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Para su sorpresa, aquel desayuno le supo mejor que nunca, asumió que era porque normalmente no tenía la presencia de su marido mientras desayunaba. Tuvo que reconocer que tal vez este hecho tenía algo que ver con la mejora de su apetito.

Apartó a un lado la enorme taza de leche y se dio cuenta de que ChanYeol le observaba. La taza pesaba bastante, y había estado sosteniéndola con ambas manos, mientras bebía su contenido.

—Pareces un niño —le dijo el mayor sonriendo.
—Pero no lo soy. Soy un joven fértil de veintidós años.

Cuando estaban por salir, ChanYeol le abrió la puerta, al verlo, pensó que era en realidad la imagen que proyectaba... un hombre sensual y apasionado.

Nantes era una ciudad mucho más grande de lo que BaekHyun había imaginado, y se estaba preguntando cómo se las arreglaría para no perderse, definitivamente se sorprendió cuando ChanYeol le comentó que lo acompañaría mientras hacía sus compras.

—Pero tus negocios...
—Una visita a un viñador, que no me llevará más de media hora. Iremos a verle después de comer. Si no voy contigo, te cansarás demasiado. Pareces olvidar que estás embarazado. ¿O es que desearías olvidarlo?

—Ojalá pudiese olvidarlo todo —estalló BaekHyun casi a punto de llorar.

Era ridículo, pero comenzaba a estar celoso de su propio hijo; celoso por la preocupación y cuidado de ChanYeol, que no disimulaba su desdén hacia el menor.

— ¡Ojalá que nunca hubiese ido a Chauvigny, ni permitido que me chantajearas a esta farsa de matrimonio, y así nunca hubiese concebido a tu hijo!

Observó a ChanYeol ponerse pálido, y se hubiese alejado de él, si no lo hubiese detenido, cogiendo su muñeca.

—¡Escúchame! —le dijo entre dientes —. Ódiame todo lo que quieras, BaekHyun, pero el niño no tiene la culpa de nada, y nunca, entiéndelo bien, permitiré que sepa que su madre le tuvo algún resentimiento.
—Una madre a quien su padre desprecia —le recordó BaekHyun con amargura —. ChanYeol, deja que me vaya, divórciate de mí...
—¿Y permitir que a mi hijo lo eduque otro? ¡Jamás!

En silencio, ChanYeol lo llevó a las mejores tiendas.

En una de ellas, a BaekHyun le encantaron unos preciosos cochecitos para transportar bebés, pero eran costosos, por lo que comenzó a pensar en algo más práctico; para su sorpresa, ChanYeol se detuvo y le hizo observar una cuna que se balanceaba suavemente al tocarla.

—Le quedará pequeña al niño enseguida —comentó BaekHyun, apesadumbrado, pero en vez de alejarse, ChanYeol le dijo a la vendedora:
—A mi esposo le gusta, aunque no se atreve a decirlo. Nos la llevaremos. Tal vez pronto le quede pequeña a nuestro hijo, pero ya habrá otros.

BaekHyun comprendía bastante bien el francés, sobre todo si hablaban a velocidad media, pudo seguir la conversación y agrandó los ojos ante semejante mentira. ChanYeol había adoptado una personalidad que casi no reconocía, y cuando los brazos de la dependienta estuvieron llenos de juguetes, Baekhyun se sentó, esperando que ChanYeol siguiera con sus compras.

—Siempre reaccionan así con el primero —le dijo la mujer a BaekHyun sonriendo —, orgullosos y excesivamente afectuosos.

¿ChanYeol orgulloso? ¿Afectuoso? BaekHyun volvió a mirarle.

Parecía estar divirtiéndose mucho.

—¡No necesitaremos eso! —protestó, cuando él insistió en comprar un coche de bebé, demasiado lujoso.
—Te gustará sacarle a pasear cuando haga buen tiempo —dijo ChanYeol —. Y te será más fácil empujar este cochecito.

Tardaron dos horas en abandonar la tienda y cuando salieron al sol otoñal, ChanYeol le agarró del codo a BaekHyun.

—BaekHyun, te propongo que hagamos una tregua. Yo no puedo consentir que nos separemos, pero te doy mi palabra de que no se repetirán los acontecimientos que han generado este presente.
—¿Y qué quiere decir eso? ¿Qué estás condenándonos a una vida de celibato? ¿O qué reanudarás tus relaciones con Jessica, sabiendo que ya no puede obligarte al matrimonio?

Él se enfadó, y lo llevó hacia un portal sombreado para que no pudieran oírlos.

—¡Ya basta! ¡Estás decidido a creer lo peor de mí! Todo lo que intentaba hacer era decirte que no tienes por qué temblar cada vez que me acerco a ti. No comes. Te veo pálido y agotado...
—¿Y crees que todo eso va a cambiar, al decirme que no necesito temer... tus no deseadas atenciones? —BaekHyun estaba al borde de la histeria —. Me estás condenando a una vida sin amor, a un matrimonio que es una farsa y que no tiene sentido...
—¿Y qué se supone que debo hacer? ¿Dejar que eduques solo a mi hijo porque el presumido ése no se casará ahora contigo?
—Desearía no haber concebido a tu hijo, entonces podría ser libre...

Mientras decía aquellas palabras, BaekHyun se daba cuenta de que eran falsas. No quería ser libre; y de todas maneras, nunca lo sería. Lo que deseaba era que ChanYeol lo amase con la misma intensidad que el menor lo amaba.

—Esta mañana me dijiste que eras un joven fértil, BaekHyun. Mentiste, porque sigues siendo una niño egoísta y ciego.
—¿Dónde me llevas?
Su esposo lo empujaba a lo largo de la acera, mientras él trataba de detenerlo, en ese momento deseaba estar en soledad.
—A comer, ya he reservado una mesa.
—No tengo hambre —BaekHyun sabía que se portaba como una niño y se arrepintió de sus palabras cuando ChanYeol se dio la vuelta para mirarlo con frialdad, antes de decirle:
—Tal vez no, pero comerás. Si te portas como un niño, BaekHyun, entonces debes esperar que se te trate como tal. ¿Qué intentas hacer? ¿Matar de hambre al bebé? ¿Destruirle antes de que nazca?

BaekHyun palideció.

—¡Eso es odioso!
—No más odioso de lo que has dicho hace unos momentos, pero no obtendrás tu libertad pagando con la vida del pequeño, BaekHyun, y si realmente fueras un joven fértil, no querrías que así fuese.

El restaurante estaba en un lujoso hotel. El maître le murmuró algo a ChanYeol, a quien conocía, y luego BaekHyun sintió la mano de su esposo sobre su brazo, mientras lo guiaba hacia una mesa que había al lado de la ventana, donde estaban sentadas dos personas.

BaekHyun se preguntó que hacían allí JongDae y LuHan, pero antes de que pudiese decir nada, JongDae se puso en pie sonriéndole y lo besó en la mejilla.

—¡Sorpresa, sorpresa! —exclamó LuHan con alegría cuando todos se sentaron —. Estaba tan intrigado por todo lo que JongDae me comentó de Loire, que decidimos pasar aquí nuestras vacaciones.
—Solo estaremos en Nantes hoy, cuando llamé al castillo para preguntar si podíamos ir a verte, ChanYeol sugirió que podíamos comer juntos, ¡qué buena idea! —le explicaba JongDae

A BaekHyun le caía muy bien LuHan y siempre se había llevado bien con él, pero en esa ocasión se le hizo difícil conversar



 [ChanBaek] Black MailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora