—¿Qué estás viendo, Schaef? —Rasche se acercó a su compañero.
—Hay algo ahí afuera... —repuso Richard mirando fijamente al otro lado de la acera, sobre el edificio, aquella forma semi-traslúcida, el contorno distorsionado de un ente, líneas difuminadas en el calor del anochecer, entre los vapores y la humedad, formando la espantosa figura de una silueta cuasi humana.
Sin ojos, sin cuerpo, solo una masa etérea. Pero aun así, palpitante. Richard sintió que perdía la cordura porque por un momento, tuvo aquella extraña sensación que se tiene cuando uno se da vuelta y encuentra que le están mirando. La forma transparente, parecía devolverle la mirada.
Tragó saliva, ¿Sería algún efecto de las altas temperaturas sobre su fatigado cerebro? ¿La falta de sueño e hidratación? Mil explicaciones se le ocurrieron en un segundo y todas las descartó, a sabiendas de que aun así, y a juzgar por la cara de Rasche al echar un vistazo, no le creerían.
—Seguramente solo es el calor, Ricky... —El mayor hizo un mohín y le dio una palmada en el hombro a su compañero, alejándose de la ventana, y del panorama de la ciudad negra y virulenta de Nueva York—. Creo que debemos tomar agua.
Ricky apretó los ojos y cuando los abrió de nuevo, la forma había desaparecido. De inmediato se reprochó a sí mismo haber cedido tan pronto a los sentidos.
—Su amigo tiene razón, detective —afirmó el del cabello gris mientras su radio crepitaba en el cinturón, la tomó—. Las ondas de calor pueden ser porque los edificios tienen calefacción.
«¿En serio? —se preguntó Richard— ¿Alguien enciende la calefacción con treinta y tantos grados?»
—Ricky, me estás poniendo nervioso otra vez.
—No importa. —se dio media vuelta, su acompañante estaba hablando en voz baja por la radio, la voz del otro lado sonaba exaltada y nasal.
—Detectives —les dijo finalmente al quitarse la radio de cerca, sacó su teléfono móvil del bolsillo y lo desdobló iluminando la sombría cicatriz de su ojo—, he informado a la comisaría los parámetros del caso, y los forenses están justo aquí abajo ¿Les parece si los dejamos trabajar?
—Claro.
Bajaron por las mismas escaleras, entre sombras y luces halógenas. Richard estaba preguntándose bastantes cosas a la vez, dudando, cuestionando. Intentando recrear todo lo que fuera posible.
El individuo había bajado las escaleras a toda velocidad, y justo cuando llegó a la planta baja, fue interceptado por su asesino... Y le disparó.
—¿De qué arma son las balas? —inquirió con voz más gruesa de lo normal.
—De una Uzi. —el policía se encogió de hombros sin comprender muy bien la pregunta.
Rasche levantó las cejas. Conocía perfectamente a su amigo, y su voz ligeramente engrosada siempre era señal de algo, y más con su rostro distante, pensativo. Seguramente parecido a la mirada de un capitán pirata en dirección a un huracán.
Las Uzi eran armas poco precisas pero de alto rango y ráfagas potentes, su cadencia era respetable y sin embargo... El asesino había sobrevivido a ella y todavía más, logró desollar vivo al hijo de Lamb.
—Como ya se imaginarán McComb ha pedido total confidencialidad sobre el caso, nadie, ni la prensa debe enterarse de esto ¿Ok?
Media docena de forenses estaban empezando a trabajar abajo. Caminaban como perdidos.
—Señor Archer —exclamó uno de ellos acercándose al de cabello gris—, necesito hablar con usted...
El aludido asintió formando con sus dedos un gesto que le indicaba debía esperar un poco. El forense le agradeció formando un abrazo con los brazos y se hizo a un lado mientras pasaban en el mar de luces y el sonido del flash de una cámara.
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Jungla de Concreto | Predator #1
FanfictionEl detective Richard Schaefer lo ha visto todo. Desde tiroteos en las calles de Nueva York, homicidios domésticos, hasta las más sanguinarias ejecuciones del bajo mundo del hampa. Pero nunca había visto a la Ciudad de los Rascacielos bañada en tanta...