Capítulo 30. Encerrada pero libre

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Estrellasssssssssss 💛
No morí, no abandoné la historia, me tardé unos días porque estoy ante un examen de m****a. 😁 Seguiré actualizando pero hasta en el 19 de Noviembre no serán diarios. ☹️ luego de nuevo volverán los capítulos diarios.
Seguiré actualizando.
Seguiré actualizando.
No la voy a pausar.
Besos 😘



Besos 😘

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Estaba completamente e irremediablemente fuera de lo normal. Cuando me avisó de que me quedaré encerrada con él, no pensé que lo había dicho en serio. Al inicio no le había dado ningún crédito, pero luego, cuando entendí que lo tenía en mi maldita sala mirando el TV esperando a que mi ducha acabe, entendí que no había sido una broma. Literalmente era la jodida realidad. Hubiera sido mejor si hubiera decidido irse para su casa. Simplemente, tomar su puto trasero y caminar, o subirse en una raqueta y hacer un paseo hacia la luna, pero no, él debía estar allá. Usando mi electricidad y retando los límites de mi tolerancia.

«Piensa en todo lo que estás haciendo. Si sabes cómo es, si sabes qué pretende y dónde quiere llegar, ¿por qué no tomas una decisión racional? , Atte.: Tu cerebro»

«¡Cagala, Cagala, Cagala! Guácala seriedad. Cágala con confianza. Atte: neurona bailarina distraída»

—¿Vas a salir hoy?— escuché su voz tranquila, acompañada por unos suaves golpes en la puerta, y al instante mi cuerpo se tensó.

«En cuanto te largas de mi casa. Ojalá sea pronto, ya que me aburrí de quedarme aquí debajo de la ducha»

—Cinco minutos— alcé la voz, quejándome mentalmente.

—Y un demonio— exclamó y abrió la puerta, entrando en el baño y haciéndome agarrar la toalla a toda prisa para cubrirme el cuerpo mojado.

—¡Estoy desnuda!—bufé incómoda, mirándolo con el ceño fruncido y mil preguntas en mi cabeza. —¿Qué haces?— cuestioné confundida en cuanto lo vi sacándose la camisa y el pantalón. ¡Oh! Y los bóxers también.

«Oficialmente Iker Sinclair representa el antónimo de la palabra púdico. «Esto, y de la estima más alta que una vez me han dado por ver.»

—Si tú no vienes a mí...—musitó en voz masculina, juguetona y seria mientras agarró un pedazo de mi toalla, arrastrándola y tirándola en el suelo. —Voy yo a ti—añadió al mismo tiempo que pasó su mirada por mi cuerpo desnudo.

Su mirada perturbadora y misteriosa se posó en la mía y su mano se apoderó sobre mi abdomen, empujándome ligeramente contra la pared fría y mojada de cristal templado de la cabina de ducha, bajo la lluvia artificial y cálida que caía sobre nuestros cuerpos desnudos.

Cruzó sus dedos con los míos, sosteniéndome las manos sobre la pared, mientras que su mirada me fijaba con una expresión poco conocida o que podía darme cualquier indicio de lo que su mente tenía planeado. Odiaba su silencio y la forma en cuál sabía esconder todo lo que pensaba o concebía poner en práctica.

Te conozco x los zapatos ©®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora