Capítulo 17

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-Buenos días mamá -Saludó Natalie al llegar a la cocina con su uniforme ya puesto.

-Hola mi amor -Natasha besó su mejilla.

-¿Dormiste bien? -Preguntó curiosa la rubia.

-Eso no importa -Negó metiendo unos papeles a su portafolio -Apresúrate, te dejaré yo en la escuela.

La pequeña asintió. Terminó su fruta y su jugo para después correr escaleras arriba y lavarse los dientes. Natasha terminó su café y colocó los trastes sucios en el lavadero de la cocina. Suspiró y se tragó el nudo que tenía en la garganta. Volteó y se sorprendió al ver a Steve ahí. Lo ignoró y caminó a la alacena para sacar unas gomitas de tamarindo.

-¿Vas a comer eso? -Preguntó Steve.

Natasha no contestó, sólo caminó a su portafolio de nuevo y guardó sus dulces favoritos. Fijó su vista en la meceta de la cocina buscando las llaves de su auto. Las vió y las tomó.

-¡Natalie! -Gritó Natasha llamándola.

-¡Voy! -Respondió de vuelta.

-Siempre la voy a dejar yo -Steve dijo sorprendido.

-Tengo que hablar con la directora de un asunto -Dijo neutra la rusa -Nos vemos luego.

Tomó su bolso y su portafolio y salió de la casa para caminar hasta su auto. La rubia corrió hasta el vehículo y subió para que su madre pudiera arrancar.

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-Señora Romanoff -Saludó la señora Macnamara -Tome asiento. Es un placer tenerla aquí.

-Gracias, directora -Sonrió -Pues, como entenderá o se imaginará, mi visita tiene un motivo, no suelo venir muy seguido.

-Casi nunca -Concordó -¿Qué se le ofrece?.

-Como se habrá enterado -Hizo una pausa -Tomé un caso muy complicado, por así decirlo.

-Ah, claro -Se recargó en su asiento -El caso de ese narcotraficante, ¿no?.

-Así es -Asiente -Es muy, cómo decirlo, difícil, peligroso.

-Claro que sí.

-Bueno, usted sabe que tengo familia y lo más importante es mi hija -Sacó un sobre -Quiero que me permita poner algunos guardias en la escuela y un guardaespaldas para Natalie.

-Wow... -Contestó la morena -¿No cree qué eso es muy exagerado? Yo sé que puede ser peligroso, pero no creo que venga aquí.

-Realmente no sabemos -Atacó -Estamos... queremos estar precavidos, quiero estarlo -Le entregó el sobre -Y quiero silencio, discreción más que nada -La mira -¿Qué dice?.

-Claro que sí -Abrió el sobre y sonrió -Siempre es un placer tenerla entre nosotros.

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-Deberías estar en casa -Logan entró a la oficina de su sobrina.

-No -Contestó -Tengo mucho que hacer aquí. En casa no tengo nada más que estar acostada.

-A eso me refería -Dijo obvio -Deberías estar conbatiendo el duelo que tienes.

-¿Qué duelo? -Alzó la vista levantando la ceja.

-El que tienes aquí -Señaló su corazón -Puedes fingir estar bien, pero esos ojos -Señaló su mirada -Esos ojos dicen mil y un cosas más.

-¿Ahora pueden decifrarme? -Preguntó incrédula -Es ridículo.

El Inicio del Fin (Romanogers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora