Capítulo 14
Amanda McComb estaba al teléfono con el alcalde.
—Mañana haremos una conferencia de prensa, señora McComb. —dijo Fox.
—Alcalde, tengo que recordarle que hasta el momento hay confirmados seis policías muertos y doce criminales sin identificar, unos de ellos iban vestidos de policías... además tenemos un inspector en terapia intensiva a punto de perder el brazo.
—McComb, no quiero sonar autoritario, pero la gente quiere escuchar un saldo blanco, por ahora no hubo inconvenientes. Hoy solo emitiremos el comunicado pero... Me gustaría que en la conferencia de mañana usted esté conmigo, y sonría y transmita esa confianza que la ha llevado hasta su puesto.
¿Transmitir un comunicado televisivo? Evidentemente la parafernalia política era coherente, es decir, sencillamente los medios televisivos eran los principales responsables de la plaga de pánico de los neoyorkinos por el asesino transparente, así que, si el alcalde Fox tenía un lugar dónde hacer pública la victoria, sin duda era en el horario estelar.
El nivel de frialdad de su pensamiento era inquietante. La hora que habían elegido para desplegar el operativo (las siete) cobraba sentido.
La mujer colgó, decepcionada.
Fue la única mujer en el cuartel de su generación, el machismo en la policía del norte no era tan evidente como en las del sur, pero tuvo la suerte de encontrarse con él, el trato cruel por ser mujer y ser negra...
Con dificultades había escalado puestos hasta donde estaba ahora. Tenía una madre enferma en Nueva Jersey y una hija becada en el extranjero, con la cual solía hablar todos los días; pero desde la llegada del alcalde Fox, cuando la guerra contra el crimen se intensificó y tuvo que seguir las políticas sucios Fox, su hija había dejado de llamarle.
Las cifras de corrupción la consumían, y no podía hacer nada.
Seis policías muertos, seguramente el doble por confirmar, y tendría que ocultarlo. Amanda McComb tomó el teléfono y se dispuso a llamar a su madre.
***
La doctora Jacobson nos dio las buenas noches cuando llegó para dar el diagnóstico de Archer.
Schaefer estaba a mi lado, yo estaba luchando por que Shari me respondiera las llamadas, pero siempre resultaba en una contestadora... Shari debía estar enfadado conmigo por haber ido al operativo y arriesgado mi vida. Tal vez empezaba a entenderla un poco.
La hija de Archer, con el cabello plateado parecido al de su padre y unos potentes ojos profundos, lloriqueaba en un sillón frente al nuestro; sin soltar la mano de su madre.
Me sentía culpable, la culpabilidad me carcomía, por Bernie, y ahora por Archer, ambos habían pagado en precio alto... por mi obstinación en ayudar a Schaefer.
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Jungla de Concreto | Predator #1
FanfictionEl detective Richard Schaefer lo ha visto todo. Desde tiroteos en las calles de Nueva York, homicidios domésticos, hasta las más sanguinarias ejecuciones del bajo mundo del hampa. Pero nunca había visto a la Ciudad de los Rascacielos bañada en tanta...