capítulo 31

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Saltó por la ventana, cayendo en seco al suelo de tierra, sacudió sus manos quitando la tierra.

"Dirígete al lugar de siempre, esperalo ahí..." aquellas palabras resonaron una y otra vez en su cabeza.

"Cuida de nosotros..."

"Lo haré..." Sus manos picaron por recordar aquella cálida sensación.

Corrió lo más rápido que sus piernas le permitían, si era cierto aquel sueño que tuvo, él lo estaría esperando en el acantilado donde siempre se reunían para estar a solas.

Su corazón latía rápido pero no era por la corrida que estaba dando, claro que no, sino era por volver a verlo, sentirlo, acariciar su cálida y rojiza mejilla y volver a ver esa mirada tan brillante que lo hacía volver loco... loco de amor por su beta, por su LuHan... por su pareja destinada.

- ¡SeHun! - el grito de un sorprendido MinSeok se escuchó mientras seguía su camino.- ¡te estoy hablando! - gritó más fuerte.

Soltó un chasquido con la lengua y siguió su camino, no tenía que perder tiempo hablando con su amigo, ahora su prioridad era otra y nadie lo iba a detener hasta llegar a su destino.

- un momento...- el omega cacheton, se detuvo de repente acordándose de algo.- mierda, que sucede aquí.- corrió a la casa de la curandera.

Por lo que él tenía entendido, SeHun se encontraba en un sueño profundo para traer de vuelta a LuHan, si SeHun esta despierto, eso quiere decir...

Golpeó lo más fuerte que pudo la puerta a la espera de que alguien lo atendiera.

- oh, MinSeok ¿porque tan agitado? - preguntó la mujer al verlo de pies a cabeza.

- Él... de vuelta... despierto.- SoHee lo miró sin comprender de lo que hablaba.

- respira ondo y tranquilizate.- froto su mano por la espalda del omega.

MinSeok soltó el aire que había inhalado y ya un poco tranquilo, comentó.- SeHun, esta despierto.

SoHee lo miró por un instante y rió entre dientes.- lo sé, sentí su aroma apenas desperto.

- pero...

- no te preocupes, él tiene algo importante que hacer ¿quieres pasar a tomar un poco de té? Hice galletas esta tarde.

~♡~

Esquivo los pequeños arbustos que se atravesaban en su camino, tuvo un que otro tropezón por las pequeñas piedras en el suelo.

Saltó un tronco caído y giró hacia la derecha, corriendo sólo unos metros más y se detuvo en el camino que lo conduciría a la cima del acantilado.

Apoyo sus manos en cada rodilla y poco a poco recuperó el aire que había perdido por la corrida.

- ¿qué estoy haciendo...? - se froto la cara con las manos ¿y si al llegar no había nadie? ¿y si sólo era un simple sueño y ya? - ¿qué debo hacer?

La brisa repentina que golpeó su rostro, despeinando sus cabellos, sintiéndose relajado por aquel reconocible aroma le dieron el valor necesario para no seguir dando vueltas en aquellas preguntas que no podrían responderse por sí solas, si quería conseguir la respuesta a aquello tendría que ir hasta la cima y verlo con sus propios ojos.

Su lobo se comenzaba a sentir revoltoso e inquieto por la repentina ansiedad que atravesaba todo su sistema, su corazón agitado y sus manos sudorosas. Camino lo más tranquilo posible para no dejar que se perciba en su aroma todo lo que estaba sintiendo.

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