El sonido cristalino de la ventana romperse alertó al equipo de oficiales liderados por Simmons.
El susodicho tragó saliva y ordenó a los suyos adentrarse en el callejón del que, supusieron, provino el sonido. Se desplazaron pistola empuñada y cargada hasta la escena, donde Rasche había corrido tras Carr disparando fallidamente a un cristal que daba al interior de un auto.
—Mierda. —chilló el detective a Simmons—. Carr se fue.
—¡Abran un perímetro de cuatro cuadras! —ordenó prontamente llevándose la radio cerca de la boca, todos los efectivos empezaron a distribuirse la búsqueda.
Eligió a dos, mientras que envió a uno de apellido Little para seguir a Schaefer, que según Rasche, se había metido sorpresivamente a un tragatormentas que alguien abrió desde el interior.Al ver la garganta humeante a la que debía ir, Little vaciló un poco con los ojos puestos atrás, pero finalmente encendió su linterna soltando una maldición mientras bajaba los pequeños escalones de cemento resbaladizo.
La oscuridad comenzó a abrazarlo, a engullirlo en un miasma de olores y sonidos químicos y pestilentes que manaban del espeso alcantarillado de la Ciudad de Nueva York.
* * *
Integrándose lentamente a una pasarela flotante, Richard se iluminaba em camino con la linterna de su teléfono celular, que formaba un cono de luz en el piso y todo lo que tocaba.
Aunque jamás entraba a ese lugar, tenía la certeza de que el absoluto silencio de las ratas era mala señal.
El ente humanoide traslúcido estaba allí, casi podía jurarlo, casi podía sentirlo.
Pero no era capaz de verlo.
Con pasos firmes y silenciosos recobró el equilibrio al pisar un sustancia viscosa en la malla metálica, se sostuvo y agarró con fuerza su teléfono para que no se aventurara al riachuelo negro-verde que corría pasmado bajo él, reflejándolo. Estuvo por iluminar lo que había pisado, mas no lo necesitó.
El líquido verde era flourescente.
Un pequeño camino de gotas de esa sustancia cruzaban transversalmente la pasarela hasta desaparecer en un tunel oscuro y prácticamente inaccesible, como la garganta de un demonio a la cual no entraba ningina luz visible, y solo era un profundo círculo como agujero sin fondo... Lleno de agua avanzando, de dudosa profundidad, supo que no era una buena opción surcarlo y buscar algo en su dirección.
Apenas alcanzó a ver letras viejas marcadas en una placa corroída sobre la cueva... Letras parecían formar la palabra «Rutherford.» Intrigado por aquel nombre, al que no encontró razón, trató de acercarse más para alumbrarlo.
No fue posible.
Era el fin de la pasarela, un barandal oxidado con el escudo del Estado de Nueva York humedecido y enverdecido por el moho lo saludaba burlonamente hasta ese punto final.
«Qué estupidez estás cometiendo», pensó para sí mismo empezando a retroceder. Cuando era niño y veía películas de terror al lado de su hermano mayor, siempre consideró una rotunda estupidez ir detrás de alguien sin refuerzos, y más cuando el lugar era prácticamente desconocido. Ahora reconoció que estaba cometiendo ese mismo error, y en cierto modo, ya lo entendía. La euforia del momento.
Luego venía la precaución. Encender cada uno de los reflejos y agudizar los sentidos al máximo, rastreando, escuchando, previniendo. Cada pequeño sonido podía ser delator.
El olor empezaba a marearle.
Retrocedía más lento de lo que había avanzado. Apuntaba a todos lados con el aro de la luz, triturando las cosas con lo fruncido de su ceño.
Entonces lo escuchó, chasquidos biológicos, como el de un crótalo meneando su cascabel, nasal... Alguien había respirado, y eso era un hecho. De volvió y giro en todas direcciones, rodeando su propio perímetro, giró, observó, cemento, ladrillos, metal, desperdicios, giró otra vez, se le agitaba la respiración, intentó controlarlo, intentó ver algo entre las sombras. «La silueta es transparente», recordó.
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Jungla de Concreto | Predator #1
FanfictionEl detective Richard Schaefer lo ha visto todo. Desde tiroteos en las calles de Nueva York, homicidios domésticos, hasta las más sanguinarias ejecuciones del bajo mundo del hampa. Pero nunca había visto a la Ciudad de los Rascacielos bañada en tanta...