Capítulo 26.

3 0 0
                                    

No sabía cuánto más sería capaz su cuerpo de soportar. Ya estaba en la última pelea de la noche y por suerte sólo le quedaba una semana para terminar con todo esto por fin.

El tipo con el que peleaba en ese momento parecía ensañado con ganar la pelea, Jimin podía notar que su determinación era tal que aunque lucía peor que él, parecía no estar cerca de rendirse. Pero aquel sujeto no conocía su verdadero potencial, no sabía a qué se enfrentaba.

Jimin hacía su mayor esfuerzo para que no fuera tan evidente que en realidad no estaba dando ni la mitad de su esfuerzo por acabar con él. En serio estaba cansado y por ello jugueteaba un poco con su rival, no deseaba caer rendido por el sueño tan pronto y por ello estaba usando ese tiempo para recuperar un poco de energía y a penas se sintiera un poco más animado terminaría todo de un sólo golpe.

Hoseok había decidido acompañarlo aquella noche aunque le había intentado convencer de que se quedara en su casa a descansar de los exámenes finales que tuvieron que presentar, pero el chico era testarudo y no aceptó un no como respuesta.

Así que allí estaba, en la primera fila mirando a su mejor amigo burlarse de la guardia simplona que su rival tenía. Estaba seguro de que la lata de Sprite en su mano le haría más daño a Jimin que aquel tipo si es que decidía tirársela desde donde estaba sentado.

Hoseok podía ver a Siwon parado del otro lado del octágono, el hombre lucía igual de aburrido que él. Todos a su alrededor parecían estar atentamente enfocados en la pelea esperando la llegada del momento en que aquel Mochi decidiera pegar en serio por primera vez.

Siwon le había comentado que las peleas no serían tan complicadas, puesto que la mayoría de los luchadores que se enfrentarían a Jimin buscaban concretar una pelea con él para probar suerte e intentar demostrar ser mejor. Siempre terminaban humillándose a sí mismos al querer dar un show que no estaba a su nivel.

No es que Jimin fuera un terminator o algo parecido, pero el todavía pelirrojo había estado entrenando desde muy corta edad con diferentes entrenadores orientados en las diferentes disciplinas de las artes marciales, tenía más técnicas de lucha aprendidas que días vividos.

Nadie se compararía jamás a su forma de lucha, Jimin había adquirido la mentalidad de un luchador hace muchos años, su vida giró en torno a ese mundo desde entonces y hasta la actualidad seguía igual. Su rutina se amoldaba al entrenamiento y no al revés. Cosa que le faltaba a más del sesenta por ciento de los chiquillos que entraban a ese sucio galpón en busca de ganar una victoria de oro a la primera.

Aunque su mejor siempre le decía que no debía invalidar sus sentimientos y dolores, Hoseok no podía evitar comparar su historia con la de él y de repente sentir que su tristeza no significa nada.

Jimin solía enfadarse seguido con él por aquel motivo y el solía enfadarse con él por darle demasiada importancia. A veces sentía que no merecía tenerlo en su vida pero sabía que tenerlo a su lado era correcto y que al final de todo sus penas no importaban, porque al regresar a casa eran dos simples chicos que amaban jugar al gato y al ratón con la pequeña Solar.

Verlo ahí de pie, comenzando a dar pequeños saltos para terminar de entrar en calor, Hoseok vuelve a sentirse seguro de haber tomado la decisión de haberse quedado con él.

Entonces, sin más rodeos, Jimin toma impulso y salta lo más alto y cerca que puede de su contricante con su puño en alto y determinado a acaban en la quijada de aquel sujeto que no ha hecho más que retrasar su hora de sueño.

El rojizo no se detiene aún, girando en el suelo y acomodando su cuerpo parcialmente sobre el cuerpo ajeno, se ubica de la manera correcta y aplica una llave en la que el hombre queda boca arriba totalmente inmovilizado, con su cabeza chocando el muslo del otro. Jimin, parece decidido a hacer un último movimiento, por lo que, sin destensar la fuerza de la técnica aplicada sobre el otro, lo alza del suelo y en un segundo enroscó su pierna derecha en su torso y pasándola por debajo y girando el cuerpo en el aire para finalmente dejarlo caer nuevamente sobre la lona. Quedando su rival boca abajo con sus brazos en su espalda siendo apresados por las piernas de Jimin.

Fue ágil, rápido, nadie se lo vió venir. Una maniobra totalmente inesperada e inimaginable pero totalmente impecable. Algo que no lo creerías de nadie, pero tratándose de Jimin es algo que nadie se asombraría.

Fight for blood | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora