Bajó de su auto como solía hacerlo atrayendo la mirada de los empleados que se encontraban afuera de su empresa. Vestía un traje color blanco con accesorios negros y lentes del mismo color que ellos. Estaba seria, llevaba tiempo sin sonreír más que a su hija.
Entró por la puerta llevándose las mismas miradas de los empleados de adentro, sus dos guardaespaldas le seguían el paso, llevaban con ella tres semanas y contando. Subió al elevador, esperó a llegar a su piso y salió de él para dirigirse a su oficina. Entró saludando a su nueva secretaria, la antigua había renunciado después de los sucesos que habían pasado. Entró a su oficina dejando a sus matones afuera de ella.
Suspiró y se quedó un par de minutos de pie viendo todo como solía hacerlo desde que había vuelto. Ya no se sentía la misma, eso era claro, ya no era lo que había construído todos esos años, ya no se sentía conectada con nada de eso, con nadie... esto ya se había vuelto una rutina y lo estaba odiando.
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.Alex entró tocando despacio a lo que ella le hizo una seña de que podía pasar, de que podía entrar. Él se sentó frente a ella y le entregó sus folders. Natasha sabía lo que eran, llevaban el nombre impreso de ellos en la parte delantera.
-Es en una semana -La vió -Necesitamos que testifiques.
-Ya dí mi declaración -Contestó seria -La corroboré dos días después, no es necesario que vaya y lo testifique frente a un juez.
-Pero sería más peso si vas. El jurado necesita ver lo que pasó, neces...
-Necesitan encerrarlos y pudrirlos en la cárcel. Mira, Alex, tienen muchos cargos en su contra, bastantes a decir verdad, sólo un imbécil los dejaría libres.
-Pero...
-Sin peros -Alzó la vista -Llevas el caso, gánalo y listo.
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.Abrió la puerta de su casa y la cerró tras ella soltando un suspiro.
-¿Mami? -Preguntó Natalie desde el segundo piso.
-Ya voy cielo -Respondió.
Se quitó los tacones que venían matando sus pies, su saco y subió las escaleras hacia la habitación de su hija. Tocó despacio y abrió la puerta para entrar y verla en la orilla de la cama escribiendo en una libreta que ella misma le había regalado.
Natalie la vió y dejó la libreta a un lado, se metió entre las cobijas y se hizo a un lado para que su madre se sentara y pudiera darle las buenas noches. Natasha le prendió su lámpara se noche, besó su cabeza y esperó a que su hija se quedara dormida para irse. Se levantó de ahí con cuidado, se dirigió al ventanal que daba al valcón y lo cerró con seguro, revisó el baño, el clóset, toda la habitación quedándose segura de que todo estaba bien. Salió dejando la puerta medio abierta para que así pudiera escuchar algún ruido, algún desperfecto.
Bajó las escaleras de nuevo y se dirigió a la sala, quitó el cuadro que adornaba una de las paredes y colocó la alarma de la casa, llámenla paranóica, pero desde aquél día nada era lo mismo, nadie, ni ella era la misma. Colocó las cosa de nuevo en su lugar y se sirvió un vaso de vodka de sabor pera, últimamente era su favorito y con el se tragaba esas lágrimas que todos los días amenazaban con salir.
Se sentó en el sofá con los pies arriba y de un solo trago se tomó todo el contenido del vaso que tenía su mano. Se limpió una lágrima que estaba bajando por su mejilla.
-Una Romanova no llora.
Natasha no era la misma desde que despertó dos días después de su rescate en el hospital, despertó diferente, no hablaba, no comía, sólo su expresión cambió cuando su hija entró por la puerta de su habitación en el hospital. Su expresión cambió por completo, parecía que ella había vuelto a la vida. Todos sabían que para la rusa su motor siempre había sido su hija, siempre había sido ella, parecía que Natasha al verla se le había iluminado la vida. Pero ellos sabían que no había sido del todo. Los primeros días en el hospital se levantaba asustada y alterada, Clint jamás la había visto así, intentaba calmarla, pero no lo lograba del todo. Natasha había cambiado, todos la veían así, su forma de hablar, de expresarse, de actuar, su forma de ser ya no era la misma, sus ojos ya no brillaban, estaban oscuros... en todas esas semanas ella no había querido hablar con nadie de lo que había sucedido en su secuestro, era claro que Alexis la había dañado y no físicamente hablando, sino sentimental y mentalmente.
Ella era conocida por soportarlo todo, era muy difícil atacarla de un modo psicológico, así que cualquier cosa que él le haya hecho o dicho, la había cambiado. Ya no era la misma, ya no.
Colocó su vaso a un lado suyo en la mesita junto al sillón, se levantó y apagó las luces de la parte de abajo. Tomó su bolso y subió a su habitación, dejó un poco abierta la puerta, se quitó la ropa que llevaba y se colocó su pijama, se acercó a su ventanal y lo vió ahí... de nuevo.
Steve iba todas las noches y se quedaba en su auto vigilando la casa un rato, cerró con seguro y bajó las persianas como ya era costumbre. Se acercó a su cama y abrió el cajón de junto, sacó su libro y lo abrió viendo su arma. Volvió a dejar todo en su lugar y se acostó quedando con su vista a la puerta, eso era una mala señal, no iba a poder dormir.
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.-Vamos, alza la cara.
Alexis la tomó a la fuerza y la hizo ver.
-¿Querías qué te torturara? -Preguntó riendo -Ahí lo tienes. Yo conocí a tu tío, conocí a toda tu familia -La soltó -Y tu padre fue el único junto con Olena quienes me despreciaron, se ganaron mi odio completo.
La sentó en una silla y la amarró. Prendió el televisor frente a ella y un video comenzó a correr.
-¿Reconoces esa casa? ¿La conoces? -Sostuvo su cabeza -Pero claro que la conoces, ahí creciste -Soltó una risa -Mira, allá vas corriendo a la entrada.
-Apaga eso -Susurró.
-Oh, ¿por qué? Ya viene la mejor parte.
Natasha quiso cerrar los ojos y no pudo, Alexis la estaba obligando a revivir ese momento, aquél momento.
A lo lejos se vió a sus padres por una ventana y se vió a ella junto a ellos cuando una bala traspasó el cristal. Natasha soltó una lágrima y Alexis una risa.
-¡Yo estuve involucrado en tu familia desde hace años! ¡Yo llevo años vigilándote desde las sombras! -Le abrió las piernas y se colocó de rodillas frente a ella -Yo pedí que grabaran todo y, ¿sabes quiénes me ayudaron? Tus amigos o bueno, en ese entonces tu amigo Alexei.
Se despertó exaltada con una mano en el pecho, su respiración estaba acelerada y poco a poco ella se calmó, no podía permitirse un ataque, menos estando sola con su hija. No había sentido en qué momento se había quedado dormida, pero ese sueño siempre se apoderaba de ella, ese recuerdo que ya había enterrado y que la hicieron vivir de nuevo. Lamentablemente no era el único recuerdo que Alexis la había hecho ver.
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El Inicio del Fin (Romanogers)
FanficSegunda parte de Mi Nueva Vida. Natasha Romanoff es una excelente abogada, empresaria, esposa, amiga y madre. Ha salido de varios conflictos y contratiempos en su vida con ayuda de sus amigos y de su familia, pero, ¿qué pasa si alguien viene en busc...