CAPÍTULO 32

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SUN

Era ya entrada la noche cuando mi madre vino finalmente a casa. Cuando vió mi maleta en la entrada, supo que había vuelto y corrió a la habitación de mi abuela para recibirme con gran alegría. Cuando entró, me miró de una forma extraña y supe que estaba mirando la marca que brillaba en mi estómago. Ella cayó al suelo de rodillas con las lágrimas a punto de salir de sus ojos, mirando a mi abuela antes de mirarme a los ojos:

- ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?¡Te dije que quería que la protegerías!

-¡Ya era hora de que tomara las riendas de lo que ella es!¡No podía estar toda la vida con unos simples hechizos de protección "por si acaso", ella es una bruja y de las buenas!-Le gritó mi abuela ayudándose del bastón. Mi madre la miraba entre horrorizada y aterrada. No sabía qué hacer porque no deseaba peleas y menos en el estado de mi abuela.

Mi madre se puso en pie en silencio sin mirarnos a ninguna de las dos. Mi abuela mostraba un rostro lleno de resentimiento; sabía que no había hecho más que comenzar:

-Si hubiera hecho caso a lo que tú querías, en unos meses habrías enterrado a tu hija, bueno, a tus dos hijas. El mal ha venido con fuerza, ¡Y yo protegeré a mis nietas!¡Me da igual si tengo que pasar por encima de cualquiera!

Sujeté a mi abuela del brazo para hacer que se calmase, pero conociéndola bien, ella no pararía hasta conseguir lo que pululaba por su mente. Mi madre decidió marcharse completamente encolerizada y yo la seguí.

- ¡Mamá, es necesario que Hyemi y yo aceptemos la magia en nuestra vida!¡La vida de los Bartholy y de mucha gente está en peligro!

Ella estaba de espaldas a mí con los hombros caídos. Sentía su miedo, pero yo también lo tenía y no por ello me iba a acobardar. Probablemente la vida y de mi hermana pudieran terminar cuando nos enfrentásemos a esa mujer, pero era algo de nuestra responsabilidad.

Ella no entendería ese peso porque no tenía que jugarse la vida, porque no nació con este don que, a veces, consideraba más una carga que una ventaja.

-Solo me importa que ambas estéis bien, no quiero otra cosa que eso Sun. Sois todo lo que tengo-Dijo sin darse la vuelta. El bastón de mi abuela comenzó a escucharse tras de mí; solamente esperaba que no fuera demasiado dura con mi madre:

-Y para mí tú eres todo lo que tengo Jung y por eso voy a proteger lo que es tuyo. Comprende que esta guerra es algo inevitable que no puede posponerse. Sabes bien que no tienen elección y que mi tiempo en la tierra es limitado.

Mi madre se dio la vuelta completamente abatida. Ninguna de las palabras de aliento que pudiéramos decirle iban a surtir efecto o hacerle cambiar de opinión. Levantó la vista mostrando todos y cada uno de los sentimientos que correteaban por sus ojos, mostrando hasta qué punto el terror que sentía.

-Mamá, no quiero perderlas-Dijo mi madre sin apenas voz. Desde el divorcio de mi padre, ella se había vuelto aún más cercana y llamaba cada día a casa. Cuando se enteró que me mudaría a Busan con Drogo, hizo una fiesta que duró dos días en las que ella no cesaba de sonreír al pensar que nunca me iría de su lado.

Mi abuela agachó la cabeza, arrastrándose como podía hasta la altura de mi madre. Puso su mano huesuda sobre uno de sus hombros y le dijo:

-El deber de una bruja es proteger a los suyos, no importa el mal, no importa el peligro; la vida protege la vida. Ella es fuerte Jung, muy fuerte, incluso más que yo. Sé que ella logrará salvar su cuello; aún le quedan muchos años y no veo a Drogo viviendo sin ella.

Cuando mencionó a Drogo, mi abuela me echó una mirada amable sonriéndome con la dulzura que bien conocía. Le echaba de menos y la preocupación que sentía al no saber nada de él desde que llegué, se acentuaba por momentos.

Pero le prometí lograr sacar toda la información que nos fuera posible para saber a lo que nos enfrentábamos. Mi abuela tiró de mí para volver a su habitación, dejando atrás a mi madre completamente rota. No soportaba verla así pero no había mucho más que hacer o que decir.

Al cerrar la puerta, mi abuela me miró completamente preocupada. Yo apenas podía decir nada; era una situación terriblemente incómoda. Mi abuela se sentó a mi lado y me dijo:

-Sun, yo arreglaré la situación con tu madre, pero ahora debes de irte a descansar e informar a Drogo de lo que sabes. Debes de decírselo para que sepa que a lo que realmente se enfrentan es una especie de espíritu vengativo. Digamos que es una especie de bruja que ha sido corrompida por el mal en vida y que lo ha perseguido hasta la muerte. Se ganó el favor de los demonios y entonces ella se volvió una como ellos con mayor poder que antes. No sé hasta qué punto ella es de poderosa ahora, pero te puedo asegurar que no nos quedaremos de brazos cruzados ante el peligro. Cuando Hyemi venga, deberemos de calmarnos e intentar decirle las cosas con paciencia y tranquilidad porque será un terrible shock para ella.

-Abuela, yo creo que nada en esta vida te prepara para decirle a tu hermana que es una bruja-Le dije intentando bromear, aunque mis ánimos estaban por los suelos. Ella me tomó de la mano intentando calmar mis inquietudes y entonces fue cuando me di cuenta de lo mucho que la echaría de menos cuando partiera de este mundo.

Tras unos minutos de calma, mi abuela reanudó nuestra charla antes de que me marchase a dormir. Prometió investigar en la noche acerca de la leyenda de aquella mujer medio bruja, medio demonio, medio fantasma, así que yo me marché a mi cuarto con la intención de hablar con mi hermana para saber cómo iba todo. Por el momento no me había dicho nada de si había llegado o no bien, quizás los nervios le impidieron acordarse, pero nunca se sabía.

Me vi tentada a volver a la cocina para consolar a mi madre, pero recordé las palabras de mi abuela y la promesa de hablar con ella. Esta casa debía de convertirse primero en un templo y luego en una especie de escuela de magia.

Qué diablos, mi vida ahora era como esa saga de libros que tanto me gustaba.

Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora