Capítulo 18. Seguir respirando.

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—Déjate de tonterías. No estoy para acertijos. Vete al grano de una puñetera vez.

Alex no iba a dejar que se marchara sin saber a qué se refería con su réplica.

—¿Qué le has hecho a mi hermana? —repitió sin soltarle el brazo.

—Agente Danvers —suspiró Lena derrotada. Ni siquiera intentó romper el agarre—. Creo que en el fondo lo sabes. Intentas que sea yo quien lo verbalice, pero no pienso darte ese gusto. No os debo nada. Nada —recalcó con los dientes apretados. En realidad, sabía que eso no era del todo cierto. El apellido Danvers no era el causante de sus males, sólo era el que los había sacado a relucir. No podía pretender renovar la marca Luthor sin hurgar en su pasado, sin dejar totalmente vacío ese sótano en el que el rencor, el miedo, la inseguridad campaban a sus anchas. El fénix resurgía de las cenizas y por mucho que le costara admitirlo ella todavía seguía ardiendo. Lo que más le aterrorizaba era saber que sólo Kara tenía la capacidad para extinguir ese fuego. Quizás por eso huía. Llevaba toda su vida al cobijo del calor que desprendía y temía el momento en el que se disipara por completo dejándola desprotegida. Tras estar años caminando por los mismos pasillos la sola idea de abandonarlos le hacía temblar.

—No sé de qué estás hablando —dijo Alex tratando de comprender de dónde procedía la rabia que tensaba la mandíbula de Lena. La joven Luthor había adoptado una máscara intimidante. Una furia inusitada emanaba de su rostro dándole un  aspecto temible. Daba la sensación de que con solo desearlo podía convertir en piedra a su adversario.

—Claro que lo sabes. Y puedes estar tranquila. No pienso hacerlo público. No soy como mi hermano. No lo soy —repitió como si también tuviera que convencerse a sí misma.

Alex se quedó muda, observándola con una mezcla de sorpresa y miedo. Lena sabía que Kara era Supergirl. No podía referirse a otra cosa. Debido al estupor le soltó el brazo. La joven Luthor no era idiota. Era evidente que tarde o temprano iba a descubrirlo, pero para Alex lo había hecho demasiado pronto. Si algo estaba claro era que Lena no tenía nada que ver con el ataque a Kara. Para hacerle daño no necesitaba herirla físicamente, sólo tenía que hacer pública su identidad.

—No has sido tú —dijo en apenas un susurro. "Entonces, ¿quién?", pensó con preocupación. Por un momento había deseado que Lena fuera la culpable del estado de su hermana, al menos así podría revertirlo.

—¿Qué? —cuestionó Lena relajando sus facciones. Alex había dejado de mirarla con odio para pasar a un estado de nerviosismo. Jugaba con sus manos sin saber qué hacer con ellas.

—No has sido tú. Yo... Lo siento.

—Ahora soy yo la que no está para adivinaciones. ¿Qué...?

Lena no entendía nada. Primero Alex la atacaba con agresividad y ahora parecía un corderillo asustado y confuso.
—Te está chantajeando, ¿verdad? Lillian sabe que lo has descubierto y te obliga a que la ayudes.
Era la única explicación de lo sucedido en la reunión. Las exigencias de Lena eran cuanto menos descabelladas.

—Agente Danvers, no...

—¿Desde cuándo lo sabes? ¿Cómo lo descubriste?

Lena suspiró. No creía que eso fuera relevante. No iba a desvelar el secreto y se lo había dejado bien claro.

—Eso no importa ahora. ¿Por qué no ha venido Supergirl?
Alex desvió la mirada. La imagen de su hermana postrada en la cama inconsciente se alzó entre todos sus recuerdos.

—Ya escuchaste a J'onn. No la necesitamos.

—Kara no se perdería una reunión como esta —insistió. No era propio de la Kara que ella conocía. No anteponía sus intereses personales al bien común. Se sacrificaría por los humanos si fuera necesario—. ¿Qué le ha pasado?

Alex trató de mantenerse serena al hablar.

—Mi hermana está bien. Nada...

