XI: Fuegos Artificiales.

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Les seré muy franca a mis lector@s, este capítulo me he tomado el tiempo para inspirarme y para hacerles sentir lo que nuestros protagonistas sienten, me he emocionado y espero de todo corazón que ustedes también se entusiasmen. 


Mientras tanto del otro lado del Castillo Jeremy lidiaba con unas cajas llenas de fuegos artificiales a la vez queriendo unirse a corretear a las gallinas junto con sus compañeros haciéndolo precipitarse con toda esa pólvora sobre la fogata en medio del patio con sus rostros asombrados sabían que eso sería una explosión, unos cuantos se ocultaron bajó unos barriles Jeremy sólo se ocultó con su pequeño sombrero que tenía una pluma morada en la copa – El amo se enojará- sollozo atormentado.

Regresando a las orillas del mar.

-Me siento muy bien- para ese entonces no dejaba de ver los zafiros de aquel fey, los mismos que en aquel baile la cautivaron, las manos de Sarah permanecían inmóviles sucumbiendo al contacto de la piel de él, se tensó cuando tomó su húmedo rostro entre sus manos que yacían sin guantes -Mírame, te suplico me mires- tímida y nerviosa levantó la mirada, su corazón estaba a punto de salírsele por la boca -Jareth yo....- dijo agitada la castaña y con las mejillas entumecidas por el rojo, sin dejarla terminar se acercó lento y transpirando esa sensualidad que lo caracteriza, su nariz rozó la naricilla de la mujer a la vez que cerró sus ojos, los delgados y rosados labios del Rey Goblin buscaron la afresada boca de Sarah sin decir palabra alguna optó por huir de la escena Jareth sin pensarlo la tomó de la mano dándole media vuelta haciéndola sucumbir hacia él de puntillas y él inclinándose para alcanzarla poso sus labios ligeramente explorando ese rincón desconocido para ambos, los fuegos artificiales al fondo explotaron justo en ese momento haciéndolo más romántico, al fin la boca de Sarah le pertenecía al odioso y querido Jareth, ella sujeto los atrigados cabellos del hombre a la vez que este la estrujaba hacia él, sus bocas se reconocieron apasionadamente, la lengua de Sarah se aventuró a jugar con la de él haciendo más intenso el momento quedando sin aliento, se vieron complacidos con miedo aún -Bésame- murmuró ella sin dudarlo él hizo lo que le decían, tiernamente a la vez apasionado, sus manos acechaban la cintura de ella sus cabezas se movían de un lado a otro con los ojos cerrados era como si hubiesen perdido el conocimiento del tiempo y el lugar, embelesados en el placer que sentían al fundirse entre besos y caricias a Jareth le estaba empezando a pasar la cuenta la satisfacción sobre su cuerpo, sutilmente se detuvo sin apartarla por completo de él – Me temo que si sigo así... yo- ella acentuó tímida , comprendió a que se refería pero ahí no había terminado -No digamos nada, todo está bien así, perfectamente bien- besándola nuevamente con ferocidad, su ferviente deseo los labios de ella le pertenecían, se despegó súbitamente ya mucho trabajo le estaba costando controlar sus impulsos sobre ella, beso su mano, la frente y la abrazo como si nunca quisiera dejarla ir.

-Sera mejor que te acompañe a tu recamara- la llevo a la habitación tratando de controlar sus instintos

-Bueno Sarah Williams descansa- dejándola y con prisa dio media vuelta

-Jareth, éste es tu cuarto asignado, se suponía que yo dormiría en la tienda-

-No creerás que deje a una dama dormir entre ese montón de salvajes goblins, confió en ellos pero no te dejaré sola... no podría dormir, además fui yo quién destruyo casi medio castillo-

-Tú eres el Rey-

-Y tú eres mí... No insistas, no obtendrás nada tratando de convencerme- se giró otra vez

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