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—Me gustaría lavarme... —comentó el menor.

—Bajaré para que una de las camareras suba a ayudarte.

BaekHyun se estremeció al pensar que volvería a quedarse solo.

—¡No me dejes! —suplicó.
ChanYeol se quedó mirándolo, pero a BaekHyun no le importó lo que revelaran sus palabras.
—¡No me dejes, ChanYeol! —repitió —. ¡Tengo mucho miedo!

Las lágrimas que trató de controlar durante el tiempo que estuvo prisionero, corrían por su rostro.

ChanYeol cruzó el espacio que los separaban para cogerlo en brazos y llevarlo al baño.

—No te dejaré —le prometió, tranquilizándolo —, pero tenemos que desinfectar estas heridas. ¿Quieres que yo lo haga? Nunca he sido enfermero, así que tendrás que tener paciencia conmigo si soy torpe.

BaekHyun notó que el tono suave de su voz fue deliberado para controlar su histeria y si hubiera tenido orgullo, le hubiese despedido para bañarse por sí mismo. Después de todo no estaba inválido, pero cada vez que abría la boca para hablar, recordaba el sótano y la debilidad le impedía hacer otra cosa más que agradecer su ternura.

—BaekHyun, sé honesto conmigo —le dijo el mayor de pronto, arrodillándose frente a él, mientras le aplicaba un antiséptico a las rodillas raspadas —. Cuando le preguntaste al médico sobre el bebé, me dio la impresión de que realmente te preocupabas por él.

BaekHyun se mordió el labio inferior. ¡Qué ciego era! Por supuesto que le preocupaba su hijo. Después del mayor, era lo más importante de su vida.

—BaekHyun, se que las circunstancias de nuestro matrimonio no han sido ideales, pero estamos casados, pase lo que pase ambos tenemos responsabilidad hacia el niño —hizo una pausa como si buscase las palabras adecuadas y BaekHyun, quien nunca le había visto titubear, se sintió conmovido con ello.

Le tenía muy cerca, tanto que podía tocarle, y sin embargo, estaba muy lejos. Podía tocar su piel, más no su corazón.

—¿No podemos hacer una tregua por el bien del niño? Te doy mi palabra de que no forzaré mis... atenciones sobre ti, ni te avergonzaré con aventuras como la que tuve con Jessica, y a cambio... —se levantó de pronto, tomando sus manos y mirándolo a los ojos —. A cambio sólo te pido que ames a nuestro hijo. ¿Qué dices, BaekHyun, llegamos a un acuerdo?

¿Qué podía decir? ¿Qué era injusto que se lo pidiese ahora cuando sus defensas se habían derrumbado, su corazón ansiaba ternura y su cuerpo protección?

—De acuerdo —lo dijo en voz tan baja, con tanto dolor, que ChanYeol tuvo que inclinar la cabeza para oírlo.

Se apoyó en su esposo como una criatura agotada mientras éste lo envolvía en una toalla y le llevaba de regreso a la habitación.
Le sirvió un vaso de vino y el menor dio unos sorbos con cautela.

—Te ayudará a dormir —le dijo ChanYeol, animándolo a beber un poco más —. Trata de comer un poco de ensalada, mientras yo hago una llamada telefónica.
Había un teléfono en el dormitorio y la culpabilidad se apoderó de él, al escucharle al mayor disculparse por la rapidez con la que salió de la secretaría.
—Te he causado muchos problemas.
—La verdad, sí —su sonrisa enigmática lo hirió más que las palabras, porque tuvo la sensación de que había un significado escondido detrás —. De todas formas, hubiese regresado mañana —le aseguró ChanYeol —. BaekHyun, antes de que te duermas, hay algo de lo que tenemos que hablar. Aunque no la has mencionado, sé que Jessica tiene algo que ver en todo esto —apretó los labios y BaekHyun comprendió que no habría compasión para la mujer que había sido su amante —. Desgraciadamente, las circunstancias me impiden acusar abiertamente a Jessica por lo que ha hecho, pero puedes estar seguro de que le dejaré claros mis sentimientos, y le sugeriré a su padre, que ya es hora de que regrese a París... para siempre.

—¿Y madame Gertrude?
—Huyó cuando estábamos en los sótanos. ¿Quieres que la persigan?
BaekHyun movió la cabeza de un lado a otro, negando.

¿Para qué?, no le diría las tonterías que imaginó al estar encerrado, ya había pasado todo, y la culpable era Jessica... no aquella mujer que utilizó.

—Ahora, trata de dormir, yo estaré en el vestidor. Trabajaré durante un rato, y luego me iré a la cama, pero estaré a tu lado si me necesitas.

ChanYeol había estado durmiendo en el vestidor desde la noche del baile. Nadie comentó nada al respecto y BaekHyun supuso que si el personal se había dado cuenta, lo atribuía a su embarazo. Los fértiles en estado de gestación tenían fama de tener rarezas durante su estado.

El té lo ayudó a relajar sus músculos, y el ruido que hacía ChanYeol en el vestidor lo tranquilizó, finalmente consiguió dormir.
Soñaba... estaba encerrado en un cuarto oscuro, y a pesar de que gritaba nadie lo oía. La oscuridad lo atemorizó, y aunque le rogó a Jessica que lo dejase salir, la mujer reía con frialdad. En su sueño, BaekHyun le prometió que se marcharía y que nunca regresaría. Pero la francesa no hizo caso. Se le acercaba cada vez más diciéndole a BaekHyun con crueldad, que nunca lo dejaría libre.

El sueño se esfumó cuando ChanYeol lo sacudió para que despertase, y se asustó al darse cuenta de que los sollozos que había oído en su sueño eran los suyos. Estaba empapado de sudor, sin embargo tenía mucho frío. Le castañeaban los dientes y en la penumbra pudo ver el disgusto reflejado en los ojos de ChanYeol. Se disculpó por haberle despertado.

—No estaba dormido —le dijo —; ¿BaekHyun, creías que Jessica tenía la intención de dejarte allí abajo para siempre?
—Sí se me ocurrió, pero en el fondo, creo que solo quería asustarme.
—¿Para qué te fueses del castillo? Eso fue lo que dijiste durante tu pesadilla.
—No solo fue por Jessica, siempre le tuve miedo a la oscuridad —se estremeció al recordar el sótano y como si su esposo le hubiese leído el pensamiento, lo cogió en sus brazos.

Al sentir la humedad de su piel contra el mayor, BaekHyun se dio cuenta de que debía estar duchándose cuando le asustó.
ChanYeol le retiró el cabello revuelto de la frente, y se quedó mirándolo.

—¿Estarás bien ahora?
—ChanYeol, no me dejes —repitió las mismas palabras que antes, pero en esta ocasión con otro significado y BaekHyun no se atrevió a mirarle al darse cuenta de lo que había dicho —. Tengo mucho frío y estoy asustado —no mentía, pero más que eso era la necesidad de tenerlo a su lado abrazándolo, aunque solo fuese para protegerlo de sus pesadillas infantiles.
—¿Quieres que me quede? Eres muy confiado, BaekHyun. ¿O me estás probando para ver si puedo mantener mi palabra? No te preocupes, estás a salvo.

Él no estaba seguro de querer estarlo. Su esposo se metió en la cama a su lado, protegiéndolo con el calor de su cuerpo y llenándolo de un deseo más poderoso que sus anteriores temores.

—Sellamos nuestro acuerdo —le recordó él —. La confianza será la base de nuestra relación, BaekHyun. ¿Confías en mí?
Se le había secado la boca y tuvo que respirar profundamente para evitar temblar. Los labios de ChanYeol se posaron con suavidad sobre los del menor, rozándolo con una habilidad tan sensual, que lo dejó deseando que prolongara el beso.
—Confía en mí, BaekHyun —le dijo al oído.
Volvió a besarlo pero sin pasión, solo con dulzura, y aunque BaekHyun supo que lo hacía para tranquilizarlo, se quedó desilusionado.
¿Qué había esperado? ¿Qué en el momento que lo tocase, su deseo cobrase vida y no pudiese evitar hacerle el amor?
Cuando lo soltó, desvió la mirada porque no quiso que leyese en sus ojos lo que sentía.
—¿Lo ves? ¡Puedo comportarme de manera civilizada!
Pero podía reconocer que le atraía el ChanYeol, que lo amó debajo de los árboles mientras llovía.
¡Si pudiese quedarse entre sus brazos durante el resto de su vida, sintiendo el latido de su corazón!

Cerró los ojos con temor, aunque los brazos de ChanYeol mantenían a raya las pesadillas que lo habían torturado.
Cuando finalmente se durmió junto a su esposo, no soñó.

 [ChanBaek] Black MailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora