Capítulo 27.

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El ruido en la cocina fue lo que finalmente lo despertó de su sueño luego de cinco intentos fallidos de su alarma. Sus párpados pesaban tanto que a penas conseguía mantenerlos lo suficientemente abiertos como para poder ver por dónde caminaba.

Reconoció rápidamente el lugar como la casa de su mejor amigo. Los peluches y juguetes de solar yacían desparramados a lo largo del sofá y la alfombra frente al televisor, habían algunos colores y libros para pintar acomodados sobre la mesa de té y prendas pequeñas pulcramente colgadas en el perchero al lado de la puerta.

Su vista se había perdido en los detalles de su entorno de tal manera que no había escuchado cuando Hoseok le habló desde la cocina diciéndole que el desayuno estaba listo. Fue la pequeña Solar que lo trajo de nuevo a la realidad y lo tomó de la mano para llevarlo hasta la mesa donde comerían.

— Esta vez te ha costado mucho despertarte, por lo visto.— Jimin sólo asintió mientras miraba el vaso con jugo frente a sus ojos.— Amigo, esto te está matando.

— No exageres.

Aunque no lo quería admitir, Hoseok tenía razón. La nueva rutina lo estaba consumiendo vivo. Peleaba con mayor regularidad que antes y llegaba a su casa a muy altas horas de la madrugada. Por suerte había terminado de presentar sus exámenes y ya estaba libre de la universidad, pero sentía que tenía muy poco tiempo para descansar.

Todos los días se despertaba muy temprano para comenzar a entrenar, juego tenía reuniones con Siwon y otras con el oficial a cargo de su caso, más tarde pasaba a recoger su dinero y volvía a su casa para su última parte del entrenamiento diario y descansaba un poco antes de ir al galpón otra vez.

Una semana más, sólo una semana más. Una semana más y todo terminaría definitivamente.

El Señor Oh había estado solicitando su colaboración de manera frecuente. A veces tenían una reunión durante el día y otras veces solamente lo llamaba para hacerle un par de preguntas o pedirle que busque algunos papeles que le harían falta.

El hombre le aseguraba que todo estaba marchando de manera plena, y que había conseguido que sus compañeros hicieran contacto con agentes de China y Japón para ampliar el caso.

Quería sentirse en paz pero sabía que aún le faltaba un poco para llegar a eso.

La energía que los rodeaba a todos era rara, con muy poca facilidad podían comprender qué sucedía pero la mayoría del tiempo se dedicaban a ignorarla por completo.

Por una parte estaba Jimin y su interminable lucha con su padre. Hoseok que estaba ocupándose del bienestar de su amigo y de su hermanita, y al mismo tiempo lidiando con sentimientos muy profundos que comenzaban a crecer en su interior con respecto a esa extraña relación que estaba formando con Taehyung.

Taehyung, por su parte, estaba tranquilo. Parecía ser el mismo de siempre, alegre y vivo. Estaba disfrutando tanto de ese momento de su vida. Estaba comenzando algo realmente bueno con Hoseok, Seokjin y Namjoon por fin arreglaron sus problemas y, aunque bastante lentos y torpes, lo estaban llevando bien.

En definitiva, eran buenos tiempos para todos y estaba feliz por eso. Aunque siempre tenía el ojo sobre Yoongi. Él mantenía una relación a escondidas de todo el mundo con un chico que le daría el mundo entero si se lo pidiera.

Todos sabían que debían actuar como si no supieran nada porque Yoongi les pidió (casi que los amenazó) que no debían decir nada a nadie sobre aquello. Que no se les ocurriera ni siquiera hacer chistes o dedicar miradas de broma que diera a entender algo más allá de una relación de compañeros.

Nadie sabía el por qué, pero todos comprendían la situación y lo respetaban. Seokjin mantenía fielmente que la decisión de mantener oculta su relación durante un tiempo se debía a aquella cosa desconocida que sucedía entre Jimin y su padre.

Todo era complicado y para ser honestos a nadie le gustaba ver a ambos chicos reprimir sus ganas de estar juntos como cualquier otra pareja del mundo. Pero Yoongi siempre le decía que esperaría mil años más porque sabía que valdría la pena cada día sólo para ser feliz al lado de su chico.

Lo extraño era que Hoseok no sabía sobre aquello y aunque le dieran mucha vuelta no encontraban el motivo de por qué su mejor amigo le ocultaba tal cosa. Pero ellos no se metían y no juzgaban las decisiones que tomaban.

Namjoon era el que más sacaba provecho de la situación cuando estaba sólo los cuatros reunidos. Y mucho más ahora que Yoongi parecía un gatito triste todo el tiempo por lo poco que había podido ver a Jimin.

— ¿Y Yoongi?— preguntó Seokjin a Taehyung. Estaba extrañado de no haberlo visto ya que llevaba más de dos horas en su casa y el chico no había aparecido en ningún momento.— ¿Está con Jimin?

— Ojalá estuviera con él y no encerrado en su habitación como puberto castigado.— respondió aburrido.— Ayer me preguntó si quería quedarme a dormir aquí y estuvimos hasta la noche viendo películas y comiendo hasta que recibió un mensaje de Jimin diciendo que lo extrañaba y pronto se verían. Se puso como niñito y ya no quería ni comer así que se fue a dormir y desde entonces no ha salido de su habitación.

Seokjin estalló en risas. No es que se le estuviera burlando pero Yoongi enamorado era la cosa más linda y graciosa que le ha pasado en su vida y esperaba que no se terminara nunca.

— ¿Podrían dejar de hablar de mi como si no pudiera escucharlos desde mi habitación?

Ambos voltearon a verlo y sonrieron ante la tierna imágen que le otorgaba a sus amigos: llevaba un pijama puesto que le quedaba bastante grande, su cabello despeinado en todas las direcciones y las facciones de su cara un poco hinchadas demostrando que acababa de despertarse.

— Buenas tardes, Yoongi.— saludó Seokjin.— Taehyung preparó el almuerzo y te dejó un poco por si tienes hambre.

— Gracias pero comeré en la casa de Jimin.

— ¡Finalmente se verán y dejarás de estar como un fantasma! — festejó Taehyung.

— Cállate, idiota. — respondió intentando lucir enfadado pero fallando, se encontraba alegra y ansioso.— Siento que si no me apuro en estar listo llegaré muy tarde, pero tengo demasiado sueño.

— Tú ve a ducharte y nosotros te dejamos la ropa preparada y llenamos a un taxi.— ofrecieron y Yoongi asintió en un agradecimiento silencioso.

Para cuando salió del baño tenía la ropa lista como le habían prometido y, por lo que le dijo Seokjin del otro lado de la puerta, acababan de llamar a un taxi. Se cambió tranquilamente, se peinó un poco y tomó sus cosas antes de salir de su casa, no sin antes amenazar a sus amigos con que los mataría si al volver encontraba algo roto o desordenado.

Estaba feliz, extrañaba tener el delgado pero fuerte cuerpo de su chico entre sus brazos. Estaba ansioso de sentir su perfume, su calor, sus caricias. Por suerte la esperaba se había agotado en menos de lo que se imaginó ya estaba tocando el timbre de la puerta de la casa de Jimin.

— Bebé...

Fight for blood | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora