Capítulo 2. Ya lo odio

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Hola 💛,
Como siempre estaré esperando sus comentarios para saber si los está gustando. No olviden dejarlos. Besos.

 Besos

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Mi padre siempre decía que debía encontrarle el lado bueno a cualquier situación mala.

«La vida no es nada más que un carrusel.» Ahora te sube a las nubes y en unos momentos te ahoga en aguas oscuras. decía: —Tú procura siempre encontrar el lado positivo de las cosas e intenta buscar un beneficio personal en cada desastre. «Conviértete en la mano derecha de los problemas y siempre verás la salida.»

¿Qué había yo entendido de todo esto? Que debía convertirme en la mano derecha del Amo de hielo. ¿Qué planeaba? Divertirme. El único problema era que su nueva mano derecha, en este punto, su segunda mano derecha—yo, deseaba abofetearle esa maldita cara continuamente.

La carrera que yo soñaba no tenía nada que ver con el lugar en el cual me encontraba. Sus zapatos caros y extravagantes eran pura mierda para mí. Tenía muchas cosas más que necesitaban mi dinero que un par de zapatos que tienen su marca, aunque así podría pisotearle el nombre con mis propios pies.

El estómago se me retorcía con solo pensar en él y esto que apenas lo había conocido. Jodidamente atractivo, arrogante nivel, Dios y la maldad personificada. El capullo más pedante, narcisista y creído que he conocido en toda mi vida. Un asco para el corazón, pero una bendición para la vista.

—Dime cómo le gusta el café al rey— espeté sarcástica y molesta en cuanto a mi amiga, Irina, contestó al teléfono.

Una risa incontrolable se escuchó de la otra parte del teléfono.

—Es el demonio personificado.— añadí—, nunca nadie logró caerme tan mal en un tiempo tan corto.

—¡Ay, Mila!— continuó riéndose—Cuidado con que no te esté escuchando. Mila, Mila, creo que necesitas camomila.— siguió burlándose.

—No te burles y dime de una vez, o vendrá histérico aquí y temo que lo voy a castrar.

Le gusta el café corto italiano con un poco de miel. No pongas azúcar porque se enoja y mucho menos leche porque tiene intolerancia.

—¿Intolerancia a lácteos, dices?— sonreí mordiéndome el labio. —Oye, una cosa nada más, ¿cómo me pongo en contacto con Armani?

—¿Qué?

—El amo de hielo necesita un traje nuevo.

Qué cosa, Mila— se rió— Me cae que te tomó la cara. Su tío es el dueño de esa empresa.—me aclaró.

—¿Qué?— Alcé la voz y luego la bajé de inmediato—¿Cómo?

Luego te cuento, deja los chismes y ponte a trabajar flojita. Te quiero mucho e intenta no llevarle la contraria mucho.

—¿Y si no, qué?

Supongo que te marcará en su lista.

—¿Su lista?

¿No leíste la nota que te dejé, verdad?

—Es una ofensa pensar que tú pensaste que iba a pensar en leerla.— me reí mientras me senté en mi asiento, rodeándome con él de un lado al otro hasta que escuché a alguien toser detrás de mí.

—Señorita Flow, ¿está usted una persona normal?—El señor Sinclair estaba de pie en umbral de mi despacho que servía de antesala al suyo. Su voz tenía una nota dulce como la Nutella. Mejor dicho, pedazos de Nutella helados.

¿Debería decirle el motivo por el cual llegué tarde hoy? Quiero explicarle que, sin querer, cuando salí del garaje, le toqué y arruiné la parte lateral de su porche blanco. No, mejor me callo y le dejo el honor de enterarse por sí solo.

—¿Qué hace perdiendo su tiempo y desperdiciando mi poca paciencia mientras anda de chismosa al teléfono?— Me levanté para sostenerle mejor la mirada; estaba claramente cabreado y me miraba fijamente con los brazos cruzados sobre su pecho duro. Deslicé la mirada de él para no darle tanta atención a sus ojos azules oscuros maravillosos y a su pelo tras un polvo reciente y rápido.

—Si no hubiera hecho esta absurda y sin importancia llamada, tal vez ahora mismo me estaría estresando y matando la cabeza por el perfecto traje que usted necesita pero, ahora sé que el dueño de Armani es su tío así que me limitaré en mandarle un simple correo diciéndole que voy de su parte y ...asunto arreglado.

«¡Trágate, imbécil!»

«Hay Mila, eres un genio. «Ahora sí le callaste la boca al prepotente.»

—Señorita Flow, en ningún momento dije que puede usar mi nombre para sacar un beneficio propio, sea de cualquier forma.— dio un paso hacia mí y luego otro— Quiero que arregle este asunto por su cuenta y teniendo en cuenta que tienen tiempo para hablar por teléfono en las horas de trabajo, quiero que vaya personalmente hacia la empresa para traerme el nuevo traje. De todos modos, no le pasará nada si camina un poco— me miró de arriba para abajo—, no le faltaría cuidar un poco su silueta.— se enderezó la cornada mientras fijó su mirada en mis piernas.

—Mi físico no entra en discusión. No me contrató por cómo me veo sino por lo que puedo hacer.

Le sostuve la mirada mientras él se me acercó más.

«Respira, Mila, respira. «Este hombre es capaz de oler el miedo.»

—Eres tan linda cuando crees que tienes el poder de llevarme la contraria— apretó la mandíbula mientras siguió caminando hacia mí, haciéndome retroceder ciertos pasos hasta que mi cuerpo chocó con la pared.

Pero,¿qué le pasa?
Sus ojos tenían su propio vocabulario. Diablos, qué idioma más pervertido.

—¿Es usted una perra corporativa?— preguntó en cuanto me sopló en el cuello, haciéndome sentir un ligero escalofrío que atravesó todo mi cuerpo como un tsunami en cuestión de segundos. —Déjame decirle que aquí cantará y bailará bajo mis órdenes.

—Señor Sinclair, será usted quien pone los términos aquí, pero soy yo quien pone los límites cuando se trata de mi cuerpo y usted me está tomando el espacio personal— lo enfrenté mientras que su pecho aplastaba mis senos sin que nuestras manos pongan un límite. «¡Dios me dominaba emocionalmente! »—así que si no quiere quedar castrado le recomiendo que se aleje de mí.

—¿Esto es lo que quiere, señorita Flow?— movió su nariz por mi mejilla mientras una sonrisa seductora se formó en sus labios, una sonrisa que hizo que mis piernas empiezan a temblar—Pídemelo de una manera dulce y lo haré.

—¿El rey quedó insatisfecho con el polvo de hace rato?— pregunté mientras lo imité y acerqué mi nariz a su cuello, inhalando su frío y carismático perfume mientras jugaba el papel de dama seductora. —¿El señor necesita algo más? Diversidad,novedad, extravagancia...¿será que esto es lo que pasa a mi jefe?—Con una cierta inquietud, levanté mis manos y las deposité sobre su pecho firme y cálido. —Lo siento por usted— lo empujé de repente—, pero estas pompas no juegan en su equipo.

—Desde ahora en adelante, cada desafío tendrá su castigo, señorita Flow. No pienso tolerarle ni una más.— se dio la vuelta con frustración y rapidez, caminando hacia la puerta y desapareciendo de mi vista.

¿Realmente no tenía nada mejor que hacer que dar portadas como un adolescente? Ahora toda la empresa sabrá que la nueva asistente personal número dos del jefe logró llevarlo al límite desde el primer día.

¿Cupido, qué pasó marica si yo soy buena gente? ¿Por qué siempre me rodeas de pendejos o solo disparas a uno de nosotros? Así no se puede. Colabora, por favor, y mándame a alguien digno de mi corazón. ¡Ah! Y para mi jefe, dale un buen polvo para que deje de fastidiarme tanto.

Te conozco x los zapatos ©®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora