Capítulo 13.

16 3 0
                                    

La noche estaba sorprendentemente helada y Jimin aún no volvía. Recién había pasado una hora desde que se fue pero le era inevitable preocuparse por el menor, principalmente porque no sabía a dónde fue ni porqué debía a irse tan de repente a esa hora de la noche.

Se acomodó en el sillón de la sala de estar y trató de concentrarse en la película que había puesto en Netflix. No se había movido de allí más que para ir al baño o a la cocina en busca de agua y algo de comer. Le sorprendió ver la cantidad de frutas, verduras y carnes que había dentro del refrigerador. No había comida chatarra en ningún lado, ni jugos artificiales o bebidas carbonatadas.

Jimin le sorprendía en muchos aspectos pero en el buen sentido, y tenía miedo de que algo malo sucediera que hiciera que sus pensamientos hacia el cambiaran o que pasara algo que lo hiciera alejarse de él.

Tenía demasiadas preguntas en su cabeza pero por respeto al pelirubio no las hacía. Y el hecho de que Jimin estaba buscando una solución a sus problemas para luego decirle toda la verdad, le infundía aún más miedo. ¿Qué clase de problemas tendría y porque le era tan urgente encontrar una solución para salirse de ellos?

Jimin parecía un chico amable y alegre, y el sólo pensar en que tenía problemas le hacía poner en duda todo. Pero sabía que el menor no fingía ser algo que no era porque su actuar era muy natural y no parecía esforzarse de sobre manera en aparentar ser otra persona.

No tenía miedo de él, no tenía miedo de que lo lastimara o de que le mintiera. Tenía miedo de lo que Jimin ocultaba. Tenía miedo de que por culpa de esos problemas se alejaran el uno del otro, de que las cosas terminen mal, de que Jimin salga lastimado. Entendía que el pelirubio tenía sus razones para ocultarle las cosas pero no podía evitar preocuparse y querer ayudarle.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió el ruido del portón siendo abierto y el rigido del motor. Los nervios le atacaban y su pecho se removía ante los bruscos latidos de su corazón. No sabía qué esperar.

El ruido del portón cerrándose y la puerta de entrada abriéndose al mismo tiempo perforó sus oidos. Todo en su sistema se relajó cuando lo vió entrar despacio. Jimin le dedicó una mirada, sonrió en grande cuando le vió y a paso lento se acerco a él.

— Pensé que ya estarías durmiendo.— le murmuró y besó cortamente sus labios. — Lamento llegar tarde.

— No te preocupes. Quise esperarte.

Jimin apagó la televisión mientras le extendía su mano, la tomó y se encaminaron a la habitación del menor. El pelirubio le soltó la mano, entró al baño de la habitación y volvió a salir pero sin el bolso con el que había salido y solamente vestido con la parte de abajo de su ropa.

— ¿Quieres una pijama para dormir? — le preguntó con voz suave mientras rebuscaba en su armario ropa para ambos.

— Seguro.

— Espero te sirva esto. — le extendió un pantalón al estilo leñador rojo y una camiseta básica color blanca. Le agradeció con un beso en la mejilla y se dispuso a cambiarse la ropa allí mismo.

El ambiente era cómodo, tranquilo. Ambos se cambiaban en silencio y de vez en cuando se dedicaban miradas curiosas intentando que el otro no se de cuenta. Observaban sus cuerpos e intentaban admirar cuanto detalle pudieran antes de que la piel expuesta del otro se viera totalmente cubierta por la pijama.

Cuando Jimin ya se encontraba finalmente cambiado de ropas tomó la que se había quitado anteriormente y la llevó al baño para dejarla en el cesto de ropa sucia. Estaba por bajar a la cocina por algo de comer cuando su celular sonó y su cuerpo se tensó. La canción predeterminada resonaba en sus oídos haciendo que la odie aún más de lo que ya lo hace.

Fight for blood | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora