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-¿Qué cosa eres?.-Se dignó a preguntar.-Y no es pregunta retórica, hablo en serio.


-¿Qué acaso no te das cuenta? Soy una neófita, gracias a ti, por tu culpa soy un monstruo, he perdido todo, Hoseok me dejó, el Conde también, y espero que tu igual, porque por tu culpa soy como soy ahora.-Mascullé.-Dime como puedo volver a la normalidad.


-Matándote, esa es la única forma que puedes estar en paz, no hay hechizo en el mundo que te haga volver a ser humana, o te mueres, o vives siendo un vampiro como yo.


¿De verdad quería pasar el resto de mi vida eterna junto a él?, ¿siendo un vampiro?


-Yo no quiero ser como tú, quiero volver a ser humana.


-Pues que pena.-Respondió.-Yo ya te di las dos opciones, tu sabrás cual tomar.


(...)


Con Suga decidimos irnos lejos de Transylvania, lejos de Hoseok, lejos del Conde, lejos de mi familia que ni siquiera se dignaba a preguntar por mi, llamarme, dejarme algún recado, nada.

Preferí seguir adelante, Suga cada vez aceptaba que yo era como él, un monstruo sin sentimientos, sin pudor, cada vez afrontaba mis problemas como neófita, y él, disponía de toda su paciencia para ayudarme, para ser más fuerte.

Cada vez me iba enamorando más profundo de él, y sabía que también él estaba sintiendo lo mismo por mí, quizás no con la misma fuerza, pero algo pequeño se valoraba. Nos fuimos a vivir a Canadá, como la primera vez que fuimos, pero la intención ahora es otra, vivíamos tranquilos, lejos de la gente, lejos de los problemas, me sentía en paz por primera vez. Obviamente que las peleas entre los dos eran muy frecuentes, seguíamos adelante a pesar de querer matarnos cada vez que una situación incómoda se aproximaba.

Comencé, de a poco, sentir un ser dentro de mí, no quise decirle nada a Suga, pero se enteró de todos modos una noche en que no paraba de quejarme por los fuertes dolores que sentía en mi vientre, me sentó, y conversamos. Creí que me dejaría, y lo hizo.


6 meses pasaron desde que Suga se fue, me dejó sola afrontando mi embarazo.

6 meses en que Suga creía que el feto era de Hoseok y no de él.

6 meses esperé su llegada, pero nunca pasó.


Los siguientes 3 meses que me quedaban pasaron muy rápido, mi vientre dejó de crecer pero la molestia, los dolores, las contracciones frecuentes se hacían cada vez más dolorosas, más para mi ya que estaba sola en Canadá y no contaba con ninguna amiga o amigo.


Rompí la promesa de Suga, de salir a la calle a buscar a algún amigo que me ayudara en mi etapa de madre luchona, y lo conseguí.

Conocí a un chico llamado J.M, no me quiso decir su nombre real, ya que era muy reservado con su vida privada, por suerte mía, era uno de los míos. Se ofreció a ayudarme en los últimos meses que me quedaban, así que cada día iba a mi casa a ayudarme con las cosas de la casa, como por ejemplo; mantenerla limpia.

Le conté sobre Suga y su desconfianza hacia mí, no me dijo mucho ya que al nombrar su nombre permaneció en silencio, algo me decía que lo conocía o que eran enemigos.


-Ese tal "Suga" no te merece, nunca debiste irte con él, sabiendo como era.-Rodó los ojos.-Más encima te deja sin siquiera tú explicarle que no tuviste nada íntimo con ese "Hoseok", ¿o me equivoco?.-Alzó ambas cejas.


-No que yo recuerde.-Pensé.


-Con tu respuesta me dejaste claro que sí hubo algo más.-Se levantó de su asiento y se dispuso a recoger todas sus cosas, como signo de irse.


-Hey, ¿ya te vas?, quería preparar algo especial para hoy.


-No te preocupes, en la nevera dejé todo lo necesario para que puedas sobrevivir.-Al momento de abrir la puerta principal para marcharse, dejó de moverse, al encontrarse cara a cara con Suga, quién se dignó a volver para quién sabe qué, sus miradas se cruzaron, J.M siguió su camino y Suga también.

Al momento de volver a estar solos, Suga dirigió su mirada hacia mí, con ojos tristes de verme en aquel estado, no me sentía horrible pero tampoco me sentía con ganas de maquillarme lo suficiente, el feto me estaba comiendo por dentro y me debilitaba.


-¿De dónde lo conoces?.-Preguntó tranquilo.


-No iba a quedarme toda la vida encerrada, así que lo conocí saliendo al centro.-Respondí mirando mis manos.


-Aah...-Miró como jugueteaba con mis manos.-Se nota que no es de aquí.


-No.


-¿No me vas a preguntar en dónde estuve todo este tiempo?.


-Tú tampoco me haz preguntado como he estado yo.


-¿Cómo estás?.-Sonrió ladino, achinando sus ojos pequeños.

|Esclava de un VAMPIRO| SUGA | BTS | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora