CAPÍTULO 29

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Siento no haber podido subir capítulos estos dos días atrás, he estado muy cansada con el tema de las clases pero ya ando mejor^^.Espero que disfrutéis este capítulo.

Maratón día 4

SUN

Era hora de las despedidas, aunque será por poco tiempo. Durante la noche, Drogo insistió en acompañarme, pero no iba a dejar a Peter frente a algo casi desconocido para nosotros.

No sabíamos hasta qué punto Nicolae sería controlado por esa cosa y por esa razón el tiempo corría en nuestra contra. Debíamos de dejar los malos momentos y las discusiones atrás para salvar a nuestra familia.

Antes de marcharme lo comprendí mejor, comprendí las razones por las que me dejó en Busan para venir cuanto antes. No lo perdoné porque no tenía nada que perdonar y porque todos tenemos nuestros secretos los cuales son necesarios.

Nos abrazamos como si fuera la última vez porque tenía un miedo atroz. Temía que ambos no fueran capaces de controlar a aquel ente que vivía bajo nuestro techo, pero también temía que se les pegara a ellos, ¿Y si era más de un demonio? ¿Y si ese demonio era capaz de invocar a otros?

Todas las respuestas que necesitaba estaba segura que mi abuela las sabía bien, aunque me dolía el alma importunarla porque era muy mayor para preocuparla.

Aunque conociéndola si se lo oculto, el resultado sería mucho peor.

Mientras que estaba en el avión, pedía por mi hermana y porque todo fuera bien. No sabía demasiado sobre lo que había pasado con su marido, pero, a juzgar por lo que sabía, de seguro era algo sobre infidelidad. Y si algo no soportaba en esta vida era que alguien te mintiera tan descaradamente y luego decirte que te quiere.

Nunca me fascinaron demasiado los aviones y menos si viajaba sola. Por mucho que intentara evadirme del ruido del motor y de la ansiedad de saber que estaba a tantos kilómetros de distancia de tierra firme, no podía sentirme tranquila o segura.

ABUELA LELE

Esa repentina necesidad de mi nieta por volver a casa me escamaba demasiado. Tenía sensaciones dentro de mi ser que me indicaban que un peligro inminente caería sobre todos nosotros. Podía sentirse en el aire, en el aroma que nos rodeaba, el cual tenía un cierto olor a azufre que quemaba ligeramente la garganta.

No le dije nada a mi hija porque no deseaba preocuparla, además de que tampoco comprendía muy bien el mundo mágico. Las energías que nos rodean nos hablan, pero solamente aquellos que son receptores son capaces de leer y escuchar aquello que no sentimos pero que está ahí, siempre está ahí.

Desde que Sun y Hyemi se fueron, no me encuentro bien y siento que mi vida en la tierra está llegando a su fin. Pero antes de irme, ambas deben de instruirse debidamente además de tener acceso total a la biblioteca que la familia guardaba con celo y que precisamente estaba en Mistery Spell, en el pueblo abandonado de las brujas.

En aquel lugar se guardaron los conocimientos de todas las brujas de la familia a lo largo de los siglos y cuyo acceso solamente sabemos los miembros de mi familia. Sun había encontrado dicho pueblo, pero ahora debía de encontrar la ubicación exacta de la biblioteca.

Decidí marcharme a mi habitación porque no podía seguir sentada en aquella mecedora. Mi hija me miró extrañada porque salía pasar tiempo balanceándome tras tomar mi desayuno. Era una mujer de costumbres y jamás cambiaba una coma con respecto a mis manías, pero hoy era diferente y el tiempo se me estaba acabando.

Comencé a arrastrar mis pies con ayuda del bastón, pero la voz de Jung me hizo girar la cabeza.

-Mamá, ¿De seguro estás bien?, nunca te vas después de desayunar a tu dormitorio.

-Oh vamos niña no exageres, a veces una puede levantarse demasiado cansada. A tu vieja madre aún le queda dar un poco más de guerra en este mundo-Le dije intentando sonar lo más convincente posible, aunque sabía perfectamente que era una gran mentira.

Porque yo me estaba muriendo.

Y pronto mis nietas serían las únicas brujas que quedarían en pie.

Y si Sun estaba con un vampiro que no podía engendrar, al menos esperaba que Hyemi fuera capaz de dar una nueva generación de brujas para que nuestro legado no muriese. Estaba triste, triste por dejarlas pronto y no tener demasiado tiempo para ayudarlas.

Pero Sun estaría de vuelta en unas horas así que, durante el tiempo que me quedara, estuviera como estuviera, debía de enseñarla bien, enseñarle todo lo que no ha podido aprender en el poco tiempo que ella está siendo entrenada por mí.

Una vez llegué a mi cuarto, cerré con llave y desempolvé mis viejos libros. Algunos de los que pertenecían a la biblioteca me los había traído cuando me mudé con mis padres a Busan. Eran mi tesoro más preciado y uno de ellos estaba escrito por mi abuela completamente a mano y con ilustraciones dibujadas por ella misma.

Ella estudió botánica y aplicó sus conocimientos a la magia pudiendo descubrir cientos de remedios que, desde hace muchos años, han sido usados con una efectividad rotunda. 

Desde que mi hija era pequeña siempre había seguido las enseñanzas de mis ancestros y aunque no me desvinculé completamente de la medicina moderna, gran parte de las dolencias las curaba nuestra magia.

Cuando Jung era pequeña tenía la esperanza de que ella tuviera el don, pero por mucho que aprendió, la magia solamente pudo llevarla dentro para transmitirla a sus hijas, pero no para ella misma.

Suspiré y miré mi viejo maletín donde guardaba las varitas. Las brujas primerizas las necesitábamos para comenzar a canalizar nuestra magia más fácilmente. Con el tiempo, dicha magia es posible controlarla y puede expandirse por nuestro cuerpo hasta ser liberada por la punta de nuestros dedos. Tenía dos varitas que habían sido talladas por mí; una había sido usada pero la otra aún no. Eran las varitas de mis nietas.

Pensé en Hyemi, en el trauma que sería para ella descubrir su linaje y lo que ella portaba en su interior.No sabía cómo abordar el tema, pero lo que estaba claro era que no podía esperar mucho más tiempo en ocultarle su verdad.

Puse ambos libros sobre la cómoda antes de caminar hasta mi armario. Allí estaba todavía mi vieja capa, aquella que llevaba cuando practicaba magia en medio del bosque cercano a nuestro pueblo. Cuando era invierno, la nieve se adhería sobre el tejido haciendo que su color negro pasara a ser blanco. Mi madre siempre me decía que en invierno yo era la reina de las nieves y que en primavera era la reina de las flores.

- ¿Y el resto del año? -Le preguntaba.

-En otoño eres una bonita elfa que recoge las hojas que antes eran verdes. Esa labor es importante porque demuestras que la vida es un ciclo pero que la muerte también debe de celebrarse. Y en verano eres la reina del sol, aquella que das calor con tus acciones y tu sonrisa. Jamás pierdas tu sonrisa mi amada Lele.

Y esa frase fue lo que ella misma dijo cuando dejó este mundo.

Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora