Capítulo 21. Su otra cara

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Gracias por cada comentario y voto que me regalan a través de los capítulos y más que todo por cada sentimiento que me hacen sentir mientras estoy leyendo sus reacciones.
❣️

Buena lectura estrellitas 😘


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Hay cosas por las cuales uno se arriesga a llegar al infierno...

«Juégate esto ordinario con corazón de Satan, ¡Brinda por esto!»

En ese punto dos cosas estaban seguras.

Uno, estaba dispuesta a alterarle hasta las moléculas de su feroz ADN para hacerlo sufrir. Iker Sinclair iba a entender muy pronto que cada demonio tiene a su diabla. Y esa afirmación no tenía ningún rastro de romanticismo, sino crueldad pura.

«Jajajaja Mila eres peor que una cucaracha voladora»

«Ríete ahora, pendeja, porque como bien sabes lo que das, regresa como un bumerán. Atte: Tu cerebro, que no va con tus decisiones.»

Dos, su cara era todo un poema.

Cerré los ojos y alcé la mirada al techo. Si seguía viéndole esa cara, iba a estrellarme en una carcajada y a adelantarme. Y yo no quería que él tuviera ni la menor duda con referencia a mi broma. Durante unos momentos será «El papi arrogante», luego iba a aclarárselo. Solo quería verlo morir y ya.

—¿Estás segura?— se aclaró la voz y preguntó mientras deslizó la mirada de la prueba que se encontraba en su mano hacia mí. Me tensé al instante. —Evidentemente lo es.— añadió y expiré aliviada.

«Vas a arder al infierno, Milla.», exclamé hacia mis adentros.

Podía oír la sangre corriendo por mis venas y sentir los latidos acelerados de su corazón. Su rostro se había puesto un tanto pálido y sus manos mostraban un cierto temblor, pero en el mismo tiempo conservaba la misma posición segura, elegante y jodidamente atractiva.

—Es lo que es.— soltó de repente. —¿Qué propones que hagamos?

«¿Hagamos? ¿Qué propongo? No llegué tan lejos con mi plan...»

—Tú eres el experto.— repliqué mientras que mis neuronas corrían en busca de un desarrollo. «¡Puto Iker! Siempre debes llevar todo a otro nivel... ¿No pudiste limitarte a un paro cardíaco?»

—¿Qué?—me dedicó una mirada escéptica.

—El experto en maravillosas...propuestas—susurré, y la última palabra apenas resultó audible. ¡Joder, aún me molestaban mucho sus palabras!

«¿Qué? ¿Dónde está la crisis que deberías hacer, dónde quedó el desmayo, dónde es mi drama?»

—Lo que dije en esa noche fue una tontería— habló con rapidez, dejándome envuelta en titubeos. —Quise recibir una respuesta y fue lo único que se me ocurrió.

Te conozco x los zapatos ©®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora