DROGO
Mientras que esperaba que Peter regresara a la mansión, una sensación de que algo estaba sucediendo y no era precisamente bueno. Sentía un pinchazo en el pecho que apenas me dejaba respirar liberando una lágrima de mi ojo. Me sentía terriblemente triste pero no había sucedido nada extraordinario que me hiciera sentirme tan mal, quizás era por el tema de Sun que me tenía bastante preocupado o el tema de Nicolae. Además, el tema de que Sebastián estuviera por la zona colindante a la mansión no era un buen augurio para nosotros y menos que desde lo que pasó con Lorie ya teníamos bastante tensión entre nuestras familias. Para añadir más leña al fuego, el tema de que él fuera detrás de Sun hasta el punto de querer secuestrarla fue algo que me costó mucho olvidar incluso cuando me mudé a Busan con ella.
Intenté no obsesionarme con el miedo a que Jones se presentase en mi casa con intención de llevársela de mi lado, pero mi lado sobreprotector me hacía sentir el peligro en cada esquina. Para empeorar las cosas, por primera vez en mi vida desde que era vampiro, estaba lejos de mis hermanos y de sus sabios consejos que me contenían de hacer mis idioteces de siempre. Pero era hora de ser una persona lo más normal posible y madurar.
Peter estaba tardando demasiado; hacía por lo menos una hora que se había marchado. Estaba a punto de salir a buscarlo cuando el teléfono de casa comenzó a sonar de repente, sobresaltándome.
Tomé el teléfono y una voz que hacía tiempo que no escuchaba se me clavó como un puñal en la espalda. Tuve frío, un frío inmenso comparable al frío manto de la muerte cuando se posa sobre ti:
-Hola Drogo, ha pasado mucho tiempo querido.
-Rebecca... ¿Qué coño haces llamándome?
SUN
Cuando me desperté, un dolor horrible en el costado me hizo gruñir de mala manera, pero unas manos fuertes me impidieron sentarme sobre la cama. No parecía estar en un hospital porque el olor era más hogareño además de que las sensaciones que me daba esa sala era más bien de calidez. Mi vista comenzó a enfocar para ver de quien se trataba y, mirando aquellas gafas que recordaba bien, me di cuenta quien estaba conmigo:
- ¿Mark? ¿Eres tú?
Esa sonrisa blanca como el nácar la recordaba como siempre. Mark era mi amigo de la infancia, de hecho, de los pocos amigos que tuve. Él no era de aquí, pero se había mudado porque su padre lo habían destinado a un nuevo trabajo en una empresa de Busan. De esa forma, él acabó en mi colegio y nos criamos prácticamente juntos. Pero cuando llegó el momento de la temida época universitaria, él se marchó para estudiar su carrera gracias a una beca que le concedieron para ir ni más ni menos a la universidad de Stanford donde perdimos totalmente el contacto. No supe ni siquiera que iba a estudiar y el hecho de que se alejara así me dio una pena inmensa.
Y ahora que después de más de seis años, él estaba delante de mí en una habitación que no conocía con una herida en mi costado provocada por el descontrol de mis poderes por la preocupación de no saber dónde estaba mi prometido. Pero no me dejó hacer preguntas, colocando una aguja llena de líquido en la vía del gotero que tenía colocado en mi brazo. Me quedé dormida de nuevo con tantas preguntas en la cabeza que parecía tener una manada de ñus bailando la conga.
Era por la tarde cuando me desperté con el olor a limonada alrededor de mí. Al abrir los párpados, mi abuela Lele estaba colocando una bandeja encima de la mesa que tenía a mi lado. Cuando se dio cuenta que estaba despierta, se acercó a mí dándome sonoros besos en las mejillas que casi me dejan sorda de forma irreversible.
-¡Oh mi niña querida, no sabes el susto que nos pegaste!, -Lo siento abuela, no sé qué me pasó. Me daba terror el estado en el que estaba, pero no podía hacer nada para calmarlo.
Mi abuela asintió mostrando un rostro lleno de preocupación. Hacía tiempo que había comenzado a aprender magia, pero no era suficiente para controlarla en los momentos en los que estaba más nerviosa. Eso planteaba un problema porque podría ser descubierta en algún momento y, fuera de Mistery Spell, nadie más sabía nada acerca de la existencia de las brujas u otras criaturas no humanas.
Aún estaba un tanto desorientada, no ubicaba en el lugar que me encontraba y eso mi abuela lo notó en seguida. Me tomó de la mano para apaciguarme y me dijo con tono sosegado:
-Tranquila cielo, estás en casa de Mark. Él me ha ayudado a comprobar que estás bien y te ha cosido la herida para evitar que te desangres. Era más profunda de lo que pensábamos así que tuvo que comprobar si alguna astilla de cristal se te había quedado dentro del cuerpo, pero todo está bien. Ahora solo debemos de ir curándote la herida para evitar que se infecte y tomarte tus calmantes cuando te duela.
- ¿Estamos en casa de Mark? ¿Qué hace él aquí? -Le pregunté a mi abuela. Ella me sonrió mostrando sus dientes impecables y sus hoyuelos que hacían su rostro aún más amable.
-Él se ha instalado de nuevo en Busan porque ya ha terminado de especializarse en medicina. Ahora trabaja en un hospital de la ciudad así que podréis veros más a menudo y recuperar la amistad.
Me sorprendió que él no me llamara para contármelo, a pesar de que llevábamos mucho tiempo son hablar éramos amigos y pensaba que al menos me daría una noticia como aquella.
Pero quizás el tiempo le había cambiado además de que no podía exigir tener una amistad como la que teníamos siendo unos adolescentes. Él hizo su vida y yo la mía y ahora nuestros caminos están más cerca.
Era hora de preguntarle a mi abuela aquello que me atormentaba desde hacía varias horas. Ella supo la pregunta sin siquiera abrir la boca:
-Abuela, ¿Dónde está Drogo? ¿Averiguaste dónde está?
Bajó su mirada y supe en seguida que había averiguado dónde se encontraba. No iba a parar hasta sonsacárselo, era tozuda hasta decir basta y eso ella lo sabía bien. Pero la pena de verme así, soltó la lengua contándomelo todo:
-Él está en Mistery Spell, en la mansión.
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Sakura No Kensaru(Is It Love?Drogo|Parte II)
FanfictionMi llegada a Mistery Spell supuso encontrarme conmigo misma y con una parte de mi familia que desconocía. Lo que no tenía previsto era toparme con la que ahora consideraba parte de mi familia y mucho menos saber que tanto ellos como yo no éramos sim...