Prólogo.

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Viernes 11 de la noche. Era una noche cálida como cualquier otra noche de primavera y yo como imbécil sentado en el sofá de mi sala tomando cerveza al frente de la televisión.

En lo que pensaba si era lo suficientemente temprano como para irme a dormir o lo suficientemente tarde como para llamar a Namjoon y a Jin para que salgamos la pantalla de mi celular se encendió mostrando en ella la llamada entrante de mi primo, Taehyung.

—¿Qué quieres?— dije al contestar.

Hola para tí también, idiota.

—Sí sí, hola. Ahora, dime ¿Qué quieres?

Saber si querías salir. Escuché de un lugar y tengo ganas de ir pero no solo.

—¿Qué lugar es y dónde queda?

Es a las afueras, a veinte minutos de aquí, paso por ti en diez minutos. Estoy seguro de que te gustará.

Cortó la llamada antes de que pudiera negarme. No lo iba a hacer de todas maneras, no es que estuviera haciendo algo más importante.

Cambié mi ropa de entre casa y me arreglé un poco el cabello. Taehyung no dijo qué lugar era así que no me arreglaría mucho, sólo me puse algo casual y cómodo.

A los diez minutos Taehyung ya estaba golpeando la puerta de mi casa. Tomé mi billetera, mi celular y mis llaves y salí de allí.

—¿A dónde vamos?—pregunté a penas subí a su auto.

—Luchas clandestinas.

—¿Qué? ¿Por qué iríamos a ver luchas clandestinas?—solté con claro deje de confusión.

—¿Y por qué no?

—No jodas. Podrías haber ido solo ¿no crees? No tenías porqué arrastrarme contigo.

—Sí, pero quería ir contigo. Además se que te gustan las luchas y esa clase de cosas. Y me dijeron que hoy pelea Mochi.— dijo, como si supiera quién mierda es.

—¿Quién carajos es Mochi?

—Probablemente uno de los mejores peleadores del lugar, según Hobi. Ayer se le escapó que iría a verlo cuando fuimos a desayunar, al final terminó contándome quién era, dijo que es un tipo demasiado bueno en lo que hace y creeme que no querrías hacerlo enojar. Me pidió guardar el secreto, a tí si me dejó contártelo.

Llegamos en menos tiempo de lo que creí que tardaríamos en hacerlo. A simple vista era un depósito abandonado en medio de la nada, pero al entrar estaba todo sumamente limpio, las paredes pintadas, luces en todos lados, los asientos y el suelo impecable. Y en medio del lugar se alzaba un octágono, con altas paredes de un grueso alambre y la lona del suelo era de color blanco.

Pagamos nuestra entrada y nos sentamos un poco lejos del octágono, pero lo suficientemente cerca para ver bien todo lo que sucedería allí dentro.

—¿Tae?— escuché que le llamaban y giré mi cabeza buscando de dónde provenía esa voz, y no era nada más y nada menos que Hoseok.

Taehyung al verlo se levantó de su lugar y lo abrazó por el cuello. Cuando se soltaron del abrazo ambos sonreían ampliamente.

—Hola Yoongi.— levanté un poco me mentón en forma de saludo.—No creí que vendrían.— dijo a la vez que se sentaba al lado de Taehyung.

—Quería conocer por fin al famoso Mochi y como no quería venir solo arrastré a Yoongi hasta aquí.

—No se arrepentirán, Mochi es increíble. Aunque se molestó un poco conmigo cuando le dije que había hablado con Tae sobre él, pero si yo confío en que ustedes no dirán nada Mochi lo hará también.

Fight for blood | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora