Capítulo 7. ¡¿Qué?!

42.9K 4.6K 661
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





—No friegues— me quejé un tanto encolerizada mientras miré el reloj. —¡Mierda!

No podría creer que mi vestido haya decidido joderme precisamente hoy cuando estaba la conferencia más importante de mi jefe. Conferencia en la cual tenía que participar. «¡Maldito cabello que te habías metido en la cremallera de mi vestido!» Malditas manos que bajaron la cremallera y que ahora no pueden subirla.

«Qué jodida estoy»

Faltaban diez minutos hasta la que los accionistas iban a llegar y yo aún no estaba ni vestida por completo. Mi jefe iba a matarme hoy. No había de otra. Iba a morir de sus manos.

Al inicio pensé en pedirle ayuda a la estúpida de Carina, la asistente personal número uno del jefe, pero ella estaba en su despacho, dándole una mamada al señor Sinclair. ¡Ojalá se ahogue! No podría soportarla. Esa mujer de piernas largas y rostro angélico era mi peor pesadilla. Delante de Iker se mostraba como una perfecta sumisa y una víctima, pero una vez que él desaparecía empezaba a sacar su lado de arpía y dar órdenes. Evidentemente, yo la puse en su maldito lugar...y esto me costó un trabajo suplementario.

—Señorita Flow...— escuché la voz de mi jefe y levanté la vista mientras conservaba mis manos en la espalda, esforzándome en subirme la cremallera. —¿No debería estar en algún otro lugar, como por ejemplo la sala de juntas?— levantó una ceja mirándome de forma exigente.

«Madre de Dios, dame paciencia o lo agarro a golpes ahora mismo.» ¡Dios, es que siempre me pone de mal humor!

—Estaba a punto de...— me detuve cuando lo vi cerrar la puerta con la llave y dirigiéndose hacia mí con determinación, emanando furia por cada poro de su piel.

«No es el momento de joderme carbón. «No es el maldito momento. »

—Basta de excusas—dijo—¿Quién demonios se cree para desafiar mis órdenes constantes de esta manera?— espetó con tanta mala leche que mi sangre empezó a arder.

Te conozco x los zapatos ©®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora