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—Así que —murmuró ChanYeol, en apariencia nada afectado por la expresión de su rostro —, estamos de acuerdo. Tienes dos opciones, casarte conmigo... temporalmente, o le mandaré a tu prometido una copia de esta carta de amor. Tienes toda la noche para pensarlo —añadió con frialdad —. Y BaekHyun, no trates de escapar porque te garantizo que tu prometido leerá esta encantadora misiva.

Consiguió ponerse de pie, y pasar al lado de ChanYeol para dirigirse a la puerta, siendo detenido.

—Es extraño, pero tienes clase; una belleza que habla de muros y claustro, pura inocencia. Agradece que te conozca por lo que eres, y no trato de quitarte más que tu tiempo. Si fueras tan etéreo e inocente como pareces, sería... agradable despertarte al amor.

—¿No quieres decir a la lujuria? —dijo BaekHyun, asqueado—. Un hombre como tú, no sabe lo que significa la palabra amor, ChanYeol.
—Entonces, podríamos hacer una pareja excelente, ¿no te parece? —murmuró insultante, mientras mantenía la puerta abierta.
Al llegar a su habitación, BaekHyun no se cambió.

Se quedó sentado frente a la ventana mirando los jardines, bajo la luz de la luna; las lágrimas resbalaban por su rostro, cuando el presente dejó de existir, se convirtió una vez más en el chico de dieciséis años, asustadizo y enamorado.

Todo había comenzado por una broma. Cercana a la propiedad de tía Yuri, vivía una familia, la cual tenía una hija, Sally, quien era varios meses mayor que BaekHyun, cuando él pasaba una temporada con su madrina, ellos solían pasar su tiempo juntos.

Ahora, en el silencio de su habitación, se preguntaba si Sally no habría estado también enamorada de ChanYeol, pero ya era demasiado tarde para hacerse preguntas. La verdad es que él, si se había enamorado del mayor, le veía como a un dios a quien debía adorar. Al enterarse ella de su secreto, solía burlarse de él, hasta el punto de avergonzarlo.

Aquel día había hecho mucho calor. Estaban tumbados sobre la hierba, al fondo del largo jardín de la propiedad de su madrina. Unas horas antes ChanYeol había estado cortando el césped y BaekHyun le había observado con el corazón en los ojos. Él regresaría pronto a Francia porque se le habían acabado las vacaciones y el menor pensaba que su vida ya no tendría sentido.
Como si le hubiera leído el pensamiento, Sally le provocó con astucia.

—¡A qué no te atreves a decirle lo que sientes!
Éste se horrorizó al pensar que ChanYeol se pudiera enterar de sus sentimientos.
—Si no se lo dices tú, entonces lo haré yo —le amenazó Sally.

Por supuesto que BaekHyun le rogó que no hiciera ninguna tontería, y ahora se daba cuenta de que sin quererlo realmente, había aceptado con reservas.

Como afirmó más tarde, con un movimiento de cabeza, escribir una carta no era igual que decirlo, porque él no habló con ChanYeol.
Sally utilizó su talento artístico para imitar la letra de BaekHyun, escribió una carta en su nombre, empleando el papel que tía Yuri le había regalado para su cumpleaños.

Con todo en su contra, no era de extrañar que no hubiera podido convencer a ChanYeol de su inocencia, el menor nunca olvidaría sus palabras, la crueldad y desconsideración hacia sus sentimientos.

BaekHyun estaba en su habitación cuando el mayor fue a hablar con él, después de leer aquella carta. Se ruborizó al verle entrar. Le pareció más atractivo que nunca, llevaba una camisa blanca y unos pantalones negros.
Su presencia le robó momentáneamente el habla, pero al levantar la vista le miró con amor.

—Muy apropiado —se burló al verlo con las piernas cruzadas sobre la cama donde había estado estudiando—, pero siento no haber venido a satisfacer tus deseos, sino a advertirte lo que sucedería si le expresas los mismos sentimientos a un hombre que no estuviera moralmente obligado a protegerte.
—Yo...
—Ahorra saliva, estas libidinosas palabras lo dicen todo.
Abanicó la carta con desdén frente a BaekHyun, que la leyó con incredulidad, aquellas palabras, ciertos deseos, no le eran familiares, no era su expresión en absoluto, las oraciones que sí entendía eran de tal naturaleza, que le hicieron avergonzarse.
—¡Oh, pero no puedes creer... yo no he escrito esto! —le dijo él, pero el mayor permaneció impasible.
—¿Acaso no es tu letra? ¡La he visto en tus cuadernos de la escuela! ¿Qué dirían esas monjas que te educaron si leyeran esta... esta inmundicia?
—¡Yo no la escribí! —volvió a protestar BaekHyun, pero de nada sirvió, él no quiso escucharlo y un infantil sentido del honor impidió que nombrara a la culpable.

Sintió como si hubiese caído en un abismo del que nunca saldría. La forma en que ChanYeol lo miró le hizo avergonzarse, aún más. Olvidó que le había adorado, aquello fue reemplazado por temor, al ver su rostro.

—He oído a mis amigos hablar de muchachos como tú —dejando escapar una palabra en francés que el menor no entendió, pero estuvo seguro de que era un insulto y luego, antes de que se pudiese mover, lo acercó hacia sí y mientras lo acariciaba sin compasión, le oprimía los labios con los dientes hasta hacerlo llorar de dolor—. Espero que hayas aprendido la lección —dijo al momento de liberarlo —. Aunque no sé por qué razón lo dudo. Para chicos como tú, el dolor y la degradación son parte vital del placer, ¿o no? ¡Puedes agradecerme que no se lo cuente a tía Yuri!
BaekHyun se desplomó cuando él se fue.

Le sangraba la boca, su piel ardía y aunque no comprendió ni la mitad de lo que leyó en la carta que se suponía había escrito, trató de esforzarse por entender, pero le costó trabajo porque su única fuente de conocimientos eran sus padres, las monjas, y lo que le habían contado algunos compañeros de la escuela cuyo conocimiento práctico, era menor que el suyo.

Sobresaltado, volvió al presente cuando alguien llamó a su puerta. Frunció el ceño. Si era ChanYeol, no podría soportar que le atacase de nuevo.

—BaekHyun, soy yo.
Suspiró aliviado al reconocer la voz familiar de JongDae. Su jefe tenía la expresión interrogante cuando el joven le abrió la puerta.
—¡Y bien! ¿No me lo querías decir o para ti también ha sido una sorpresa?

—Sabes que estoy comprometido con Kris —deseó poder contarle a JongDae sus problemas, pero se contuvo.

 [ChanBaek] Black MailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora