Capítulo V: La prometida del Rey Goblin.

270 26 0
                                    

Una familia de conejos observaba a tres personajes cruzar la cordillera de manera no tan sigilosa pero si veloz

-Cuando los encontré lo primero que pensé fue: Paul vas a tener que pelear contra los malos por defender a tu rey y su novia-

-¡Paul ya te dije como 50 veces que Sarah no es mi novia!- el hombre de casi 2 metros, rasgos orientales, regordete muy agradable se giró para ver a Sarah y guiñarle el ojo en modo de broma -Tienes razón. Quien diría que me encontraría al Rey Jareth y su novia en el suelo muertos de risa-

-No hay remedio contigo...- alzando los ojos al cielo

Unos pasos más y Paul se detuvo -Bienvenidos al Reino de Jei Mong- se lograba divisar un castillo oriental, los niveles divididos por la arquitectura japonesa era de una evidente y magnífica obra de arte,

Un par de portones gigantes de madera se abrieron de par en par, ella estaba maravillada con el lugar, si de lejos parecía un paisaje pintado estar adentro era mágico una larga fila de hombres meditaban en la espaciosa plaza con vista a la fortificación de madera y piedra, en sus columnas pequeños detalles en dorado con fondo rojo, un puente del mismo color los unía seguida de una ringlera de gradas dando entrada a la sala principal con los mismos detalles rojo y dorado.

-¨Jareth debería vivir aquí¨- pensó ella para sus adentros

-Haz quedado atónita por lo que veo niña- interrumpió un señor.

-¿Su majestad Jei Mong?- afirmo con la cabeza. -¡hogar es precioso!-

-Molly la llevará a sus aposentos, podrá bañarse y cambiarse, hay túnicas reales para nuestras visitas y son las más exclusivas, después tendremos el honor de que nos acompañes en la cena-

-Gracias... también por mandar a encontrarnos, traernos sanos y salvos- observando el techo y lo sublime del lugar

-Le he dicho a Jareth que debería venir a gobernar desde acá pero se niega a dejar... - viendo hacia ambos lados cuidando no ser escuchados –esa pocilga llena de asquerosos goblins- murmuró

-¡Esos asquerosos son uno de los pocos seres leales con los que cuento, en cuanto a la Ciudad Goblin, sabes que nunca la dejaré Jei Mong!- el regordete emperador se echó de buena gana a reír graciosamente, de rasgos orientales y naturaleza agradable, regordete, mediana edad no tan alto como el rubio que le devolvió la sonrisa junto con un abrazo

-Vamos Jareth no hagas enojos, te están preparando un delicioso banquete- haciéndolo entrar tomándolo por la espalda –Además tu prometida está esperando, tu hermano llego mucho antes que ustedes... – Como baldazo de agua fría le cayó a la chica que observaba los detalles en el techo con la cabeza inclinada regresando a la realidad súbitamente, Jareth fingía no saber de qué hablaba el viejo mientras se alejaban, él giro la cabeza sobre su hombro para ver como la decepcionada chica lo observaba viéndolo desaparecer conforme caminaba

-¿Milady?-

-Oh debes ser Molly, perdona yo...-

-Por favor sígame- la ancianita a pesar de su edad caminaba rápido, encamino a la mujer en un gran pasillo que daba vista al patio

-Acá es- empujando la puerta se encontró una de las habitaciones más alucinantes y elegantes que en su vida jamás había visto

-¡Este cuarto es del tamaño de mi casa entera!- exclamo atontada.

Molly sin decir palabra inicio su labor de sacar las ropas para la dama colocando prendas sobre la cama delicadamente

-Estos son los autorizados para las cenas con el emperador y su majestad el Rey-

Más Allá De El LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora