Capítulo XXXV: Y Me Encanta...

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-Buenas noches señorita Williams

-No vemos de nuevo señor Monnts

-¿Verse de nuevo?

-Dime Jareth. Luciendo esa chaquetilla azul pavo con sus brillantes lentejuelas y de solapas amplias como un Rey Goblin se vistiera de gala

-Buena noche ¿Señor…?

-Steve McMillan

-Si como sea ¿Me concede esta pieza?

-Lamento interrumpir pero ella bailará ahora conmigo. Dijo provocando la furia del Goblin era lo único que necesitaba para lanzarle un hechizo

-¡Auch! Dijo apretando su estómago

-¿Te sientes bien?

-Si. Si. Mira allá están las chicas

-Si ya las vi,  en serio ¿Te sientes bien?

-Si sólo me dio un retorcijón, tal vez fue el capuchino. Al fondo el ex Rey empezaba a disfrutar del desastre de su rival a la vez que Sarah una que otra vez le lanzaba una miradilla

-"Bien y la guinda del pastel”- murmuró Jareth, el pobre hombre sin poderse poner erguido -Oh, parece que quieres bailar con él

-Steve si estoy acá es porque decidí venir contigo. El hombre no dejaba de quejarse por el dolor de estómago, disfrazado como mosquetero soltó a la castaña -¡Bien! Quédate si quieres… Oh… cielos… Sarah yo… de… debo…ir al ba… El hombre salió como alma que lleva el diablo dejándola desconcertada

-¿Cómo alguien pudo dejar a una hermosa dama a merced de disfrazados –

-Usted otra vez. Ella tomó camino para ver si podía ayudar a su acompañante entrando a uno de los corredores del gran Palacio a la vez que Jareth la perseguía con unas flores en la mano

-Te gustó el vestido al parecer.

-¿Usted lo mando? Lo sabía. Ella tratando de evadirlo

-Solo concédeme está pieza

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-Solo concédeme está pieza. Como embrujo ella se detuvo a verlo y asintió con la cabeza, al fondo se escuchaba “Kiss me" como si fueran nuevos, con cierto temor ella lo rodeo y lentamente empezaron a bailar como si nadie más existiera

-Necesito… necesito…- Jareth era incapaz de decirle que eran esposos y que existía EL Underground y sus seres

-¿Qué necesitas?

-¿Crees en la magia Sarah Williams?

-¿Qué clase de pregunta es esa?

-La clase de preguntas tontas que uno hace cuando está al borde del colapso nervioso.
-Señor… yo… lo he soñado, algo me dice que lo conozco. Detuvieron de su lento baile, él aspiro su aroma y ella cerró los ojos moviendo su rostro a la boca de  él, una energía la obligaba a quererlo besar, a tocar esos labios rosas, pero se dio cuenta de lo que haría, abrumada se despegó se él -Por favor déjame tranquila- sin decir más corrió a las afueras del lugar con lágrimas en los ojos, aturdida y confundida regreso a su casa, fue a la cama de Toby para asegurarse que estaba bien, se sentó en la orilla aún con el corazón en la mano – Lo he visto, lo he visto en mis sueños, ese hombre lo conozco pero… Oh Toby, tengo miedo. Se acostó al lado del bebé acariciando sus rosadas mejillas, le dio un beso de buenas noches y fue a descansar
Jareth en un completo predicamento al escuchar a Sarah pedirle que la dejaré en paz

–“ Tal vez sea lo mejor, tal vez ese Steve nunca la dejaré como yo gran idiota lo permití” La perdí-

-No digas eso, debes luchar por ella

-Estoy tan cansado, esta travesía desde que la conocí ha sido así, quizás el destino no quiere que estemos juntos…. En poco tiempo empezare a olvidarla y si es así prefiero eso a volver al Underground y sufrir eternidades.
Un búho se chocó contra la ventana quedando atontado con tranquilidad entro después

-¿Dónde está ese idiota?

-¿Allan?

-Pensé que le dirías a Sarah

-Es imposible ella no me recuerda.

-Ok, tienes hasta mañana a media noche para hacerla recordar de lo contrario olvidará todo para siempre

- No recuerda nada ¿A qué te refieres  con olvidara todo?

-Jareth ella aún te sueña… te recuerda no del todo pero lo hace. Recupérala, haya el modo. El rubio se quedó pensando en que debería hacer si dejarla ir y él retomar su camino o ir por todo
.
-¿Crees que funcionará? Preguntaba Rose junto a Michael mientras caminaban hacia una cafetería

-Si, debe funcionar

-Esperemos, que si, igual tengo el dinerp adicional para la niñera.

Empezaba a anochecer, sentado en una banca mientras Michael y Rose iban a  comprar café

-Noche fría ¿no?-

-¿Allan?-

-Antes de que me descubran, te traje esto- puso en sus manos una pluma y el collar de media luna -Sabrás como usarlo- desapareciendo -Gracias hermano- dijo al aire, su mirada cayo justo a su Sarah

-Eres mi esposa lo recuerdes o no- con paso acelerado fue detrás de ella al darse cuenta el tipo la acompañaba, espero se despidiera del “amigo" -¡Maldito imbécil!- resbalando en la nieve la cual oportunamente enfrío su cabeza y el calor que sentía de darle una tunda.

-¿Estas mejor? Perdón

- Ya basta no sigas disculpándote a todos nos pudo haber pasado, no te preocupes- exasperada y con prisa por irse

-Ver a ese hombre te afecto- tratando de abrazarla y ella a la vez eludía sus intenciones

-Deja a mi esposa idiota- murmuraba en la lejanía

-¿Te acompaño por Toby?-

-Steve, gracias no te preocupes- el hombre quiso detenerla más tiempo y ella se zafó sin darle más oportunidad

- Esa es mi chica-   aquel odioso hombre paso a un costado de Jareth sin darse cuenta, éste lo siguió con la mirada para asegurarse se largará pero el tonteo entre irse o regresar a rogarle a Sarah lo estaba poniendo de muy malas

–Ya lárgate, ella no te ama- él atractivo hombre opto por retirarse fue la luz verde para que el rubio saliera tras  su amada.

-Luces hermosa- dijo un hombre detenido en el puente Alejandro III los focos ya estaban alumbrando el camino, ella se quedó estática al ver al hombre

-Eres tú- gimoteo
- No me temas Sarah- lanzándole la misma mirada de aquella noche en el Palacio

- No le temo- dijo segura sin retroceder, algo le decía que aquel no tan desconocido  no la lastimaría

–Siempre eres así de impetuosa-

-Pero no se acerque más-  moviendo la cartera para sacar un spray con el cual lo apunto, él  sólo movió su mano a un lado y ella sin resistirse dejó cruzará el límite de su espacio personal, aquel hombre atractivo de abrigo negro, ojos azules parecían ya haberlos visto en otras situaciones, el aroma, sus labios, esos labios

– ¡No siga! O voy a… a -

-¿O qué Sarah?-

-A gritar- logro apenas terminar la frase, en un movimiento sensual él se acercó entre su cuello y la campanilla de su  oreja

-Hazlo, ya te he escuchado gritar… y me encanta...-

Más Allá De El LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora