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BaekHyun pensó que lo mejor que podía hacer era relajarse. Se tranquilizó y terminó de arreglarse.

Durante la cena estuvo preocupado pensando que algo podía salir mal, pero a juzgar por los comentarios, sus invitados habían disfrutado de la comida. En el extremo opuesto de la mesa, la cabeza con cabello negro de ChanYeol estaba vuelta hacia uno de los invitados y pudo observarle sin que él se diese cuenta.

Le veía muy atractivo con aquel uniforme del ejército, y su traicionero corazón aceleró sus latidos, lo deseaba. Puso los dedos sobre la gargantilla que rodeaba su cuello. ChanYeol se la colocó antes de la cena. Cuando salió del cuarto pensó que su esposo ya no regresaría, pero lo hizo con un pequeño estuche que contenía un collar con una piedra esmeralda que Rene de Chauvigny le había regalado a su esposa.

—Mi antepasada pensó que Rene le había dado ese obsequio, como símbolo de sus propias lágrimas, las cuales había derramado al darse cuenta de todo el daño que le había causado a ella.
—¿No querrás que yo me la ponga? —cuestionó, en forma de protesta BaekHyun.
—¿Por qué no? Eres mi esposo. Se espera que lleves alguna joya de la familia, además de tus anillos.
El que dijese aquello, le recordó a BaekHyun el diamante que Kris le había regalado, aún tenía que devolverlo, por lo que pidió a su esposo que se lo devolviese.

—¿Por qué? No puedes ponértelo.

No pudo explicarle que necesitaba aquel anillo, para devolvérselo a Kris. Suspiró. Volviendo abruptamente a su presente, el hombre que estaba sentado a su izquierda había bebido mucho vino y BaekHyun ya le había apartado la mano dos veces de su muslo.

Aquel hombre había llegado solo, y recordó que ChanYeol le dijo que acababa de divorciarse. A BaekHyun no le simpatizó y en cuanto pudo se retiro a la sala.
Jessica fue vestida como la emperatriz Josefina. Había acechado a ChanYeol en la puerta, moviendo provocativamente su abanico cuando se saludaron.

—Ésa no tiene ningún respeto por sí misma —comentó KyungSoo —. Lo único que le interesa es saciar sus deseos. ChanYeol hizo bien en escapar.
—Es muy hermosa —diciendo accidentalmente en voz alta su pensamiento.
—¿No me digas que estás celoso de ella? Es evidente que a ChanYeol simplemente le provoca pena. ¿Por qué no le dices lo del niño? —sugirió con suavidad —. No puedes dudar que se sentirá muy satisfecho.

¿No podía? Si su matrimonio hubiese comenzado en los términos correctos, en donde el mayor hubiese creído que él era un joven puro y de familia respetable, tal como quería, entonces no habría duda de su satisfacción. Pero la realidad era distinta, el enlace, comenzó con su esposo, teniendo una pésima imagen del menor, en donde era reducido a un joven con el cual se casó... y si su hijo era varón, por ley heredaría los títulos y posesiones de ChanYeol.

Miró temblando a su esposo, que seguía hablando con Jessica, tenía una expresión lejana. No, no debía saber lo del bebé, porque si lo supiese, trataría de quitárselo.

—¿Chéri, estás bien? Te veo muy pálido. Los primeros meses no son fáciles... —KyungSoo parecía sinceramente preocupado, por lo que BaekHyun se vio forzado a sonreír.
—No es nada, estoy bien.
—Bueno, ¿puedo sugerirte que rescates a tu pobre esposo de las garras de Jessica antes de que lo devore por completo?

Al recordar cómo había encontrado la suite de los invitados, BaekHyun tuvo que disimular su satisfacción al ver como Jessica lo miraba de reojo. ¿Había planeado todo para que ChanYeol se enfureciera con él o fue idea del ama de llaves? Tal vez nunca sabría la verdad.

—Jessica —BaekHyun le sonrió con frialdad, tocando con sus dedos el brazo de ChanYeol para apartar su atención de la pelirroja —. Es hora de que comencemos el baile.

BaekHyun pensaba que ChanYeol era un actor de primera. Le sonrió y besó su mano. Jessica se quedó mirándolos enfurecida.

—Estás aumentando de peso, chéri —le dijo repentinamente a BaekHyun —. Tendrás que decirle que se cuide —le advirtió a ChanYeol —, porque de no ser así, tendrás de esposo a un tipo horroroso, mon ami.
—¿Con un tipo horroroso?
Para sorpresa de BaekHyun, ChanYeol arqueó burlón las cejas y continuó diciendo con tono seductor:
—Vamos, Jessica, exageras. Como marido de BaekHyun, puedo asegurarte que no hay nada en su cuerpo que no me agrade.

Varias personas le oyeron y se volvieron para sonreírle a BaekHyun, que sintió como se ruborizaba.

—¿Cómo pudiste decir eso? —protestó en voz baja, mientras ChanYeol le cogía de la mano para conducirlo a la pista de baile.
Los músicos tocaron un vals y BaekHyun tuvo que enfrentarse a los ojos grises de ChanYeol, mientras bailaban.

—¿Qué hubieras querido que dijese? ¿Qué no te deseo? Querido BaekHyun —dijo con sequedad—, nuestros invitados son hombres, mujeres y varones fértiles de mundo, no me hubiesen creído.
—Entonces, ¿qué les dirás cuando me vaya? —cuestionó con amargura.
—No hablemos ahora de eso —estaba molesto y BaekHyun temblaba en sus brazos—. ¡Por Dios del cielo! ¿Qué crees que voy a hacerte? ¿Seducirte delante de nuestros invitados?
La música paró y BaekHyun quedó solo, viendo a ChanYeol desaparecer entre los invitados.

Un camarero pasó con copas de champán, el joven fértil cogió una y se la bebió de un trago. Mientras se tomaba la segunda copa, se dijo que no le importaba lo que sucediese. Observó como ChanYeol bailaba con Jessica, quien parecía devorarle con la mirada.

—¿Quieres bailar conmigo, dulce seductor?

Era el hombre que había estado sentado junto a él durante la cena y sin querer, BaekHyun asintió. Lo sujetaba con mucha fuerza y su aliento chocaba contra su rostro.

—ChanYeol tiene mucha suerte de tener un esposo como tú. De aspecto inocente..., pero lo conozco bien, no habrá perdido el tiempo en iniciarte en los caminos del amor y seducción. Sin embargo, ahora busca una aventura con madame Jessica. Si quieres, podemos consolarnos juntos.
Antes de que BaekHyun pudiera detenerle, se vio arrastrado a uno de los pequeños balcones, que daban a los jardines, aunque protestó e intentó zafarse de aquel hombre, no tuvo fuerza suficiente para evitar que le tocase los hombros y el rostro con asquerosos besos.

Cuando quiso continuar acariciándolo, BaekHyun luchó para librarse de él. Dio un paso hacia atrás, y en ese momento, alguien le apartó de su lado, dejándolo en libertad.

—Mil perdones, ChanYeol —murmuró con voz ronca su atacante —. Tu vino... la belleza de tu esposo...
—¿Y cuál es tu excusa? —le preguntó ChanYeol con frialdad, cuando el otro hombre se marchó.
—¿Mi excusa? ¿Acaso crees que quería que me besase?
—Desde donde yo estaba no parecías objetar demasiado.
—Ya hiciste una falsa suposición sobre mí, ChanYeol —le recordó tranquilo—. No hagas más.
—Me preguntaba cuándo me echarías eso en cara. Te entregaste a mí voluntariamente, aunque eras virgen. ¿Qué se supone que debo pensar? Conozco muy bien la tortura del deseo no satisfecho, la necesidad de saciarlo, cueste lo que cueste —había bajado la voz, BaekHyun palideció y se agarró a la barandilla del balcón.

¿Eso fue lo que sucedió? ¿Sintió un deseo que tuvo que saciar sin importarle que tal vez después se despreciase a sí mismo?

—¡No! —gritó BaekHyun, y como pudo echó a andar para intentar llegar a su habitación y no hablar más con ChanYeol.

No quería que lo obligara a confesar la verdad. De pronto, una nube gris pareció envolverlo, oyó voces a su alrededor y luego nada, excepto una sensación de que caía... caía sin parar, hasta que algo lo detuvo.

Lo que tanto quería ocultar... sería descubierto.

¿Qué pasará?

 [ChanBaek] Black MailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora