Capítulo 9. Cena.

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La luz de las velas iluminaba el ambiente, mientras ella se esforzaba por atender a su interlocutor. Deseaba huir de allí, dejar de escuchar sus monólogos interminables y buscar respuesta a todos los interrogantes que gobernaban su vida. Sin embargo, sonreía forzosamente fingiendo disfrutar de una velada a la que había sido obligada a asistir. Miradas fugaces al cielo nocturno hacían ver su incomodidad y a pesar de haber sido pillada varias veces, no podía evitar perderse en las estrellas que brillaban llamando su atención. Se preguntaba dónde estaría Supergirl, qué estaría haciendo. Si sentiría ese martilleo constante en el pecho que no la dejaba pensar con claridad.

—Son preciosas las vistas, ¿verdad?

Maxwell Lord tenía buen gusto. Eso no podía discutirlo. Pero no era la persona a la que deseaba tener en frente.

—No me gustan los rodeos. ¿Cuál es la oferta? —cuestionó centrándose en su figura. No iba a comentar con él por qué no dejaba de mirar por los amplios ventanales que dotaban a la estancia de una belleza impagable.

—No hay ninguna oferta. Solo quería hablar contigo. ¿Tan difícil es de creer? Me alegra que hayas venido.

—¿Qué es lo que quieres? No quiero perder el tiempo, bastante lo he hecho ya.

—¡Vaya! Ahí está el famoso carácter Luthor.

Dio un bocado a su comida y masticó lentamente. Terminó de tragarlo con un sorbo de vino.

—Deberías relajarte. La comida es impresionante. Y la compañía aún más.

Le guiñó un ojo con burla. Se limpió la boca con su servilleta y sonrió mostrando su blanca dentadura.

—No pienso…

—Tranquila, no eres tú la que me interesa —la cortó—. Aunque he de reconocer que ese vestido te sienta muy bien.

Lena llevaba un vestido azul, un palabra de honor que resaltaba sus pálidas facciones. Iba sencilla, pero elegante.

Decir que se esperaba esa respuesta era una gran mentira. Lejos de sentirse ofendida arqueó las cejas sin comprender por qué la había citado entonces.

—Es tu madre.

Ahora sí que no entendía nada de nada.

—¿Qué?

—No, no te equivoques. Nada romántico. Negocios.

Volvió a interrumpirla mientras la señalaba con su tenedor.

—¿Y por qué no hablas con ella directamente?

—Sí. No te preocupes, ya lo he hecho. Sólo necesitaba comprobar algo. Creo que he ganado una apuesta.

Lena se levantó de la mesa con brusquedad y a punto estuvo de tirar su copa al suelo. Maxwell ni se inmutó.

—¿De qué coño va todo esto? ¿A qué narices estás jugando?

—¿Sabes lo que es el don de la ubicuidad?

—La capacidad de estar en todas partes —respondió de forma automática.

—Capacidad que, por desgracia, los humanos no tenemos. Si tú estás aquí, no puedes estar en otro sitio, ¿o me equivoco?

—Es una distracción —susurró.

"Pero, ¿para qué?" Su madre había demostrado poder saltarse todos los controles de L-Corp. No le costaría nada entrar de nuevo. Lo que no sabía es que Lena había trasladado la mayor parte de su tecnología a otro lugar mucho más difícil de penetrar.

Nueva Era (SuperCorp) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora