¿Quién es Park Jimin? La mayoría no lo conoce más que por nombre y de vista, y el resto sabe algunas cosas.
Todos creían que era un niño mimado y un prodigio de la danza y el canto. Un chico dulce y simpático del que todos querían ser amigos pero que muy pocos lograban. Pero nadie sabía más que eso y les era suficiente.
Escondido en el gimnasio de su casa se encontraba el pequeño rubio saltando la soga sin parar mientras que tenía su vista concentrada en un punto fijo y escuchaba atentamente la letra de la conció que escuchaba.
Shine on you, crazy diamond de Pink Floyd.
Él no era muy fanático del rock y sus derivados, pero la letra e instrumental de esa canción lo transportaban a otra parte.
Su bien formado cuerpo se contraba bañado en sudor, pero eso no importaba. Después de más de casi dos horas de entrenamiento él seguía con su rutina negándose a detenerse.
Entranaba a diario en ese mismo gimnasio, a veces solo, a veces Hoseok lo acompañaba. Otras veces uno de sus compañeros de peleas lo acompañaba y practicaban juntos sus técnicas
Él resto de las veces su entrenador iba a su casa, pasaban largas horas entrenando. Corrigiendo técnicas, realizando ejercicios para agilizar sus movimientos, para mantener en orden el control de su respiración y temperamento. Su estado físico era el mejor gracias a ese hombre.
Lee Jungmin. Su maestro de toda la vida.
— Seguro que llevas horas aquí adentro, deberías descansar por hoy.— Estaba tan absorto en la música que ni siquiera se percató de que Hoseok había entrado al lugar, sin parar con los saltos dirigió su mirada a su mejor amigo.
— Hobi, no te escuché entrar. — le sonrió dulcemente. Hoseok paró la música y se paró al frente del más bajo.
— ¿Cuántas llevas?
— No lo sé, comencé a las 4:40. Dime qué hora es.
Hoseok sacó su celular para ver la hora, 5:03. Dirigió rápidamente su mirada al rubio. — Llevas más de veinte minutos saltando. Ya para.
— Sólo cinco minutos más ¿si? He saltado durante más tiempo antes. — sonrió pequeño y lo miró con orgullo.
Dejó de saltar y buscó su botella de agua, una vez que tomó la suficiente agua se acercó a su amigo.
— ¿Qué tal tu día Hobi?
— Bien, estaba aburrido así que decidí venir. ¿Tu día?
— Estuvo bien. — le contestó mientras comenzaba a golpear la bolsa de boxeo con sus puños anteriormente vendados. — En lo que termino ésta última parte del entrenamiento podrías ir preparando algo para comer, ¿quieres?
— De acuerdo, pero no te sobre esfuerces. Nos vemos arriba, pequeño.
Hoseok amaba a su pequeño amigo, ¿y cómo no hacerlo? Era tan maduro, inteligente, dulce y compañero. Le entendía a la perfección y nunca le dejaba solo, y él no lo dejaría solo jamás.
Cuando se enteró de lo que Jimin hacía él ya llevaba bastante tiempo en ello, quedó en shock, nunca hubiera imaginado a su pequeño estuviera metido en algo así. Al comienzo tuvo miedo de que algo malo le pasara en alguna de esas peleas, Jimin y él discutieron mucho por ello. Hoseok realmente tenía miedo, y lo seguía teniendo, pero tuvo que entender que el hecho de que Jimin continuara haciéndolo dependía sólo de él, entendió el porqué y se quedó al lado de su amigo a pesar de estar en desacuerdo.
Cuando Jimin terminó su rutina apagó el reproductor y se dirigió a su habitación para buscar algo de ropa limpia para luego irse a duchar. En eso su vista se posó en su mejor amigo que se encontraba en el comedos acomodando unas tazas y cubiertos sobre la mesa. Inevitablemente sonrió.
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Fight for blood | yoonmin
Fiksi PenggemarYoongi está perdidamente enamorado de Jimin, un compañero de universidad con quien comparte algunas de sus clases en la universidad. Jimin esconde un secreto que trae consigo un enorme peligro, nadie en su entorno, salvo su mejor amigo Hoseok, sabe...