Capítulo 10.

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Ya era lunes nuevamente. El día anterior Jimin había recibido a Siwon en su casa, quien iba a buscar el dinero que había estado juntando. Siwon al ver la actitud distante y retraída que había tomado el pelirubio no dudó en preguntarle qué sucedía.

— Es Yoongi, Siwon hyung. Ayer me besó, lo besé de nuevo, y luego simplemente le pedí que se fuera. Me dió tanto miedo porque no pude evitarlo, me siento mal por haberlo disfrutado. Sé que Yoongi siente algo por mi pero no quiero lastimarlo, no puedo perderlo.

— Ah Minnie, es hora de que vayas perdiendo el miedo. ¿Sabes? Antes de que me casara con Dae estuve en la misma situación que tú, ella era tan bondadosa y dulce que temí perderla por culpa de todo lo que venía acarreando. Pero casi la pierdo por tener el miedo a perderla. Debes ser honesto con él y contigo, si confías en él debes decirle la verdad. Has lo que tengas que hacer antes de que todo se vaya a la mierda. ¿De acuerdo?

Luego de aquellas palabras se tomó el resto del día para pensar en lo que haría, se planteó mil y unas opciones pero siempre terminaba pensando que Yoongi lo apartaría de su vida cuando le dijera todo. Concluyó en que era mejor tomarse su tiempo y prepararse mental y emocionalmente para lo que sea que vaya a pasar en el futuro.

Ese lunes comenzó con las energías renovadas, iba dispuesto a poner las cosas en orden antes de volver a arruinar todo. Se despertó temprano para ducharse y tener tiempo de desayunar bien, se dedicó a alistarse para ir a la universidad y la mentalidad clara y positiva se mantenía latente en su sistema. Se dirigió a la universidad y esperó a cruzarse con su mayor pero raramente, él no apareció.

Yoongi nunca faltaba a ninguna clase y ese día había faltado a todas. A la salida tomó su celular mientras se subía a su auto y lo llamó, al tercer tono la llamada fue atendida pero no dijo nada esperando a que Yoongi hablara primero pero nada se escuchaba del otro lado.

¿Llamabas sólo para escucharme respirar o...? — cuestionó Yoongi con voz ronca.

— No, disculpa. Llamaba para saber si estabas bien, no asististe a clases hoy y me preocupé.

¿De verdad? No debiste, está todo bien, sólo me sentía mal y me quedé descansando.

— ¿Mal? ¿Por qué? ¿Qué tienes? — Yoongi rió ante el bombardeo de preguntas por parte de Jimin, le causó ternura la preocupación del pelirubio.

Eres lindo. — a Jimin se le cortó la respiración ante la confesión de su mayor.

— Tú también. En fin, ¿necesitas algo?— le preguntó intentando calmar sus nervios y disipar su sonrojo.

Nada, estoy bien. No te preocupes.

— Yo...— se aclaró la garganta antes de continuar.— ¿Puedo ir a verte? Creo que debemos hablar.

¿Hablar? Seguro. Te espero.

— De acuerdo, en un rato llego. Nos vemos, hyung.— finalizó la llamada en cuanto Yoongi recitó un "hasta luego" y arrancó el auto para pasar por su casa antes de ir donde su mayor.

Estaba a punto de entrar a su casa cuando recibió un mensaje de Hoseok preguntando si estaba libre o tenía algo que hacer, respondió que iría donde Yoongi y luego le avisaría cuando estuviera de nuevo en su casa. Sabía que debía entrenar pero se saltearía su rutina de ese día porque aclarar las cosas con Yoongi era más importante.

Se cambió se ropa por algo más ligero, se arregló un poco, buscó algo para llevarse a su hyung para que comieran mientras hablaban y salió de su casa para dirigirse donde Yoongi. Estacionó su auto en frente de la casa del pelinegro y se sorprendió al verlo sentado en las escaleras de la entrada mirándolo.

— Hoy no vienes en el Jeep. ¿Qué auto es ese? — le preguntó sin despegar la vista de sus ojos.

— Eh...— rascó su nuca y miró al auto antes de volver la vista hacia el pelinegro— Es un Pontiac GTO del '69, fue un regalo.

