Román
Me despierto sobresaltado cuando alguien aprieta mis dedos.
-Román -susurra mi mamá con voz ronca-. Creo que tienes que irte pronto.
Parpadeo rápidamente, tratando de concentrarme; tengo este loco momento que estoy en la escuela de nuevo, y mi mamá trata de levantarme para el colegio. -Espera... ¿Qué?
-¿Tu presentación?
Niego con la cabeza, y registro donde estoy. La habitación de hospital de mamá. Fue trasladada de la UCI el miércoles y ahora está en esta habitación que comparte con una mujer a quien le han removido la mitad de colon o algo así. He estado aquí cada día, aunque mi mamá ha estado demasiado ajena para registrar mi presencia hasta hoy. Verla mucho más alerta era fantástico; hasta que se dio cuenta de que tan horrible me veía yo. He estado tratando de parecer animado, pero la última vez que se durmió, supongo que yo también lo hice, haciendo un hueco en un lado de su cama, con mis brazos en la barandilla y la cabeza colgando. Miro alrededor y encuentro el reloj en la pared.
-Son casi las siete -murmuro. Demonios. Debía reunirme con Loris y Aly para una cena temprana-. Estoy retrasado.
Bajo la mirada hacia mi mamá. Su rostro está tan pálido, sus labios de un rosado grisáceo, sus ojos adormilados. -Tengo que irme.
-Diviértete -murmura, durmiéndose de nuevo. Es como si reuniera la energía para ser mi mamá por un minuto, e incluso eso la deja exhausta.
Me pongo de pie y beso su frente. -Te amo. Regresaré mañana.
-Te amo...
Llamo a mi papá cuando llego al vestíbulo. -Me voy ahora. Parece que dormirá por un rato.
-Gracias. Estaré ahí más tarde esta noche -dice. Suena cansado también, y estoy bastante seguro de que acabo de despertarlo-. Buena suerte. Espero que hagas algunas ventas.
-Yo también. -Colgamos, y ajusto mi corbata a medida que camino hasta mi coche. Las inauguraciones de galerías siempre son un evento. Los dueños sirven bebidas y no escatiman con el alcohol, porque afloja a los patrocinadores y los hacer sentir generosos. Los artistas, distribuidos y disponibles para conversar. Algunos de nosotros estamos dispuestos para más que eso.
Mi estómago se aprieta cuando los grandes ojos de Kaylen brillan en mi mente. No tengo idea de lo que sucedió con ella el miércoles, y no pude ir durante los dos últimos días porque mi mamá ha estado sufriendo procedimiento tras procedimiento, y sentía que necesitaba estar ahí para mi papá. Sin embargo ha estado dando vueltas en mi cabeza sin parar. Aparecí el miércoles, queriendo seguir el consejo de Loris y hablarle, pero lo arruiné de mil maneras diferentes. Kay entró en pánico; pude verlo en sus ojos. La enloquecí, me mostré con mucha fuerza. Soné tan malditamente perdedor y desesperado ahí, que al final no podía culparla por alejarse de mí.
-Siento tanto que tuvieras que lidiar con ella -me dijo Liz después de que Kay se fue-. Ella es tan temperamental.
Ella es lo único que necesito, casi dije, pero mi interior era una pila triturada de esperanzas y anhelos, desgarrado, sangrando y sin palabras.
Liz se acercó y colocó sus manos alrededor de mi cintura. -Ahora podemos estar solos -dijo. Tomó mi mano y la puso en su pecho.
-Estaba por marcharme. -Eso sí logré decirlo en voz alta. Murmuré algo sobre mi mamá en el hospital, pero a Liz no le importaba eso. Se preocupaba por mi pene y por la próxima vez que iba a usarlo para hacerla sentir bien, y lo dejó muy claro. Me siguió afuera, queriendo saber cuándo me vería de nuevo, apenas escuchando cuando tartamudeaba mis excusas. Mi mente continuaba con Kay dondequiera que estuviera, deseando que no nos hubiera arruinado con mis estúpidas y desesperadas súplicas. Liz dijo algo sobre querer hablarme acerca de mis pinturas, y luego me besó. Y por supuesto, Kay entró para ver la mano de Liz en mi entrepierna. No pude mirar su rostro luego de eso. No quería ver cuán asqueada estaría. Era como la confirmación de todas esas cosas que dijo de mí justo después de que nos conocimos. Idiota y lindo, superficial, no vale la pena conocer.
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Alas rotas a traves del cristal (Román Burki)
Fiksi PenggemarSecuencia de por Amor al arte