—No necesito un polígrafo para saber que me estás mintiendo. ¿Qué necesitas que te diga? Dímelo y lo haré —sugirió Lena con determinación.

—Lena...

La agente sentía como un nudo comenzaba a formarse en su garganta. No iba a poder aguantar más la presión.

Lena la miraba con curiosidad. A la dirigente de L—Corp no le resultaba fácil decir lo que iba a contar, sin embargo, era ahora o nunca, así que, tras aclararse la garganta, comenzó a hablar:

—¿Quieres que te diga que ha conseguido que me olvide de mi apellido? ¿Qué ha logrado herirme más allá de lo que creía posible y aún así me hace mucho más daño tenerla lejos? ¿Eso es lo que quieres?

—Lena...

—La noche que entraron en L-Corp yo estaba en mi despacho. Sí, lo sé. La detective Sawyer te dijo que me había ido a casa —se apresuró a añadir al ver a la agente abrir la boca—-. Fue todo una artimaña de mi madre. Una más —sonrió con desgana—. Se presentó en mi despacho para obligarme a colaborar con ella. Cuando se marchó yo apenas podía respirar. No tienes ni idea de lo que es llevar unos zapatos que no has elegido, que aprietan como el demonio y que encima no te puedes quitar. Sentía que me ahogaba, todo me superaba: mi pasado, mi presente, mi futuro; no pude soportarlo y me desmayé. Cuando recobré el conocimiento Supergirl estaba a mi lado y me miraba de una manera... —recordó los orbes azules como si acabara de suceder—. Estaba preocupada por mí, pero también había algo más. Una verdad recién desvelada, un velo caído, un descubrimiento y deseo, un deseo que creí imaginarme. No era una ilusión, era real. Lo confirmé cuando me besó—Alex abrió los ojos con sorpresa. No se esperaba semejante revelación. Lena ignoró su reacción deliberadamente. Había abierto la caja de Pandora y no estaba dispuesta a quedarse a medias—. En ese mismo instante comprendí que una vez probados sus labios no iba a poder olvidarlos —hizo una pausa para tomar aliento. No pensaba detenerse hasta terminar de contarlo todo. Lo necesitaba—. Me has preguntado cómo lo descubrí. Fue tras reunirme contigo. Me volvió a besar, pero ésta vez como Kara y apenas sus labios rozaron los míos lo supe. Y la eché de mi despacho, la eché sin contemplaciones como una Luthor debe hacer. Mi madre estaría orgullosa —volvió a sonreír, pero no era una sonrisa alegre. Era la sonrisa de alguien que ha sufrido demasiados reveses en su vida.

En la mente de Alex comenzaban a atarse todos los cabos. La confianza plena de Kara en Lena, su seguridad al afirmar que no tenía nada que ver con los planes de su madre. Los continuos despistes y el brillo en sus ojos. "Dios, lo he tenido delante todo este tiempo y no he sido capaz de verlo". Empezaba a entender porque su hermana se había dejado golpear de manera tan brutal. Todo era producto de un corazón roto.
Recordó cómo se sintió cuando Maggie la rechazó. Deseaba...morirse. "Oh Dios, Kara. Mi pequeña Kara".

—No era lo que quería. —continuó hablando Lena—. Quería abrazarla y no soltarla porque es la luz que llevo toda mi vida buscando, pero no lo hice. ¿Sabes por qué? Porque estoy tan rota que no creo merecerlo. No me la merezco ni ella se merece estar con alguien como yo.

Un largo silencio se interpuso entre ellas. Se miraban y por un momento Alex pudo ver lo que Kara veía en Lena. "He sido una idiota", se reprendió de nuevo.

—Ahora que lo sabes, dile a Kara que no hace falta que se esconda. Sé comportarme como una persona adulta.

—No es lo que crees, Lena.

—¿Ah no? ¿Y qué se supone qué es? —cuestionó elevando la voz. Más tarde desearía poder cambiar la respuesta a esa pregunta. Sin embargo, no tuvo más remedio que escucharla. Bastaron tres palabras para saber que se podía seguir respirando con el corazón detenido.

—Kara se muere.

Nueva Era (SuperCorp) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora