CAPÍTULO 7

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HYEMI

Ya había llegado la mañana en la que cogería un avión a Busan y no tenía noticias de Ryan. Me levanté con el corazón encogido y con un gran cansancio de no haber dormido apenas estos días, pero no estaba hundida del todo gracias a mi gran amigo Jake y sus mensajes de ánimo.

Mientras estaba en mi asiento, puse mi teléfono en modo avión no sin echar un último vistazo por si había recibido noticias de Ryan, pero parecía que el universo se lo hubiera tragado.

Retuve las lágrimas de rabia que estaban amenazando con salir, pidiendo algo con alcohol para beber. Mi familia no se merecía ver mi cara larga o mis enormes preocupaciones porque era la primera vez que nos reencontrábamos. No había opción; debía de sonreír, aunque me llevara la vida en ello.

Estaba claro que la posibilidad de separarme de Ryan estaba ahí por lo que debía de tener una alternativa si eso sucedía. Desde luego, si eso pasaba, vendería mi parte de la empresa para fundar la mía propia sin tener que compartir el poder con él.

Tomé mi mp3 para poder relajarme con música clásica mientras que leía un buen libro. Mi mente comenzó a volar lejos mientras me enfrascaba en la lectura y le daba pequeños sorbos a mi copa. Sin pretenderlo, comencé a quedarme lentamente dormida hasta quedar con la cabeza dentro de mi libro.

Tras no dormir durante toda la noche, la paz que me daba ver el cielo bajo mis pies acompañada de la melodiosa música de violín, me dio la calma que tanto necesitaba.

Estaba segura que estar lejos del bullicio de Nueva York para sumergirme en el paraíso natural de Busan, iba a venirme excepcionalmente bien. Y no solo por mis problemas sino por mi estrés provocado por el trabajo que siempre sometía mi vida.

Los viajes eran siempre por negocios así que, por primera vez desde que comencé en la universidad, hacía un viaje por gusto, aunque fuera sola. Pero prefería en cierta forma que así fuera porque, si Ryan hubiera venido, no hubiera soltado el teléfono ni desconectado del trabajo. Por lo que las vacaciones se convertirían en viajes de negocios.

Poco a poco, iba viendo las cosas buenas. Este viaje iba a tomármelo como un retiro espiritual; una oportunidad de cuidar de mí misma que tanto necesitaba. Y dependiendo de las explicaciones de Ryan, tomaría una u otra decisión.

La voz de una de las azafatas me hizo despertarme sobresaltada. Me anunció que habíamos llegado al aeropuerto y yo me disculpé dejando el asiento para salir de allí. Tomé mi maleta de mano y puse el teléfono operativo por si encontraba algún mensaje nuevo, pero lo único que tenía era uno de mi hermana Sun:

"Hola Hyemi, soy Sun. Te espero en la cafetería de en frente del aeropuerto para que podamos vernos mejor porque, con tanta gente, podríamos perdernos y no encontrarnos nunca. Espero que hayas tenido un buen vuelo, pronto nos vemos. Por cierto, me reconocerás porque llevo unos pantalones cortos y una chaqueta roja"

Sun

Deseaba poder llegar cuanto antes al lugar acordado y sentirme entre mi familia. De esa forma, no tendría la cabeza en mis problemas y deseaba poder dejarme llevar.

SUN

Me desperté con el sonido del despertador porque mi hermana venía a Busan y debía de recibirla. Tenía muchas ganas de poder abrazarla y poder hablar porque, desde aquel reencuentro que duró demasiado poco, no habíamos podido establecer lazos.

Y con el tema de mi boda con Drogo tenía aún más razones y ganas porque me ayudase con la preparación y porque ella, al estar casada, ella sabría aconsejarme.

Cuando me levanté de la cama, me extrañó mucho el no verlo, pero era normal que saliera por las mañanas para alimentarse por los alrededores. No podía esperar demasiado porque tenía que ir a recoger a mi hermana, por lo que pensé en mandarle un mensaje antes de marcharme de casa:

"Hola cariño, supongo que te fuiste a comer así que espérame cuando vuelva de recoger a mi hermana. Ten cuidado por favor, te quiero"

Sun

Me vestí a toda prisa y me tropecé con varias sillas y la mesa del comedor; eso era lo que yo llamaba un despertar accidentado típico de Sun. Estaba contenta y radiante: venía mi hermana y me casaba con el amor de mi vida, ¿Podía pedir algo más?

Con una sonrisa de idiota, tomé el coche y conduje por la ciudad con el sonido de mi música preferida. Al ritmo de la radio, iba cantando con la ventanilla abierta sin darme cuenta de las miradas que estaba observándome con cierta sorpresa. Pero nada en el mundo me importaba ahora que disfrutaba de una buena vida.

Tras recoger a Hyemi, la llevaría a casa de mamá para que se alojase allí y entonces iría a casa para comer en compañía de Drogo. Por la tarde, me tocaba ir con mi madre a su terapia para que no estuviera sola ya que estaba dentro de una profunda depresión desde que se divorció de mi padre.

Tras encontrar aparcamiento, cosa difícil un sábado por la mañana, le mandé un mensaje a mi hermana para poder vernos en un lugar tranquilo. Con las prisas se me había olvidado desayunar por lo que consideré que desayunar con ella sería una buena forma de empezar la mañana.

Tras mandárselo, salí del coche y crucé la calle para poder coger un sitio que consideraba adecuado para estar tranquilas. Tomé una mesa de la esquina, pegada a la ventana para poder ver el exterior y tener la claridad del sol tan agradable.

En cierta forma, se me hacía extraño hablar con mi hermana porque ambas pertenecíamos a mundos diferentes y teníamos modos de vida totalmente distintos. Su vida era acomodada desde su tierna niñez, pero yo me gané las becas de estudio con esfuerzo porque mi familia era más bien humilde. Y aunque mi trabajo era más bien bueno, no podía compararse a ser dueña de una empresa en el corazón de Nueva York, pero no me gustaría estar en su lugar con tanta responsabilidad y poca libertad para vivir.

Tras pedirme un café, la campanita de la puerta me indicó que alguien había entrado a la cafetería y, en seguida me di cuenta que era Hyemi. El aroma de su perfume, su vestido ajustado y sus zapatos de tacón desentonaban completamente a mi lado. Yo, que iba tan normal y corriente me hacía sentir un poco pequeña a su lado y, como esperaba, atrajo todas las miradas del lugar.

Ella se acomodó con una enorme sonrisa y me dio un apretón de manos que, a mi parecer, fue demasiado frío y típico en el mundo de los negocios, pero, en el mundo real donde estabas con tu familia, se daban besos y abrazos. Pero teníamos tiempo de enseñarle la calidez de estar con los tuyos y lo que se había perdido todos estos años.

Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora