La ley del nido y la exploración profunda

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Román

Las escuelas están cerradas, la cita previa a la cirugía de mi madre, ha sido cancelada y básicamente la ciudad entera está cerrada. Sin embargo, aquí estoy. Pero no porque me haya quedado atrapado en la carretera. Me encontraba de camino cuando miré por el retrovisor y vi que la casa había quedado a oscuras. Antes de que pudiera incluso darme cuenta, retrocedí todo el camino y me detuve a un lado de la carretera. Si ella miraba afuera, no sabría que no había atasco. Demonios, en unas horas, eso podía ser verdad.

Tan pronto como vi su rostro, me sentí contento de haber vuelto.

Noté que esta tormenta la asustaba un poco. Cuando llegué esta mañana parecía agotada, había una enorme colección de linternas y otros suministros apilados en la isla de la cocina. Kay es inteligente, por lo que eso me dice que debe haber estado al borde del pánico mientras recogía todos esos objetos en la casa. Se sentía tan asustada que perdió su lógica. Y sus padres ni siquiera han llamado. Su padre está de viaje, su madre en algún spa, quién diablos sabe dónde, y ambos, demasiado absortos en sí mismos para incluso ver si ella está bien. Quiero decir, demonios, tengo veintiocho años y mi madre, que tiene cáncer, por el maldito amor de Dios, la mejor razón del mundo para conseguir la auto-absorción, me llamó, solo para asegurarse de que estuviera a salvo. Tuve que mentirle, por supuesto, porque me encontraba en la carretera en ese momento, pero era agradable saber que se preocupaba. Kay  no tiene eso. Si yo no hubiera aparecido, ella estaría atrapada sola en esta casa.

Ahora estamos atrapados juntos.

Estoy más a gusto con eso de lo debido. De hecho, estoy trabajando para suavizar este tembloroso deseo por ella que trata de abrirse camino.

Necesito concentrarme en las cosas prácticas. —Va a hacerse bastante frío aquí si la electricidad no funciona por un tiempo —le digo—. ¿Tal vez una chimenea...?

—En el salón familiar —dice, tirando de mi mano. A pesar de la tormenta, no se halla completamente oscuro porque esta casa está llena de ventanas. Pero ninguno de nosotros ha apartado nuestras manos, todavía. En muy poco tiempo, nos he prendido el fuego, aunque tengo que volver a la cocina para recuperar las cerillas. Bajo las llamas, y en esta luz,Kaylen se ve perfecta; sus pómulos sombreados, sus ojos oscuros y profundos. No sé cómo no me di cuenta al principio de lo hermosa que es, pero una vez que lo hice, no pude pasarlo desapercibido, no importa cuánto lo intente.

—¿Qué hacemos ahora? —pregunta—. Recomendaría una maratón de Star Wars, pero... —Gesticula hacia la oscura pantalla del televisor.

Sostengo el libro que cogí de la biblioteca. —Vamos a hacer como los pioneros y leamos bajo el fuego.

Me da una mirada escéptica. —Creo que los libros eran pocos y distantes en los días de los pioneros.

—¿Podrías no ponerme en ridículo  por un momento? —le pregunto.

—Eso es extremadamente divertido —dice.

—Puedo pensar en otras cosas que podrían ser más divertidas —suelto. Sus ojos se amplían. Se ve tan inocente que me pone un poco loco. Doy un paso atrás y río—. Como leer Grandes Esperanzas junto al fuego —digo rápidamente.

—Creo que deberíamos construir un nido —dice oportunamente—. ¿Te gustaría construir un nido conmigo?

—Ah, creo que es un poco rápido para estar hablando de nidos...

Sonríe. —Cuando era niña, mi niñera me solía dejar hacerlos. Yo recogía un montón de almohadas, mantas y las amontonaba en el suelo; era una pila tan enorme que no tocaba fondo cuando saltaba.

Alas rotas a traves del cristal (Román Burki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora