Capítulo XXXI: El Precio por ser Rey.

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Completamente ofendido, exclamó

-Debe estar loco o muy valiente para tener la osadía de venir a molestar- esbozo de mala gana.

-Jareth ponte algo encima-  aventándole una bata de seda azul marino, agarrándola en el aire -¡Baaah! Amor, ellos ya es tan acostumbrados- de ramplón abrió la puerta.

-¡Por el amor del Underground! ¡Jareth ponte algo encima!

-¡Abuelo! ¿Por qué no dijiste eras tú?- apenado cosa que nunca le pasaba, se puso detrás de la puerta.

-Vístete, tenemos que hablar-

Al cabo de unos minutos salió el rey con la bata en forma de túnica con cara de pocos amigos y sin el mínimo deseo de salir de su habitación.

-Por Merlín, te dije que te vistieras, el consejo quiere hablar contigo –

-Abuelo por si no te habías dado cuenta estoy en mi luna de miel y entre estar con un montón de “con su perdón” viejos regañones y mi hermosa esposa creo que la respuesta es obvia.

-De eso queremos hablarte-

- No me gusta ese tono- levantando el rostro autoritario.

-Como Rey del Underground no puedes casarte con una mortal-

-¿Pues adivina qué? Ya lo hice- a punto de irse de la sala noticias que no quería escuchar

-¿Ella ya sabe de sus padres? El niño Toby fue traído acá y no se puso a prueba a quien lo ofreció en El Laberinto, son las reglas “Rey Jareth”-  dejándolo frío, sacándolo de sus casillas.

-¡Largo de aquí!

-Deberás regresarlos, ellos no pueden vivir en el Underground, ella ya regreso tus poderes no la necesitas más-

- No vuelvas a decir eso ¿Entendiste? ¡Jamás!-

- Si ellos no regresan a su mundo alguien morirá, tú sabes las reglas

-Velmont ¿Crees que soy el Rey?

- Si su Majestad-

-Entonces deja de darme órdenes-

- No son mis órdenes, así está escrito, tienes 3 días para que los mortales se vayan. Es la única solución Jareth, sino nuevamente caeremos en lo que Larx quería para este mundo- tembloroso negaba con la cabeza

–Debe haber una solución-

-Lo siento hijo pero…-

-¡Lárgate de acá!

-Me iré, pero  mañana regreso y sublevare del cargo a Waltz, él como tu padrino y asesor tuvo que haberte dicho y sin embargo fue quien más insistió se casarán- Jareth estaba con el corazón roto, a punto de llorar,  él entendía que estaba mal y la única forma era que Sarah hubiese perdido en El Laberinto, cosa que ya era muy tarde.

Su cabeza estaba por explotar, no había podido decirle a Sarah semejante noticia, buscaría cualquier medio para tenerla a su lado, pero sabía que de seguir así el Underground corría peligro.

-¿Qué haré?

Ese día se divisó a una dama sentada en las orillas de un rio con pétalos en sus brazos el rubio pequeño se divertía con unos patos

–Mira quien viene allá-  Ella supo que algo estaba mal, el rostro del Rey era de apesadumbrado como si cargara el peso del mundo encima, el sonido del agua pronto empezó a ser acompañado de gotas de lluvia, a lo lejos Allan y Rose miraban a la pareja.

-¿Qué pasó?-

-Sarah debe irse- Rose no pregunto más viéndolos con lástima

-Eso quiere decir que ¿Michael y yo?- Allan se giró para verla poniendo su mano en el hombro sin decir nada.

Jareth paso en vela esa noche, incapaz de tocar a su esposa con la sola idea de que se tendría que separar de ella. -"Al diablo Velmont, ella es mi esposa no la dejaré ir"-
Temprano por la mañana Velmont entro al castillo como Juan por su casa

-¡Jareth!

El estaba recostado aún divagando que haría. Al escuchar al viejo se levantó de un solo para irlo a callar, Sarah preocupada por los gritos del viejo quedó a la expectativa

-¿Ya le dijiste?

-Velmont no empecemos ¿Quieres? Estoy buscando una solución

-¿Solución? Dile lo que pasa

Más Allá De El LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora