Román
Tan pronto como me vuelvo a subir a la cama, la yema del dedo de Eliza está trazando las arremolinadas líneas negras de mi tatuaje—Eso fue increíble —ronronea.
Sonrío al techo mientras ella se acomoda contra mí. —De nada.
Me golpea ligeramente el hombro. —Tú también parecías disfrutarlo.
Me estremezco por dentro. Esos pucheros y el tono de ‚dime que soy bonita, por favor‛ siempre me hacen querer saltar de la cama y correr hacia la puerta, pero en su lugar me obligo a sonreír, porque así es como se juega esto... si quieres ganar, es así. —Lo disfruté mucho. —Aparto de su frente el pelo castaño rojizo ligeramente humedecido —vislumbrando algunas canas que me dicen que probablemente tiene una cita programada en la peluquería para la próxima semana— y planto un beso en su frente.
Se estira como un gato al sol, echando su suave pierna sobre la mía y acariciando mi cuello. Ah, acurrucarse. A Eliza le encanta, y espero que pague como corresponde. —Esto era exactamente lo que necesitaba para despejar mi mente.
—Bien. —Enredo los dedos en su pelo mientras sus labios me hacen cosquillas en la piel. Se siente bien, y cierro los ojos y lo saboreo, concentrándome solo en la sensación, la palpitación, ligereza y calidez.
Ella suspira, y entonces sé que quiere añadirle conversación a nuestra rutina. Nos conocimos hace un par de semanas cuando comenzó a asistir a las clases de pintura en la sesión de invierno que estoy enseñando en el centro de arte. Al igual que ha pasado con muchas de las esposas ricas de nuestra clase alta local, mi arreglo con ella comenzó fácil —una "clase particular", un polvo rápido, cien o doscientos euros en mi bolsillo, un beso de despedida— pero ahora que hemos estado en esto casi un mes, ella quiere más. Yo no, pero ha encargado una serie de pinturas para la nueva suite de entretenimiento que su marido está construyendo en la parte posterior de esta mansión, y va a pagar unos pocos miles por lienzo. Cuántos lienzos va a querer, depende en gran medida de lo bien que la satisfaga.
—¿Estás bien, Liz? Suenas estresada. —La aprieto un poco, solo para mostrar que me importa de verdad.
Sonríe y me devuelve el apretón. Misión cumplida. —Estoy bien, pero no excelente. Kaylen llegó a casa de la universidad para las vacaciones, y está decidida a no volver.
Trato de recordar de cuál de sus hijas está hablando. Entonces supongo que la más joven es Kaylen, si todavía está en la universidad. Creo que es la castaña. —¿Ha estado en casa desde antes de Navidad?
Liz se ríe. —¿Ves lo que quiero decir? Ni siquiera sabías que estaba aquí. En estos días es como un fantasma, rondando mi casa.
—¿Se va a transferir a la U de aquí? —Soy un chico de la zona y me gradué allí. Es una escuela muy sólida, y su programa de arte es muy bueno.
Liz está pegada a mí, así que siento cuando su estómago se tensa y veo sus labios temblar. Está tratando de no reírse. Guau. —Oh, Román. —Deja escapar un pequeño gruñido que me hace rechinar los dientes—. No.Su padre y yo la estamos presionando para que vuelva a Londres, pero parece que este semestre no va a ir, y por supuesto, ya hemos pagado por su alojamiento y matrícula.
Lo cual es probablemente casi tanto como pagó por su último estiramiento facial; que es poco dinero, teniendo en cuenta que su marido es dueño de una empresa industrial de maquinaria y uno de los hombres más ricos del estado, pero su tono de voz dice que aun así está enojada por ello. —¿Qué pasó?
—Kaylen siempre ha sido un poco sensible y tímida, pero ahora simplemente se niega a hacer cualquier cosa. En realidad, se niega a salir de la casa.
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Alas rotas a traves del cristal (Román Burki)
FanfictionSecuencia de por Amor al arte