Mi llegada a Mistery Spell supuso encontrarme conmigo misma y con una parte de mi familia que desconocía. Lo que no tenía previsto era toparme con la que ahora consideraba parte de mi familia y mucho menos saber que tanto ellos como yo no éramos sim...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SUN
Amanecía un nuevo día en mi hermosa Busan con mi prometido alrededor de mi cintura. Aquellos despertares gloriosos sintiendo la calidez y desnudez de Drogo sanaban el alma de cualquiera y pintaban de colores bellos los amaneceres. Desde que él y yo vivimos juntos, nos hemos amoldado el uno al otro aunque el proceso no es siempre sencillo.
No lo sabía hasta que comencé a vivir con él pero Drogo tiene problemas relacionados a su vida de humano. El horror que padeció en la guerra lo trastocó mucho y el tema de la hermana de Sebastián no lo ayudó en absoluto.
Hacía mucho tiempo que no sabía nada de Sebastián, ni siquiera se dignó a llamarme para disculparse por su comportamiento. Yo confiaba plenamente en él pero estaba claro que me había confundido pensando en que él era un buen hombre.
Mi hermana Hyemi vendría en unos días porque Drogo y yo nos casaríamos. Estaba ansiosa por el evento y Drogo, aunque no lo admitiera por culpa de su grandioso ego, contaba los días como yo.
En cuanto a mi rutina como bruja, veo a mi abuela Lele cada día para enseñarme en el arte de la magia y los hechizos. Ambas quedamos de acuerdo en no mencionar a Hyemi nada de nuestros antepasados porque aun no estaba preparada y no había sido criada con el floclore de la magia como en nuestra familia.
Temía no estar a la altura porque ella pertenecía a una sociedad acomodada y más con el matrimonio con Ryan Carter. Él era casi tan famoso como la Nutella; era imposible no saber de quién se trataba aunque no te importase un rábano los negocios.
Lo más maravilloso de todo es que era sábado y que tanto Drogo como yo teníamos el día libre. Estaba tan llena de energía que temía salir despegada como si fuera un cohete de la NASA. El movimiento de mi pompis alertó a Drogo abrazándome con más fuerza y restregándose de forma más evidente contra mí,¿Es que aquel vampiro era insaciable o es que su condición lo hacía ser así?
-Soy insaciable porque tengo una prometida tremendamente sexy que no para de menear su trasero contra mí.
-¡ME VOLVISTE A LEER LA MENTE!
-Lo siento querida pero a veces es inevitable, como es inevitable morirme de deseo por ti.
Drogo me volteó repentinamente quedando de espaldas al colchón. Él se colocó encima de mí comenzando a besar mi cuello que ahora tenía la piel de gallina. Me agarré a su ancha espalda suspirando de placer y felicidad, lo que hizo que el Drogo mordaz y creído saliese a la luz:
-Soy irresistible, lo sé bien cariño...te noto...excitada.
Comencé a reírme y Drogo me siguió sin parar sus malvadas caricias que él bien sabía que no me dejaban indiferente. Yo no me privaba de disfrutar porque la vida era demasiado corta.
En cuanto al tema de transformarme, Drogo aún no quiere hablar de ello pero se bien que le preocupa. Él quiere estar para siempre conmigo pero no quiere que algo me suceda en la transformación, perdiéndome definitivamente. Pero entendía sus razones y no quería ahondar demasiado en el tema hasta que estuviera preparado.
Continuamos nuestros juegos en la mañana, saboreándonos mutuamente hasta quedarnos extasiados. Tras una buena sesión de mimos, los ojos de Drogo seguían rojos como hacía rato y entonces él me dijo que debía de salir a cazar porque el deseo despertaba en él las ansias de sangre y si se quedaba por casa, no dudaría en darme un buen sorbo.
La idea no me desagradaba pero a él parecía afectarle. Era algo que estaba en nuestra relación y no tenía sentido negarlo porque eso no ayudaba a solucionar el problema. Pero cada vez conocía más a Drogo y su lado más oscuro e inhóspito: cuando él se cerraba era casi imposible hacer que se abriese hasta que él mismo diera el paso.
Y eso era algo que tenía claro cuando acepté unir mi vida a la suya y cuando acepté casarme con él. Su placa de cuando él era militar colgaba sobre mi cuello recordándome que Drogo tenía un lado humano pero un pasado doloroso que vivía con él. Y que a pesar de ser su luz, nunca llegaría a cada rincón donde la oscuridad estaba presente.
Tras marcharse, me levanté de la cama para vestirme y preparar algo que hacer con Drogo cuando volviese. La idea de ir al cine me atraía bastante y más que habían estrenado una película de miedo. Lo bueno de ir con un vampiro a ver una película de terror es que eran difícilmente impresionables por lo que eran los mejores protectores que podrías tener ante esos casos.
Además, yo tenía el añadido que mi sexy vampiro le encantaba manosearme en la oscuridad en la parte trasera de los asientos, lo que le daba un toque picante a la velada.
Mientras que sonreía ante mi maquiavélico plan, el teléfono de casa comenzó a sonar, lo que me hizo sospechar que mi abuela quería que fuera a casa para entrenar un poco. Resoplé ante la idea de que ni en fin de semana me daba tregua y descolgué el teléfono. Pero no era ella...
-¿Sun? ¿Eres tú?
-Sebastián... ¿Qué...qué haces llamándome...?
Un silencio extraño e incómodo se instaló en la línea. La voz de Sebastián parecía demacrada, como si algo horrible hubiera pasado. Pensé en Mistery Spell y en los Bartholy, temiendo que algo les hubiera pasado. Pero la noticia menos esperada fue la que golpeó mi estómago de repente:
