HYEMI
Cuando llegué a la puerta de casa, mi madre abrió con una gran sonrisa en su rostro y un buen humor inusitado hasta en una persona ya de por sí alegre como ella. Me dio un abrazo de esos que crujen las costillas pero que sientan de maravilla cuando la pena te devora por dentro:
- ¡Mi niña hermosa y preciosa!¡Cuánto te eché de menos! -Exclamó mientras me agitaba entre sus brazos. Por el hueco de su hombro vi a mi abuela con una sonrisa extraña y a mi hermana con una mueca de vergüenza ajena. No sabía que había pasado, pero sospechaba ciertas cosas. Sujeté a mi madre de los hombros y le pregunté completamente seria:
-Mamá, ¿Has bebido?
Una carcajada salió de su boca y fue sustituido por una pequeña danza. Ella parecía que había tomado tragos de más porque actuaba de forma demasiado achispada. Era cierto que era una persona que no le importaba cantar en público porque la opinión ajena le importaba tres pimientos, pero de eso a lo que mis ojos estaban viendo había un trecho.
Lo que estaba claro es que entre mi abuela y mi hermana había algo, algo que tramaban y que comenzaba a molestarme. Las miré insistentemente mientras que mi madre servía las bebidas sobre la mesa. Varias cajas vacías de pizza en la basura me llamaron poderosamente la atención y entonces Sun explicó lo de la tradición.
-Ella estuvo muy triste desde que se separó de mi padre. La cosa no andaba bien pero cuando se enteró que tuvo un hijo fuera del matrimonio, no le gustó nada.
-En realidad, esa relación estaba condenada al fracaso desde el comienzo, pero me alegro que eso te haya traído al mundo-Interrumpió la abuela a mi hermana con una sonrisa triste. No sabía que mi madre estaba en ese estado por aquel error que cometió en el pasado, error del cual gracias a ello nací yo y pude tener una buena vida.
Pero aún no me habían dicho la razón por la que estaba mi madre en tal estado. Miré con insistencia a mi abuela Lele hasta que suspiró y se levantó de la mecedora con ayuda de su bastón. Me hizo el gesto de acercarme a ella para que pudiera decirme algo al oído.
-Digamos que tomé unas plantas que yo misma cultivo en la zona de bosque colindante a la casa. Sé su uso perfectamente desde tiempos ancestrales de nuestra familia, así que sé cuánto darle sin que le cause básicamente un infarto producto de su oligofrenia.
-Abuela... ¿De qué plantas estás hablando? ¿Qué tienes por ahí cerca de casa? -Le pregunté completamente horrorizada. Un no pudo aguantar más la risa y comenzó a derramar lágrimas mientras daba golpes a la pared. Yo no podía estar más pálida.
-Ay chicas contadme el chiste-Dijo mi madre; yo no sabía dónde meterme.
-No te preocupes mamá, es solamente un problema que tuve en el aeropuerto que un poco más y me pierden las maletas-Le contesté de la forma más creíble posible pero las carcajadas de Sun no me ayudaban en lo absoluto. La pulvericé con la mirada para intentar que se callara, pero mi abuela parecía satisfecha por nuestro momento lleno de risas a espaldas de mi madre. Me daba pena en cierta forma de que le hubieran inducido tal estado sin decirle absolutamente nada. Mi abuela pareció intentar calmar la situación:
-Hija, a veces las personas necesitamos ser libres de nuestra pena. A veces es mejor dar varios pasos atrás y vivir durante un instante en un sueño que pronto se desvanecerá y dejará de nuevo la realidad. A veces a tu madre se le hace muy cuesta arriba y mientras que conoce a alguien y sale de ésta, a veces tengo este pequeño secreto para ayudarla. Espero que sepas entenderlo.
-Lo entiendo mientras no sea malo para su salud-Le contesté mirándola mientras seguía tarareando feliz. Era cierto que necesitaba un poco de alivio y si era necesario hacerlo comprendía a mi abuela. Era hora de cenar y disfrutar de la compañía de mi familia por fin para olvidar todo lo que me rodeaba.
Cuando nos sentamos a la mesa, un rico aroma a tomate, especias y salsas de todo tipo, se colaron por mi nariz encendiendo mis sentidos y papilas gustativas.
Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de comida diferente a la que solía tomar; demasiado aburrida y refinada. Era como volver a cuando era pequeña y mi madre compraba pizzas y perritos calientes para todos; era delicioso y llenaba mi corazón de nostalgia.
Era justo lo que necesitaba antes de contarlo todo.
La cena transcurrió de forma agradable riéndonos y contando viejas historias de familia. Mi madre hablaba con gran cariño de mi hermana y de cuando la enseñó a hacer ciertas cosas como andar o leer. También bromeaba sobre los "momentos bañera" que le hacía pasar a mi hermana cuando no deseaba bañarse. Todo era demasiado bueno, pero por dentro había una tormenta desatada que me impedía sonreír con total naturalidad.
Supe que en el momento del té todo comenzaría a desvelarse, lo supe por la mirada de mi abuela clavada en mis ojos en todo momento esperando a que dijera algo o diera una señal de que estaba preparada para hablar.
Pero su sabiduría como siempre infinita hacía que la gran maestra prudencia mantuviera su boca cerrada hasta el momento exacto. Y fue poner la tetera sobre la maesa cuando mi abuela soltó el bastón colocándolo a su lado bajo la mesa. Sus manos se juntaron entrelazando sus dedos sin dejar de prestar atención. Me aventuraba a decir que no escuchaba a nadie que no fuera yo.
-Creo que es hora que nos cuentes lo que viste en Georgia. Quiero saber las razones reales por las que volviste bajo el ala del hogar. Soy vieja y con ello tengo experiencia querida y sé reconocer un corazón roto porque todos lo hemos tenido en algún momento de nuestra vida. Cuéntame si no quieres que tome el teléfono y llame yo misma a Ryan.
-¡No, eso es lo único que os pido!¡No os metáis en eso por favor! No quiero saber nada de él al menos hasta que organice mi vida y mis bienes antes de pedirle el divorcio-Les dije intentando guardar las lágrimas pero mis párpados cada vez estaban más irritados.
Mi madre ya no sonreía, quizás porque el efecto de las hierbas de mi abuela se había ido de su sistema o porque simplemente estaba pendiente de lo que iba a decirle. Su mano atrapó la mía con una mirada de pena donde podía reconocerme yo misma. Ella tenía el corazón roto como yo y era ella la que probablemente mejor podía entenderme.
-Llegué al hospital donde decía la carta que mi mayordomo encontró en el despacho de él. Sabía que se había marchado por temas de su hermana enferma por lo que llamé a mis suegros para preguntarles porque jamás me contó de la existencia de una hermana. Cuando mi suegra me dijo que no podía ser, fue entonces cuando comprendí que algo había mal y llamé a casa para que el servicio encontrara alguna pista donde podría estar Ryan; y la encontraron.
-Sigue cariño, debes de contarlo todo-Dijo mi madre sin soltar mi mano. Tomé aire recreando la horrible visión temiendo la ira que iba a cernirse en unos momentos cuando supieran la verdad que guardaba mi pecho.
-Cuando llegué al hospital que decía, algo dentro de mí me hablaba. Era como una advertencia de que iba a encontrar algo muy desagradable cuando llegara. Para colmo, Ryan se hospedó en mi mismo hotel justo en la habitación de enfrente. Las conversaciones que escuché no las pude soportar. Fue entonces cuando supe que había una mujer en medio de ambos.
- ¡Será cabrón! -Exclamó mi hermana dando un golpe en la mesa que hizo tintinear las tazas. Mi abuela frotó su espalda para calmarla y continué hablando:
-Cuando le seguí vi que iba al hospital. En una de las conversaciones supe que iba a ver a una mujer, pero tenía la esperanza que no fuera nada. Pero al llegar a la sala de oncología y verlo tratarla de forma tan atenta y amorosa, supe que esa mujer no era una simple amiga. Él me ha estado engañando y no sé por cuanto tiempo, pero eso es algo que voy a averiguar antes de presentar el divorcio. Mis cartas las pondré sobre la mesa.
Mi abuela asintió en silencio mostrando el orgullo que sentía de que llevara las cosas de una forma inteligente. Se levantó de la mesa con ayuda de su bastón y me dirigió una débil sonrisa:
-La inteligencia es un don que pocos tienen querida. Los seres humanos tendemos a soltar todo el odio por la boca sin pensar que a veces duelen más los hechos y la distancia. Tú eres una mujer inteligente que encontrarás la horma de tu zapato, la persona que te dé y no te reste. Simplemente, deja que el tiempo fluya sobre tu corazón y deja que la familia se encargue de ayudarte. Ahora, ambas debéis de venir conmigo, demos un paseo.
Sin decir nada más, mi abuela tomó una especie de bolsa y una gabardina de seda antes de caminar hasta la puerta.
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Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)
Fiksi PenggemarMi llegada a Mistery Spell supuso encontrarme conmigo misma y con una parte de mi familia que desconocía. Lo que no tenía previsto era toparme con la que ahora consideraba parte de mi familia y mucho menos saber que tanto ellos como yo no éramos sim...