Él si vale para intentarlo

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Kaylen

Mi cabeza está palpitando. Intenté dormir hasta más tarde, pero esta resaca es feroz. Ya he tenido un ataque de pánico hoy, y tengo miedo de que vaya a tener otro. Culpo al alcohol. Pensé que me relajaría y ayudaría atravesar la inauguración de la galería, pero de alguna forma, hizo lo contrario. Pero realmente, nada podría haberme salvado anoche. Es probable que me hubiera avergonzado sin importar por qué.

Cuando salí del baño, Román estaba hablando con mi mamá. Él se reía fuerte y jalaba de sus pendiente alegremente, y recuerdo de mi niñez que eso la vuelve loca. Ella seguía golpeándole sus manos. Él parecía completamente borracho, pero cuando caminé a la galería, sus ojos me atravesaron, con una mirada voraz y evaluativa. Le di lo máximo que podía formar como sonrisa, y él regresó su atención a mi mamá.

Cerca de treinta minutos después, nos encontrábamos de regreso a casa, y el frío silencioso de mi mamá era absolutamente abrumador. Él tenía razón; ella estaba tan molesta con él que no notó que usaba un labial diferente que cuando llegué, y que ya no usaba rímel. Ella no notó que mi vestido se hallaba un poco rasgado en el dobladillo y que algunas de las cuencas colgaban en sus pequeños hilos plateados. Román me salvó.

Eso debería sentirse bien. Pero solo hacía que me sintiera más patética. No quiero necesitar salvación. Quiero estar bien. Quería ir allá y estar en su mundo y seguir con él. Fue muy amable, muy protector, tan comprensivo anoche. ¿Pero cómo sería si tuviera que lidiar con esto todo el tiempo?

—Toc, toc —dice mi mamá mientras entra a la cocina, pero hoy no es cantarín. Luce cansada y triste—. ¿Qué estás haciendo? —me pregunta, mirando al bol de mezcla que estoy acunando.

Bajo mi mirada a él. —Galletas.

Me da una sonrisa triste. —¿Compartirás? —Se sienta en la isla de la cocina

—Por supuesto, mamá. ¿Estás bien?

Sorbe por la nariz. —Estoy bien. Román llamó esta mañana para disculparse. Dijo también que perdió algunas lecciones contigo la semana pasada, y quería venir hoy y tener una sesión compensativa contigo debido a que ya le había pagado.

Mi corazón late un poco más rápido. —Oh... ¿cómo te sientes sobre eso? Lucías muy molesta con él anoche.

—Burki es fácil de perdonar —ronronea, de repente espabilándose; y haciendo caer mi estómago—. Dijo que estaría aquí a las once. ¿Te viene bien?

Sostengo una cucharada de masa. —Debería tener este lote listo para entonces.

—Loris Karius viene a ver el espacio de la biblioteca al mismo tiempo, así que me encontraré con él.

Me pregunto si Román planeo que mi mamá estuviera ocupada así él podía hablar conmigo a solas. Por lo poco que vi anoche, Loris y Aly estaban muy pendientes de él. Él tiene buenos amigos, y eso tiene sentido. Los merece. A pesar de que dijo que no tenía idea de cómo ayudar, me ayudó tremendamente. A pesar de que es probable que pensara que era triste y patética, no me hizo sentir de esa forma. Y estoy tan agradecida, y tan apenada que actué de esa forma, y él viene aquí a hablar conmigo y no sabré que decir. Si tuviera una amiga, le preguntaría que haría, porque podría venirme bien algún consejo.

—Entre más pronto empieces a ser normal de nuevo, mejor. Te quiero de regreso en la universidad en el otoño, Kaylen . Eres demasiado inteligente para desperdiciar tu vida así.

—¿Que si no quiero regresar? —Estaba estudiando historia, pero solo porque no me entusiasmaba algo más.

—No me importa. Si no quieres regresar por lo académico, piensa en los hombres. ¡Estabas justo allí! Atrapa a uno de esos chicos, y no tendrás que preocuparte sobre lo que estudias. —Sonríe con satisfacción—. Eso fue lo que hice.

Alas rotas a traves del cristal (Román Burki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora