Capítulo 23.

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"— Pelea, niño. Y te aconsejo que ganes si es que deseas volver a ver a tu madre."

Aún llevaba esas palabras tatuadas en las paredes de su mente, no había día en el que no sintiera ganas de llorar al recordarlas. Y por más que quisiera, no hallaba la manera de borrarlas para siempre. Esa frase no lo abandonó nunca desde el día en que la escuchó por primera vez. Todavía recordaba ese momento con lujos de detalles, la voz de su padre intentando sonar calmada pero no perdiendo la oportunidad de intimidarlo, otra vez.

Jimin sabía lo que debía hacer y por qué, no hacía falta que el hombre se encargara de dañarle la psiquis de esa manera tan insoportable. Entendía que si quería conseguir las cosas que quería debía hacer todo lo que él le dijera, incluso si al hacerlo salía con dos costillas rotas. Él lo haría, y lo haría cuantas veces fueran necesarias para volver a verla.

Sin embargo, desde hace años que su trabajo de subirse a un octágono y golpear algunas caras no estaba dándole lo que él deseaba realmente. No negaba que el ingreso monetario era bueno, pero no quería ganarlo de esa manera tan sucia, si por él fuera el dinero no formaría parte de ese juego. Él quería a su verdadera familia, otra vez juntos.

La distancia destrozaba todo rastro de fortaleza en su interior, estaba cansado de extrañar algo que no podía tener, estaba cansado de ser sólo un peón para alguien que él amó y admiró mucho en su niñez. Estaba cansado pero todo dentro suyo le gritaba que se pusiera de pie y obedeciera si quería acabar con todo esto de una vez.

Y era eso lo que lo mantenía despierto, la idea de saber que pronto no tendría que obedecer nunca más, que en poco tiempo sería un chico libre como siempre tuvo que haber sido.

En ese momento, estando acostado al lado del amor de su vida, sentía que no podía tener más miedo al futuro. Tenía un temor inexplicable a que su padre supiera de él, supiera de su nueva casa frente al lago, que supiera que estaba a punto de hablar con un detective para delatarlo ante la ley, para hablar por primera vez de todo lo que hacían en ese lugar horrible.

Jimin se consideraba un chico extremadamente afortunado, tenía la suerte de ser el hijo de uno de los líderes con mayor poder de toda la asociación. Pero no todos corrían la misma fortuna. Algunos chicos allí estaban realmente colgando de un hilo, algunos eran asesinados, otros eran obligados a consumir drogas para mantenerlos despiertos y peleando, otros eran privados de alimentos y agua como castigo por haber perdido. Existían muchos actos de crueldad que llevaban a cabo en contra de todos y cada uno de esos chicos que acabaron dentro por una mala jugada del destino.

Pocas veces se había cruzado con alguien que había entrado por propia voluntad, y pocas veces había conocido chicos que tuvieran el alma y el corazón lleno maldad. La gran mayoría hacía lo posible por sobrevivir. No podían sentir enojo contr alguien que estaba en su misma situación, no importaba si ganaban o perdían, lo que importaba era no terminar muerto en algún lugar donde no los encontrarían jamas.

Jimin había aprendido de su madre que cada persona es dueña de su propia vida, y que tener bondad en nuestra alma guiaría a cada uno a tomar las decisiones correctas. Y eso haría, aunque más de una vez le hayan mirado mal por tener privilegios.

Su vida había sido de color rosa al lado del resto. Incluso si él salía perjudicado en todo esto, haría lo que estuviera a su alcance para ayudar a todos y cada uno. Porque sería egoísta de terminar el trato con su padre e irse sin más, no sería capaz de ignorar todo el dolor y la miseria que deja atrás. Su consciencia no lo permitiría y estaba seguro de que su corazón dolería cada segundo hasta el día de su muerte.

Ese calvario es imaginable ante la mente de cualquiera. No quería que nadie más lo sufriera a costa de la codicia de su padre y el séquito de enfermos que lo acompañan.

Lo haría porque sentía que se merecía paz, que se merecía ser feliz después de tantos años viviendo bajo la sombra de su padre. Jimin sólo deseaba una vida normal, junto al amor de su vida, su mejor amigo, su madre, los amigos de su Yoongi... y por supuesto, con Él.

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Todos los errores e incoherencias los voy a corregir una vez que termine de publicar todos los capítulos del libro. Estamos a punto de entrar a la parte más importante de la historia, que es la del prólogo. Lo que sigue es realmente lo "bueno" de la trama.

Espero que les esté gustando y disfruten de la lectura tanto como yo disfruto de escribirlo.

En algunos días vuelvo a actualizar.

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Fight for blood | yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora