Tuvo que hacer de tripas corazón para dejar a Maggie sola en la cama. Se encontraba tan a gusto entre sus brazos, tan segura, que no quería abandonarlos por nada en el mundo. Sin embargo, era una mujer de palabra. Tenía que reunirse con Lena Luthor y no estaba dispuesta a perder la ocasión. La dirigente de L-Corp apenas tenía huecos en su agenda para atender a nadie que no estuviera en su lista, por muy agente federal que fuera. Se deslizó con lentitud buscando abandonar el lecho sin despertar a su novia. Que ella tuviera que madrugar no implicaba importunar a la policía, la cual parecía estar teniendo un sueño agradable. "Espero que sea conmigo", pensó Alex mirándola con amor. En momentos como ese, la belleza de Maggie refulgía con una intensidad que le impedía observarla más de un minuto sin caer rendida otra vez a su lado. Se sentía como un marino atraído por el canto de una sirena, hipnotizada. La diferencia era que no perdía la razón, era capaz de disfrutar de las emociones que le provocaba, de moldearlas para construir una coraza indestructible. Una protección invisible que la ayudaba a salir a la calle sin temor. Antes de conocerla, pensaba que todos nacían con el mismo agujero que ella sentía en el pecho, un vacío que le decía que algo le faltaba, que podía ser una mejor versión de sí misma. Junto a Maggie ese hueco había desaparecido. Y lo mejor de todo era que no lo había ocupado ella sino que había conseguido ayudarla a cerrarlo. La había ayudado a conectar con una parte de sí misma de la cual no tenia conocimiento. Ahora no dudaba de que el amor era el mejor conquistador del mundo, capaz de llegar hasta al territorio más recóndito, inhóspito y olvidado. El amor había conectado sus dos universos, les había hecho explorar su interior, asombrarse de lo que descubrían, incluso asustarse y las mantendría unidas hasta que ni una sola parte de sus realidades les fuese desconocida. En ese caso, tenían suerte puesto que ambas eran mujeres complejas, llenas de recovecos, de escondites. Infinitas.
El magnetismo de la escena se rompió al sentir su móvil vibrar en la mesilla. Era un mensaje de Kara diciéndole que se encontraran en su casa. Contestó con rapidez y con un último vistazo a Maggie se perdió en el baño. Media hora más tarde estaba golpeando la puerta del apartamento de su hermana con ahínco. No quería llegar tarde. Necesitaba respuestas. El puzzle tenía demasiadas piezas sin unir y su instinto policial le decía que Lena podía ser clave para reconstruirlo.
-Kara -gritó logrando ganarse una mirada reprobadora de una de las vecinas. Iba a golpear otra vez cuando la puerta se abrió de par en par. El impulso hizo que perdiera el equilibrio. Los brazos de su hermana la cogieron antes de hacer contacto con el suelo.
-¿A qué vienen tantas prisas? -cuestionó Kara con una sonrisa. A Alex se le había revuelto el pelo y su aspecto era bastante cómico. La agente se separó con gesto ofuscado.
-¿Qué estabas haciendo? Es imposible que no me escucharas -replicó mientras se pasaba una mano por la frente intentando recolocar los mechones rebeldes.
-Estaba esperando a que te relajaras, pero creo que lo he empeorado.
-¿Por qué habría de relajarme? -quiso saber, mientras se recuperaba del susto. Darse de bruces contra la moqueta no entraba en sus planes mañaneros.
-Siento lo del muelle. Debería haber ido, pero...
-¿No has ido a la D.E.O,verdad? -cuestionó Alex ignorando su disculpa. Ahora eso era lo de menos. Ya tendrían tiempo de hablar largo y tendido sobre el asunto. Kara tampoco debía hacerse cargo de todos los problemas que se produjeran en National City. Eran un equipo numeroso y perfectamente cualificado para enfrentarse a situaciones complicadas.
-No. No recibí ningún aviso así que...¿Por qué?¿Ha pasado algo?
Su sentimiento de culpa comenzaba a hacerse más notable a medida que escuchaba a Alex. Saber que Lena estaba en uno de los mejores restaurantes de la ciudad cenando con Maxwell Lord la había puesto de mal humor. Era una sensación extraña para ella, pues no solía desear con frecuencia que alguien se atragantara con el vino. La imagen le provocó tal repulsa que se fue directamente a casa sin hablar con nadie. ¿Acaso sentía lo que llamaban celos? Era una emoción nueva y no le gustaba. Lena era una mujer adulta y podía estar con quisiera por muy doloroso que le resultara. Querer agarrar a Maxwell por la solapas tampoco era normal. Sentía vergüenza sólo de pensarlo. Ella no era así. Además, no anteponía su vida privada a su labor como Supergirl. Algo estaba cambiando y se temía que no era a mejor.
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Nueva Era (SuperCorp) TERMINADA
Fanfiction¿Puede el amor derribar los prejuicios, sanar las heridas, perdonar las mentiras? Os invito a descubrirlo.