— Es lindo. — Yoongi se paró y le sonrió.

— Gracias.

Entraron a la casa y Jimin dejó las cosas que había traído en la mesita de la sala junto con su celular y sus llaves. Siguió al mayor hasta la cocina donde lo ayudó a buscar algo de beber. Yoongi tomó las bebidas y le hizo una seña con la cabeza para que subieran a su habitación, Jimin volvió a tomar las cosas que dejó en la sala y lo siguió.

Se acomodaron en el suelo de la habitación y Yoongi puso algo de música. Su conversación comenzó siendo amena, se preguntaban algunas cosas, opinaban sobre otras, reían por acnédotas que alguno contaba. Era agradable estar ahí, los dos, juntos.

— Hyung, ¿recuerdas que te dije que teníamos que hablar?— Yoongi asintió.— Es sobre lo que pasó el otro día.

— Ah, eso. Quedate tranquilo, me olvidaré que pasó como me pediste que lo hiciera.

El brillo en los ojos de ambos comenzó a opacarse, sus miradas ya no las dirigían al otro y un nudo comenzaba a extenderse en su pecho. Jimin realmente no quería que Yoongi se olvidara de lo que pasó.

— Yoongi. — el pelinegro lo miró y esperó a que volviera a hablar.— Antes de hacer lo que tengo ganas de hacer debo explicarte alguna cosas.

— Adelante. — el ceño de Yoongi estaba fruncido pero demostraba confusión y no enojo, lo que calmaba un poco a Jimin.

— Tú me gustas y no te das una idea de cuánto, pero hay algunas cosas que no sabes de mi y que podrían, fácilmente, hacer que tomes la decisión de apartarte de mi. No sé qué es lo que sientas o pienses, no estoy dentro de tu cabeza como para saberlo, pero sé que lo que no sabes de mi es algo con lo que no todos pueden, es difícil de entender y es una historia muy larga la que debo contarte. — miró a Yoongi y se acercó a él mientras tomaba sus manos.— Dame tiempo, ¿si? Tengo miedo de arruinarlo todo antes de siquiera empezarlo y eres demasiado importante para mí como para perderte.

— Minie... — susurró a penas.

— No tienes una idea de hace cuánto que he querido estar contigo, pero hoy el miedo es más real que nunca y está presente en cada instante.

— ¿Qué es eso que ocultas? ¿Eh? No importa lo que sea, no me iré ni te dejaré ir.

— Cuando sepas la verdad y todo haya terminado, estaremos juntos, ¿verdad? — la voz de Jimin habló bajita, temerosa, como si no quisiera ser oída. Miró directamente los ojos de su hyung y se sintió desfallecer un pequeño beso fue dado en sus labios, un suave roce que bastó para transmitirle calma.

— Estaremos juntos hasta que te canses de mi y te busques a alguien mejor.

— No hay nadie mejor que tú, tonto. — una sonrisa se hizo presente en ambos rostros, la distancia entre ellos era casi inextistente, sus respiraciones se mezclaban haciéndose una y sus ojos no se apartaban del otro.

Jimin plantó pequeños besos en los belfos del pelinegro quien suspiró ante el primer contacto. No iban más allá, sólo buscaban no perder el contacto entre ellos, querían sentirse. Siguieron dándose suaves besos hasta que Yoongi sujetó a Jimin de las mejillas y lo acercó aún más a sí mismo, dió inicio a un nuevo beso pero esta vez abrió la boca para darle profundidad.

En todo el tiempo juntos, hasta que Jimin se fue a su casa, estuvieron regalando al otro besos y caricias acompañadas de palabras dulces. Se sonrieron y se despidieron con la promesa de que todo estaría bien, de que ellos estaríab bien y permanecerían juntos.

Ahora Jimin tendría que armarse de valor para decir todas las verdades que viene ocultando desde muy joven edad. Yoongi se merecía algo mejor, pensaba, algo mejor de lo que él podría darle, pero intentaría con todas sus fuerzas darle todo lo que su mayor se mereciera para que se quede a su lado.

Una pelea importante, y probablemente la última, se aproximaba. Si conseguía ganarla lograría librarse de todo aquello que lo encadenaba a su pesadilla.
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Fight for blood | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora