CAPÍTULO 21

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HYEMI

Mientras que me arreglaba para bajar a desayunar, comencé a pensar sobre como localizar a Ryan. Barajé la posibilidad de llamar a su asistente, pero de seguro ella le avisaría que iba de camino si le mencionaba que deseaba saber dónde estaba para ir a verle.

Comencé a pensar un poco más y entonces caí en la cuenta; si realmente estaba cuidando de alguien en un hospital, habrían facturas donde saldría el nombre del hospital. Ryan y yo teníamos una cuenta de banco conjunta pero luego teníamos una individual cada uno. Era evidente que sería imposible dar con la cuenta y la clave, por lo que me quedó un as en la manga.

Pensé en el mayordomo de nuestra casa y en la posibilidad de que en su despacho hubiera alguna carta del hospital. Si le decía a mi mayordomo que Ryan me dio en permiso, de seguro me obedecería. Solo rezaba porque estuviera por casa siendo tan temprano; decidí llamar a casa con los dedos cruzados. Tras varios toques, la voz profunda de Blake sonó al otro lado:

-Casa de los señores Hyemi y Ryan Carter,¿Qué desea?

-Blake, soy Hyemi, necesito pedirte un favor de parte de Ryan. Él anda muy ocupado y me ha pedido que me reúna con él, pero no me ha quedado clara la dirección. Ando llamándolo, pero no me lo coge porque tiene mucho trabajo así que me preguntaba si puedes buscar una carta cuyo remitente sea un hospital; es ahí donde tengo que ir y así llegaré lo antes posible.

- ¿Ocurre algo, alguien está hospitalizado? -Preguntó preocupado.

-Exactamente, un familiar de él, por eso tengo que reunirme con él en la mayor brevedad posible. Le doy permiso para entrar en su despacho y buscar esa carta.

- ¿De seguro el señor Carter no se molestará?

Entendía que él temía por su puesto de trabajo, pero no iba a permitir que él fuera despedido por acallar mis dudas. Él no tenía la culpa, el que la tenía desde luego era mi marido.

Le respondí con la mayor cordialidad posible y pareció convencerse definitivamente. Me pidió que esperara en la línea.

Mientras que esperaba, me senté al borde de la cama pensando en la excusa que le diría a Sun para volver a casa. En este caso, volvería sola porque quería enfrentar lo que estaba sucediendo completamente sola. Pensé que quizás lo mejor sería mencionar que tenía una emergencia en el trabajo para que no pensara que eran asuntos personales y que me insititera en coger el vuelo conmigo.

Eché un vistazo a mi maleta abierta pensando en los cientos de veces que Ryan y yo nos fuimos juntos de viaje de negocios y como aprovechábamos esos viajes para disfrutar el uno del otro. Esos momentos felices ahora eran tan espinosos y amargos que hacían ascender la bilis por toda mi garganta. Mi apetito se había marchado y las ganas de desayunar habían desaparecido, pero tenía que fingir normalidad para marcharme de la mansión con la cabeza lo más alta posible.

Un ruido en la línea me hizo enderezarme en la cama.

-Ya estoy de vuelta, acabo de encontrar una carta de un hospital a nombre del señor Ryan así que supongo que éste será el lugar. Es el St Francis de Georgia.

-¡Estupendo, mil gracias Blake!¡Tómese el día libre!

Antes de que él contestara, colgué y comencé a mirar vuelos a Georgia que salieran lo antes posible. Encontré uno que salía mañana por la mañana a las ocho de la mañana.

Reservé un boleto sin pensármelo dos veces pagando con mi cuenta para que Ryan no viera que iba de camino hacia allá. No era estúpida así que no iba a tener ningún fallo para poder pillarlo en lo que me estaba ocultando.No le pregunté a Blake más sobre el contenido de la carta o la fecha en la que Ryan la había recibido porque de seguro eso le haría sospechar y no me hubiera dicho nada, así que prefería saberlo de la boca de mi marido cuando llegara al hospital y me topara con el panorama que me ocultaba. 

Decidí guardar todas mis cosas en la maleta para ahorrar tiempo tan solo dejando fuera mi neceser, mi pijama y el conjunto que me pondría mañana por la mañana. Era una lástima irme tan pronto porque la verdad es que tuve un recibimiento muy cordial por parte de Peter y deseaba conocer mejor al prometido de mi hermana, pero suponía que habría mejores momentos en los que yo me encontraría mejor anímicamente y tendría la cabeza más clara para conocernos todos.

Pensé en llamar a mi madre Jung para avisarle de que tenía un asunto que atender en la empresa, pero estaba segura que notaría algo extraño en mi voz así que decidí mandarle más tarde un mensaje disculpándome con ella y la abuela Lele prometiendo volver en unos días a Busan. No iba a renunciar a unas vacaciones con mi familia por nada ni nadie del mundo porque no se lo merecían y yo tampoco.

Necesitaba alejarme de la Gran Ciudad, aunque Busan era también una gran metrópoli, pero donde vivía mi familia era a las afueras justo en una zona rodeada de bosques, montañas y templos. Era una zona considerada sagrada en la ciudad y quiénes tenían el privilegio de vivir allí se les auguraba una buena vida alejada de malos espíritus. Aunque no me creía ese tipo de supersticiones, admitía que eran interesantes ese tipo de historias porque enriquecían el lugar que visitabas. Deseaba tener un poco de tiempo para indagar más en las historias que rodeaban aquella mística ciudad y esperaba que fuera pronto por el bien de mi salud mental.

Una vez que todo estaba en orden, salí al pasillo para poder reunirme con mi hermana y el resto de los miembros de la casa. Quizás un ambiente cordial podía lograr acallar la enorme tensión y rabia que crecía dentro de mí.

Descendí por las escaleras recordando donde estaba el salón. Parecía todo demasiado silencioso, ni siquiera se escuchaba a nadie charlar o pasos que me indicaran que alguien rondaba por allí y eso era extraño porque se suponía que el desayuno estaba servido.

Cuando llegué al salón, encontré a un hombre de espaldas a la ventana con el pelo largo y castaño. Tenía una espalda realmente amplia y se notaba que hacía deporte por los músculos que se marcaban bajo aquella camisa blanca. Decidí saludarlo.

- ¿Ho..hola?Soy Hyemi, la hermana de Sun,¿Tú eres...?

Justo cuando escuchó mi voz, escuché como algo se deslizaba y vi a mi hermana en el suelo con una herida en el cuello. Di varios pasos hacia atrás con el corazón completamente acelerado, ¿Qué demonios le había hecho?

Cuando aquel hombre se giró, aquellos ojos rojos me miraron como si yo fuera la siguiente en correr la misma suerte. Quise gritar o correr, pero la sangre en mis venas abandonó mi cuerpo haciéndome caer al suelo con un enorme terror bajo mi piel.

Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora