Capítulo 14. Manos atadas.

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No sabía cuánto tiempo llevaba en la misma postura. Quizás desde que Kara saliera del despacho. Por algún motivo era incapaz de levantarse de la silla en la que se había dejado caer tras su marcha. ¿Cómo podía haber cambiado todo tan rápido? ¿Cómo iba a superar otra traición? ¿Por qué no podía odiarla?

—El amor te salvará —susurró con desprecio—. El amor —repitió mientras una sonrisa sarcástica asomaba en su rostro. El amor la había golpeado con fuerza. Aún sentía la piel arder. Sin embargo, debía seguir, sonreír y fingir que todo iba bien. Mostrar debilidad sólo atraería a los carroñeros. Poseía un imperio y, como en todos, la imagen era importante. Luthor era sinónimo de fortaleza, como mínimo. También se le atribuían a su familia otros adjetivos menos favorecedores. Las apariencias, los faroles significaban la diferencia entre el éxito y el fracaso. En el mundo de los negocios no había sitio para los titubeos, para las dudas. No se consideraba una santa en ese aspecto. Había jugado sucio muchas veces con la salvedad de que jamás para aprovecharse de personas inocentes. Había usado su astucia contra tipos de la peor calaña. Había herido el orgullo de alguno y alguna con sus argucias. Tenía enemigos, más de los que deseaba. Enemigos deseosos de oler sangre, de asestarle el golpe definitivo. Su inteligencia la mantenía en la cima, pero últimamente estaba distraída. La razón, la ciencia había sido parcialmente sustituida por las emociones, por lo irracional y en esa materia Lena cojeaba más de lo que estaba dispuesta a admitir. Se dejaba guiar por la lógica y la lógica le decía que lo que sentía le iba a pasar factura, una factura que no iba a poder pagar. Volvió a sonreír. Era asquerosamente rica, sin embargo, solo con mirar a su alrededor bastaba para saber de qué servía nadar en la abundancia. El despacho tenía una decoración elegante pero sobria. Era un reflejo de sí misma. Kara había insistido en darle lo que ella llamaba "el toque Danvers". Suspiró al rememorar la escena.
"No sé, Lena. Yo creo que tengo buen gusto" había dicho Kara con la emoción tiñendo sus palabras.
Recordaba haberla mirado con una ceja alzada. Era una de las expresiones que más a menudo modificaban sus facciones, un gesto característico. Kara como solía ser habitual se había sonrojado.

Eso también se lo había robado la reportera. Le dolía recordar, le dolía el presente, le dolía no tener un futuro junto a ella. Porque, a pesar de su mentira, le resultaba imposible desprenderse de su esencia. Era como una fragancia que la acompañaba a todos lados, que la embriagaba. Cerró los ojos intentando que la oscuridad la calmase. No sirvió de nada. Los ojos azules de Kara se le aparecían, nítidos, cargados de culpa. "¿A quién quiero engañar? Ni quiero, ni puedo olvidarla" pensó para sí misma. Sería como pedirle que olvidara su nombre.

Se disponía a encender el portátil cuando sonó su teléfono de mesa.

—Señorita Luthor, tenemos un problema en la sección C.

—Ahora mismo voy.

Justo lo que le faltaba. Problemas en la sección C. Aunque tampoco le venía mal poner a prueba su intelecto. Al menos así no iba a pensar en cierta heroína. Cerró su despacho con llave y tomó el ascensor. Mientras éste bajaba no dejaba de preguntarse de qué podía tratarse. Tenía que reconocer que había dejado apartado el tema, demasiado quizás. Cuando llegó a la planta no había ni un alma por los pasillos, lo cual empezó a mosquearla. ¿Dónde estaba todo el mundo? Por su mente pasó la posibilidad de dar la vuelta, pero no era una mujer que se achantara con facilidad. Caminó con paso firme. Sus tacones impactaban contra el suelo al ritmo de sus latidos. La curiosidad que sentía se acrecentaba con cada paso que dada venciendo al miedo. Nadie se metía con una Luthor en sus propias instalaciones. No estaba dispuesta a tolerarlo. No había saltado ninguna alarma así que debía tratarse de un problema menor. El laboratorio la esperaba. Pasó su tarjeta por el escáner. Un sonido metálico confirmó la apertura de la puerta. Un paso, dos, alzó la cabeza del suelo y un grito desgarrador abandonó su garganta. Sus ojos se abrieron de par en par. No podía creerse lo que estaba viendo.

Nueva Era (SuperCorp) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora