Capítulo XXIX: El Reino Goblin.

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-En ese entonces Jareth estaba ciego y torpe, yo te ofrezco más Sarah, sólo di que me amas.

-¡Sarah!. Entro corriendo y  agitado por la carrera hasta ese lugar donde se encontraba su amada y aquel desesperante ser

-Basta Larx, ella… ya hizo sus votos-

-¿Y no te has preguntado por qué tu magia no regresa? El rostro del rubio cambio dudando

-Está tomando tiempo-

- No está tomando tiempo, ella no te ama-

-¡Suficiente! Tras riesgos incontados y grandes e innumerados infortunios

-¿Qué dijiste?

- Yo he peleado para encontrar este castillo más allá de la ciudad de Los Goblins.-dijo Jareth con voz ronca siguiendo las palabras de Sarah

-Y que me regreses el poder que me ha sido robado-

-Deténganse, Jareth amigo les puedo ofrecer lo que quieran ¡Escúchame!¡Sarah calla!-

Larx hizo una mueca de pocos amigos

- Pues mi voluntad es tan dura como la tuya- Él la vio a ella en señal de complicidad

-Y nuestro reino es poderoso- sabiendo que era el final sacó una esfera, con su mano temblorosa.

-Tú no tienes... poder sobre nosotros-

Dijeron al unísono, terminó lanzando la bola  a Sarah cayendo en los pies de esta.

El despreciable ser empezó a gemir de dolor, u os misteriosos rayos de luz  empezaron a salir de la piel gritando como loco, Jareth al ver la escena entendio debia proteger a su esposa,  como pudo cubrió a la chica con su capa  atrás de ellos Larx se desgarraba el rostro la magia que no le pertenecía salió provocando una mini explosión  como si el reino hubiese respirado, el tiempo se detuvo y las casas de los Goblins destruidas por el agua, el Palacio y todo aquello que había sido objeto de la destrucción de Larx regreso a su forma .

Una pareja permanecía abrazada mientras todo eso sucedía, el rostro de la bella mujer se dejó de esconder del pecho del valiente hombre que la protegió

-¿Estas bien? ya estás sana y salva-  sus ojos destilaban confusión aún por las palabras de aquel villano antes de irse.

-¿Jareth?-

-No preguntaría, pero…- poco a poco el rubio empezó a desvanecerse inexplicablemente

-¿Sarah?-

La chica quedó sin saber que hacer, escarvando la tierra-¡Jareth!- el hombre desapareció.

-Jareth, ¿Jareth?- optó por salir del Palacio corriendo, se detuvo en las gradas mientras una multitud de enanos celebraban el final de aquel dictador. La confusión entre felicidad y desconcertante certeza no la dejaba disfrutar el momento descendió hacia aquel campo,

-¡Sarah! Reconoció esos gritos, su medio hermano se encontraba allí, no podía perder el tiempo en llorar hasta encontrarlo,  debía ser fuerte, el cabello no le permitía ver al bebé que la llamaba insistentemente, caminó atravesando medio centenar de goblins, elfos y demás criaturas que estaban celebrando la caída del malvado Larx.

Un hombre de 1.80 aproximadamente sostenía al pequeño rubio

-¡Sarah! ¡Sarah! Sus gritos eran de emoción- El corazón de la mujer estaba regocijante, sin saber si reír o llorar, empezaron a escurrir por su rostro las lágrimas con la mano en la boca trataba de no perder el control, bajo el rostro para que no la vieran así.

-No llores Sarah. No llores mi amor - La voz del Rey Goblin acompañada de una brillante sonrisa, la hendidura de los labios le temblaban, sin pensarlo lo abrazo fuertemente por largo tiempo, Jareth la tomo de su barbilla viéndola fijamente a los ojos

-¿Tu magia?

-Ya regreso-

-Estamos siendo descorteces. Todos nos observan-

Jareth giro a ver a la tan sonrojada audiencia – ¿Y entonces?- todos empezaron a reír -¡Silencio! Esbozo mientras en sus brazos seguía Toby, hizo un gesto con ambas manos señalando a Sarah

–Su Reina Goblin-

Sarah no paraba de carcajearse el rey Goblin coloco sus manos en el cuello para escurrirlas lentamente a su rostro, la besaba tiernamente, no había poder que lo detuviera, estaba con su Sarah.

Era toda una festividad ese día en el Reino, goblins con vino, danzando y festejando.
-Señores, señores- haremos un brindis por los caídos y su Emperador Jei Mong que fue gran amigo de este reino y en honor de defenderlo dio su vida  ¡Por los caídos!

-¡Por los caídos!

La música siguió, se lograba ver a Rose acompañada del atractivo Michael, al serio Allan compitiendo con unos gnomos por cerveza, a lo que el Rey logro escurrirse con su esposa, caminaban a las orillas de un estanque.

-La noche que te conocí-Sonrío para sus adentros

–Eras una bebé, daban ganas de pellizcarte una mejilla- Apretando sus cachetes

-Basta me haces cosquillas y no me gusta -

– ¿Sabes niña?-

-Mmmm- Contesto la chica recostada de espaldas en el hombro de su chico

-En el mundo, ya sea Underground, tierra, cielo lo que sea, hay muy poca gente que tiene la dicha de estar así como tú y yo estamos ahora- mientras acariciaba el cabello de la mujer, está se levantó para verlo directo a los ojos, ponía un mechón rebelde tras su oreja

-Pensé te perdería, allá arriba yo… Te amo Sarah, me dejaría matar por ti-

Eso provocó un calor en el pecho de la chica
-Te amo Jareth- empezando a besarse 

-¡Ejem! Perdón sus altezas, pero se necesita la presencia del Rey sólo unos minutos para la repartición del grano-

-Skink ¿Acaso no puedes hacerlo tú?

- Si puedo, pero creo que necesitan solamente verlo su Majestad para crear, ya sabe, seguridad-

-Bien, dame unos minutos ya regreso- ella se quedó viendo al hombre como desaparecía en el corredor, se aventuró a visitar  el jardín.  Sus largos dedos se deslizaban por los pétalos de las flores de cerezo que yacían en el suelo que hacían una alfombra  dando la impresión que nevaba

-Sarah ya regrese ¿Dónde estábamos?- logro divisarla a lo lejos, contempló como su figura encajaba tan bien bajó esos árboles, ellos estaban tan felices de verla que le daban la bienvenida con flores sobre su cabello.

-“No puedo quitarme esta sensación”- el placer que le provocaba estar allí era como si siempre hubiese pertenecido a ese mágico lugar

-Aman que estés acá- coqueto y tímido soltó esas palabras

-Es maravilloso ¿Cómo es que nunca había  visto esta parte del Palacio?

-Digamos que estábamos empecinados en otras tonterías, son como nubes de pétalos-pateo unos cuantos en el suelo, haciéndose estornudar provocando una risilla de ella

-¿Muy gracioso eh?-

-¡Nooo, Rey Goblin!-

Correteándola por aquellos árboles

-Así que acá estas- se encontraba  quieta con esos ojos que acechaban los deseos de Jareth,
-¿Tienes hambre? Toby está durmiendo tal vez quieras comer algo – dijo Jareth acortado por un beso dejó al Rey en otra dimensión, seguido de otro y otros más largos y apasionados

-Estamos casados ¿Recuerdas?- 

Más Allá De El LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora