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Se despidieron amistosamente y BaekHyun suspiró aliviado. Después de aquella conversación, se imaginó que lo del café frío había sido una idea del ama de llaves para hacerle sentir inferior.

Al regresar a su habitación, BaekHyun se quitó el traje y fue al baño. Muchos de los cuartos en los que había estado tenían mucho polvo acumulado, y no podía ponerse uno de sus trajes nuevos sin darse una ducha.

El baño estaba equipado con una ducha y una bañera tan lujosa que contuvo el aliento. ChanYeol no escatimaba ninguna comodidad, pensó al recordar las instalaciones de la casa de Rose.
Mientras se duchaba, BaekHyun no oyó a ChanYeol entrar en la habitación y solo se percató de que estaba cuando al salir de la ducha le vio observándolo de una manera que lo hizo enrojecer, mientras estiraba una mano para recoger la toalla que había colocado sobre el taburete.

ChanYeol fue el primero en hablar.

—¿Por qué no puedo mirar a mi esposo si lo deseo? —se burló cuando él comenzó a protestar —. Me sorprendes, querido. Fue muy revelador observar cómo te duchabas. No lo haces como un joven fértil conocedor de sus encantos... o tal vez no te tomas la molestia cuando no tienes público.

BaekHyun olvidó que estaba desnudo, y exclamó temblando:

—¡Esa sugerencia es asquerosa! Yo...
De pronto se estremeció, gotas de agua resbalaban por su piel. Dio un paso al frente para pedirle su toalla, pero ChanYeol en vez de entregarle el artículo, lo que hizo fue cogerlo en brazos sin importarle que su cuerpo húmedo mojara su ropa.
—¡Eres una brujo! ¿Lo sabías? —murmuró ChanYeol apasionado —Aún sabiendo lo que eres, te deseo, pero eso es lo que tú querías. ¿No es así, BaekHyun? Por ese motivo te encontré esperándome tan seductoramente... ¿Y por qué no, Dios? —le oyó gemir —. Después de todo, soy un hombre, no un santo.

BaekHyun sentía su aliento cálido sobre su piel, sus ojos brillaban con tal deseo que BaekHyun se asustó. Intentó zafarse, pero sus movimientos conseguían excitar más al contrario. El beso con que castigó su desafío lo dejó sin fuerza y sin voluntad.
Solo la segunda llamada a la puerta de su habitación lo hizo levantar la cabeza, y él apretó los labios, furioso, cuando la señora Gertrude entró sin permiso. Su cuerpo ocultó el desnudo de BaekHyun, aunque sí lo hizo por accidente o porque quiso, él no lo supo.

—¿Cenará a la hora de costumbre, conde? —preguntó el ama de llaves.

BaekHyun le había informado que por el momento continuarían con la rutina normal, sospechó que la mujer había ido a preguntarle nuevamente, esperando interrumpir un tierno momento y afligir al recién casado. Después de haberle enseñado las cocinas, habían descendido a los sótanos. Desde niño BaekHyun había tenido miedo a ser encerrado en un cuarto oscuro, y sintió que la mujer lo observaba con malicia al ver que solo inspeccionaba superficialmente.
Para sorpresa de BaekHyun, antes de que pudiera contestar la pregunta del ama de llaves, ChanYeol lo hizo.

—Le sugiero que si desea conservar su puesto aquí, madame, sea más discreta —le dijo cortante —. ¡Después de todo, somos una pareja de recién casados!

Las mejillas del ama de llaves enrojecieron y BaekHyun contuvo la respiración hasta que salió la mujer de la habitación. Por un momento creyó que ChanYeol disfrutaría con su humillación, pero se alegró de que considerase más importante reprender la insolencia del ama de llaves que burlarse de él.

Fuera cual fuese la verdad, en cuanto la señora Gertrude salió, ChanYeol reflexionó en voz alta:

—Tal vez no debí tratar con tanta severidad a madame Gertrude. Si no hubiese llegado en ese momento, tal vez ahora me despreciaría a mí mismo.

BaekHyun estaba nerviosísimo, ¡si él supiera!
Ésa era la segunda vez que estaba entre sus brazos y ya sentía emociones que parecían robarle la fuerza de voluntad.

Cenaron en silencio, cuando finalizaron, ChanYeol se puso de pie, comunicándole que estaría en oficina.
Al quedar solo, BaekHyun decidió ir a la biblioteca a elegir un libro que leer antes de dormir. Encontró el cual narraba la historia de la familia Chauvigny, decidiendo su lectura, lo bajó del estante. El libro estaba lleno de polvo, otra señal del descuido del ama de llaves.
BaekHyun decidió que al día siguiente haría una lista con todos los pendientes, y distribuiría el trabajo en los siete días de la semana. No le importaba ocuparse personalmente de ello; aunque terminara beneficiando al verdadero esposo de ChanYeol, tenía que procurar estar ocupado durante los seis meses que iba a pasar allí.

También tendría que escribirle a Kris; había decidido comentarle que estaría trabajando en el castillo; las demás explicaciones tendrían que esperar hasta que se vieran.
Descubrir la historia fue detrás de la familia de su ahora esposo, fue interesante. Descubrió que el castillo había sido construido en la época de Francisco I, por un Chauvigny que había estado al lado del monarca, pero que fue alejado de la corte por seducir a una joven en la que el mismo Francisco I tenía puestos los ojos.
El que Henri de Chauvigny se casase posteriormente con la muchacha, no conmovió el corazón de Francisco I hacia él. Ese incidente solo era un ejemplo de la vasta historia de los Chauvigny, localizada en Francia. A las once de la noche, cerró el libro y subió a su habitación.
Ese momento había estado en su mente desde que se dio cuenta de que compartirían el dormitorio, BaekHyun sabía que su esposo lo hacía con la única intención de que todo fuese más desagradable para él, y así era, pero no por la razón que ChanYeol imaginaba. Él pensó que al joven fértil le atormentaría su inalcanzable presencia estando a su lado en la cama, pero el verdadero temor de BaekHyun era el deseo que ya vio una vez en sus ojos, surgiera de nuevo y lo destruyese por completo.
La habitación estaba vacía.
BaekHyun encendió la luz, con cuidado cerró la puerta del baño mientras se cambiaba para irse a dormir.

No salió de allí hasta que no se puso la bata de seda que ChanYeol le compró. Pero no debió haberse molestado. No había señales de él, las sábanas de hilo estaban frías y al deslizarse entre ellas, BaekHyun se dio cuenta de que extrañaba su cama en su casa de Londres. De repente, lágrimas de infelicidad brotaron de sus ojos al pensar lo que sería su vida, si no hubiese tenido la mala suerte de encontrarse con ChanYeol. Ya le había costado el trabajo, por el cual se había esforzado, y le gustaba bastante.

¿Cuánto más tendría que soportar antes de que lo dejara libre?

No le oyó acostarse, y cuando se despertó por la mañana, él ya se había ido, así sucedió día tras día. Una de las camareras le llevaba el desayuno a la habitación.
BaekHyun disfrutaba del placer de estar sentado en la cama observando cómo el sol acariciaba las vides mientras el comía croissants recién hechos, bebiendo café caliente, comenzó a descubrir cosas sobre el mismo que no había tenido tiempo de conocer antes; algunas eran agradables, otras no tanto y entre ésas, estaba la sensación cada vez más fuerte de como ChanYeol lo perturbaba.
Tenía la costumbre de evitar estar en su habitación cuando él regresaba de los campos por la tarde.

Había algo en el aroma de su piel que la hacía experimentar sensaciones y emociones que ignoraba que existieran.
Una noche durante la cena, sonó el teléfono. ChanYeol fue a contestar y regresó con el ceño fruncido.

—Era el padre de Jessica —dijo con brevedad y siguió cociendo —, quiere conocerte. También desea hablarme sobre la venta de su tierra. Les invitaré mañana a cenar.

BaekHyun no dijo nada, le daba pena el padre de Jessica, quien tenía una imagen de su hija diferente a la realidad, tal vez habría soñado que se casase con ChanYeol.
Sus días habían caído en la rutina, BaekHyun sabía que debía estar agradecido por la ausencia de su esposo, pero comenzaba a sentirse inquieto cada vez que él salía. Pasaba una parte de la tarde en la torre sur. Desde allí tenía una vista excelente de los campos y a menudo, inconscientemente su mirada se dirigía hacia ChanYeol, el cual se encontraba trabajando en ellos.

Después de estar en los campos durante el día, ChanYeol bajaba a las bodegas todas las noches cuando terminaban de cenar, para revisar los niveles de vino de las cubas, que corrían el peligro de evaporarse conforme llegaba el verano. BaekHyun no le ayudaba en eso. ChanYeol ni siquiera le había invitado a ver los campos, a pesar de que debía saber que le interesaba. Y el menor no se lo pediría.

Incluso se había acostumbrado a compartir la cama con su esposo, no alcanzaba a percatarse a qué hora ChanYeol se iba a dormir, puesto que él ya se encontraba durmiendo, y en las mañanas él se iba mucho antes de que abriese los ojos.

 [ChanBaek] Black MailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora