
-Entiendo tu postura, pero...
-¡No, no la entiendes! -exclamó dejándose llevar por la rabia. Era una oportunidad que no debían desaprovechar. No comprendía la oposición tan firme de Kara. Por un momento pensó que la reportera se alegraría, pero no era esa emoción la que brillaba en sus ojos. Podía jurar que el miedo había oscurecido su mirada-. Si lo hicieras no pondrías reparo alguno. Es más, me ayudarías.
-¿Ayudarte? ¿Acaso crees que quiero ver cómo buscas que te maten?
La indiferencia de Lena hacia su propia vida le dolía. Era reconocer que no había nada en ella que le diera sentido suficiente como para seguir luchando.
-No sé por qué te pones así. Si los conflictos empiezan estaré en primera línea de fuego, ¿o has olvidado quién es mi madre? Tampoco es descabellado lo que te propongo. Es cortar de raíz el problema antes de que crezca y sea incontrolable.
-¿Tan sola te sientes? ¿Es eso? ¿Es tu manera cobarde de huir? Lena Luthor se rinde. Ese sería un buen titular -escupió de forma acelerada. Lena merecía ser feliz. No podía ver cómo se rendía. En realidad, esas palabras podía aplicarlas a sí misma. Era Kara la que no se atrevía a dar el paso, a revelar su identidad. Ella era la cobarde. Estaba proyectando sus propios demonios en Lena. Sin embargo, se había dejado llevar y no había vuelta atrás. Estaba demasiado alterada como para filtrar sus réplicas. Estaba enfadada con la situación, consigo misma, con su alter ego por no permitirle ser una persona más y poder aspirar a darle la mano por la calle sin ponerla en peligro. No aguantaba más. ¿Por qué tenía que ser perfecta, siempre anteponiendo los deseos de los demás a los suyos propios? Ella no era una diosa, tenía sus defectos. Anhelaba, deseaba, soñaba como cualquier otra persona. ¿Acaso no tenía derecho a amar, a ser amada? ¿El traje de Supergirl suponía una renuncia a tener vida personal?
-¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué me hablas así? -cuestionó Lena asombrada por su comportamiento. La observaba sin pestañear. No reconocía a su siempre risueña amiga.
Kara se levantó de la silla con fiereza.
-Kara, ¿qué...?
La periodista recortó la distancia que las separaba. Su rostro cada vez más cerca del de Lena.
-Kara, me estás asus...
-Perdóname -susurró antes de plantar un beso desesperado en su boca.
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Nueva Era (SuperCorp) TERMINADA
Fanfic¿Puede el amor derribar los prejuicios, sanar las heridas, perdonar las mentiras? Os invito a descubrirlo.